El título de la entrada es un dicho que repetía bastantes veces P, compañero del circo y un tío buenísimo como profesional y como persona. Y es un dicho que tiene mucha verdad.
Esta introducción viene a cuento de que ya hace más de seis meses que fui promocionado y sigo cobrando lo mismo que antes. Los problemas se multiplican, la disponibilidad aumenta al igual que las horas, pero el sueldo sigue igual de magro. He hablado con mi jefe y me da largas diciéndome que ya llegará el momento. Espero que sea pronto. De momento he tenido que hacer la recomendación de subida de sueldo de la gente de mi departamento (tampoco me ha llevado mucho tiempo, que somos tres) y supongo que mi jefe lo habrá hecho de mí. En la hoja excel que me dieron (la excel, la mejor amiga del ingeniero) había un apartado para proponer subida de sueldo por cambio de responsabilidades.
Esperaré a ver qué pasa, pero me da a mí que no va a ser lo que yo quiero o creo que me merezco en comparación con otros. Porque lo que pasa cuando estás en el hacer presupuestos y cosas de esas es que terminas viendo lo que ganan otros y eso me hace ver que hay diferencias entre mí y otros jefes de departamento. Es cierto que soy el último mono y que mejoré mi sueldo cuando entré en la nueva empresa, pero no entré como jefe, sino como indio y esto de ser jefe ya me ha llevado a varias noches de insomnio o de dormir mal además de tener que trabajar fuera del horario de trabajo. Sin ir más lejos estas vacaciones no he podido desconectar prácticamente nada.
Parece que me quejo y es verdad, aunque lo que estoy haciendo creo que lo estoy haciendo bien y más o menos me encuentro cómodo en una empresa mucho mayor que el circo y mucho menos homogénea. En esta empresa, como en cualquiera, hay gentes de muchas edades distintas y de muchas profesiones y especialidades distintas, no como en el circo en el que todos éramos similares y la diferencia de edad no era tan grande.
Estoy bastante a gusto en la empresa y hemos recibido felicitaciones por varias partes por hacer bien nuestro trabajo en el departamento. Eso es una completa novedad. A mí en 12 años en el circo jamás me felicitaron y más bien parecía que las cosas se hacían a pesar de nosotros en vez de gracias a nosotros. El que te den una palmadita en el hombro o te digan que somos unos cracks es algo que, la verdad, sienta muy bien.
Pero me falta algo más. Quiero que ese reconocimiento y esa asunción de responsabilidades se materialice en un sueldo mayor. Creo que voy a esperar este mes a ver si tenemos las reuniones de fin de año y me comenta mi jefe qué es lo que cree que me merezco.
Si no, pues volveré a decirle que quiero hablar con él y se lo plantearé a ver qué me cuenta. Y tal vez sea buena cosa empezar cualquier tema de asunción de responsabilidades como dice P: "si quieres que te cante, la pasta por delante".