Entre limones
Con este libro empezamos las andanzas de 2015 del club de lectura. Y, claro, es un libro malo, malo. Lo nuestro parece una maldición gitana. Es que no hay manera de que salga un libro bueno. Es que ni a propósito.
Por contar un poco, en este libro el autor nos narra su vida en las Alpujarras desde que decidió vender todo lo que tenía en Reino Unido e irse con su familia a Granada. Se podría suponer que el libro daría para unas risas, para situaciones cómicas, que tendría algún propósito, pero, de todo eso, nada de nada. Es un libro que no se sabe a dónde va. Es una sucesión de anécdotas, pero yo diría que el nombre de libro le viene grande. Claro, que eso es mi opinión personal dado que hoy en día cualquiera es escritor o al menos escribiente.
Por supuesto, todos los extranjeros que viven por allí son extraordinarios, excéntricos y encantadores. Mientras que entre la fauna autóctona abundan los descreídos, tramposos y de mentalidad cerrada. También hay especímenes de buen corazón, pero son los menos.
Es disperso, aburrido y bastante insulso. Para mí ha sido tiempo perdido. No me ha aportado absolutamente nada y ese tiempo hubiera estado mejor empleado en cualquier otra cosa.
Dicho todo esto, también tengo que decir que, en su sinsustancia, es un libro que no daña. No quieres arrancarte los ojos como con Joyland, ni te desesperas hasta casi el