El desierto de los tártaros


—Dígame, teniente: ¿está aún el comandante Bosco? ¿Da aún clase de tiro?
—No, señor, no creo; está Zimmermann, el comandante Zimmermann.
El desierto de los tártaros, Dino Buzzati.

Hace un tiempo puse un post con una poesía de Cavafis y, en los comentarios, Hombre Revenido me comentó que le recordaba a un libro de Dino Buzzati que se llama El Desierto de los Tártaros. Así que con cierto retraso he llegado por fin a leérmelo. Y he hecho bien. Es un libro muy bueno. Es cierto que no es muy optimista. Más bien lo contrario.

El relato se centra en un jóven, Giovanni Drogo, que llega a una fortaleza fronteriza como teniente. Intenta irse, pero no lo consigue. A partir de ahí se va adentrando en los miedos y aspiraciones de los componentes de la guarnición y como esperan el ataque de los tártaros. Ataque que no llega.

Se retratan esas vidas consumidas esperando un momento que nunca llega. Ese momento de heroicidad que justifique su existencia, el tedio acumulado, el haber rechazado hacer realidad sus sueños... Se nos muestra un catálogo de personajes muy variopinto: mandos estrictos, pelotas, oficiales desencantados, jóvenes con ganas de comerse el mundo, despistados. Hay traiciones, rivalidades, amistad, desencanto...

A mí me ha recordado mucho a El Castillo de Kafka. Hay algo agobiante y descorazonador en toda esa vigilancia sin que pase gran cosa. Se escudriña el horizonte esperando que vengan los tártaros, se interpretan las sombras, los movimientos, el paso de las estaciones en función de ese enemigo invisible (o no tanto): "Todos allí dentro parecían haber olvidado que en alguna parte del mundo existían flores, mujeres risueñas, casas alegres y hospitalarias. Todo allí dentro era una renuncia, pero ¿a qué, por qué misterioso bien?"

Tampoco quiero destripar el libro, aunque lo más importante no es la historia en sí, sino el ambiente que crea que te hace a ti también esperar que pase algo y que los personajes tengan alguna satisfacción. Ese ambiente desasosegante y que te hace querer leer, pero a la vez te exaspera creo es un efecto querido por el autor y a mí me ha recordado a un libro de Javier García Sánchez que se llama El Alpe d'huez sobre una etapa ciclista y en la que cada subida a cada puerto era exasperantemente lenta y descorazonadora.

El paso del tiempo, la vida, es descrito de esta manera: "Hasta entonces había avanzado por la despreocupada edad de la primera juventud, un camino que de niño parece infinito, por el que los años discurren lentos y con paso ligero, de modo que nadie nota su marcha. Se camina plácidamente, mirando con curiosidad alrededor, no hay ninguna necesidad de apresurarse, nadie nos hostiga por detrás y nadie nos espera, también los compañeros avanzan sin aprensiones, parándose a menudo a bromear. Desde las casas, en las puertas, las personas mayores saludan benignas, y hacen gestos indicando el horizonte con sonrisas de inteligencia; así el corazón empieza a latir con heroicos y tiernos deseos, se saborea la víspera de las cosas maravillosas que se esperan más adelante; aún no se ven, no, pero es seguro, absolutamente seguro, que un día llegaremos a ellas. ¿Queda aún mucho? No, basta con atravesar aquel río de allá al fondo, con franquear aquellas verdes colinas. ¿No habremos llegado ya, por casualidad? ¿No son quizá estos árboles, estos prados, esta blanca casa lo que buscábamos? Por unos instantes da la impresión de que sí y uno quisiera detenerse. Después se oye decir que delante es mejor, y se reanuda sin pensar el camino. Así se continúa andando en medio de una espera confiada, y los días son largos y tranquilos, el sol resplandece alto en el cielo y parece que nunca tiene ganas de caer hacia poniente. Pero en cierto punto, casi instintivamente, uno se vuelve hacia atrás y ve que una verja se ha atrancado a sus espaldas, cerrando la vía del retorno. Entonces se siente que algo ha cambiado, el sol ya no parece inmóvil, sino que se desplaza rápidamente, ¡ay!, casi no da tiempo de mirarlo y ya se precipita hacia el límite del horizonte; uno advierte que las nubes ya no se estancan en los golfos azules del cielo, sino que huyen superponiéndose unas a otras, tanta es su prisa; uno comprende que el tiempo pasa y que el camino un día tranquilo tendrá que acabar también".

Una mención al lenguje empleado y a la traducción. Se emplean palabras realmente poco usuales y el esfuerzo de traducción ha tenido que ser muy importante y desde aquí se lo agradezco a Esther Benítez. Un ejemplo: "Todo seguía como antes, los centinelas permanecían en sus puestos, caminando de un lado a otro por el espacio prescrito, los escribientes copiaban los informes haciendo rechinar las plumas y mojándolas en el tintero con el ritmo habitual, pero desde el norte estaban llegando hombres desconocidos que era lícito presuponer enemigos. En las cuadras los hombres almohazaban los animales, la chimenea de las cocinas humeaba flemáticamente, tres soldados barrían el patio, pero ya pesaba sobre todo un sentimiento agudo y solemne, una inmensa suspensión de los ánimos, como si la gran hora hubiera llegado y nada pudiera pararla.". Otro: "Entre tanto, el reloj de pared frente al escritorio continuaba triturando la vida, y los flacos dedos del coronel, secados por los años, se obstinaban en relimpiar, con ayuda del pañuelo, los cristales de las gafas, aunque no hubiera necesidad".

Un buen libro, muy bueno. Es gran literatura, aunque tal vez por lo mismo no apta para todo el mundo ni para todos los estados de ánimo.

Comentarios

  1. Supongo que el poema sería "Los bárbaros", y tienes razón, sigue la vía de Kafka.

    Uno de los 500 libros que me llevaría a una isla desierta.

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  2. Este me lo salto. Es el tipo de libros que me desespera…y si además es descorazonador, no estoy yo en un momento vital bueno para que me descorazonen.
    Además, yo tengo muy asumido que no llego a los libros muy muy buenos, que soy rubia.

    Lo del comandante Bosco…es coña, no??

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  3. Este me lo salto. Es el tipo de libros que me desespera…y si además es descorazonador, no estoy yo en un momento vital bueno para que me descorazonen.
    Además, yo tengo muy asumido que no llego a los libros muy muy buenos, que soy rubia.

    Lo del comandante Bosco…es coña, no??

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  4. Desasosiega y es totalmente kafkiano. El desierto, los enemigos que no llegan, el calor. Hay un silencio malsano. Totalmente recomendable.

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  5. Magnífico análisis. Lo kafkiano está presente, sí, a mí también me recordo a "El Castillo". Es claustrofóbico, denso... y a la vez lúcido y sencillo.

    Los seres humanos siempre esperan que suceda algo, que el futuro sea mejor, que todo haya merecido la pena, y eso no siempre sucede.
    Una de las cosas que Drogo descubre es que uno está casi siempre solo en un sentido estricto: Nadie avanza por nosotros, nadie sufre por nosotros.

    Me han entrado ganas de leérmelo otra vez.

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  6. ¿No te has marcado un spoiler muy gordo diciendo que los tártaros no llegan nunca? Espero que no, que eso se cuente al principio del libro, porque si que parece apetecible.

    El párrafo del paso del tiempo me ha parecido muy bueno: será que estoy muy sensible con el tema.

    Y finalmente, ¿comandante Bosco? vaya nivel, Maribel. Creía que eras cabo o como mucho sargento. ;)

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  7. Se me olvidó comentarte la referencia a la traductora. Murió a principios de este siglo, pero fue una de las grandísimas de la traducción de las literaturas italiana y francesa. Cualquier traducción firmada por ella, merece la pena.

    Además, luchó mucho en las asociaciones por los derechos de copyright de los traductores y por la subida de sus "adelantos", lo que todos los que lo fuimos como profesionales le agradecimos mucho.

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  8. NáN, sí, el poema era esperando a los bárbaros. La traductora es muy buena y esa intrahistoria no la conocía.

    Bichejo, este libro puede hacer que seas menos rubia.

    Hermano E, es difícil no hacer espoiler. Lo lees y me cuentas luego como lo hubieras hecho.

    Hombre Revenido, me alegra que te guste la reseña y que te entren ganas de leerlo de nuevo. Es un efecto doble rebote porque gracias a ti lo he leído yo.

    Jaal, estamos de acuerdo en que es un libro muy bueno.

    Y sí, lo de Bosco está en el libro y no me lo he inventado!

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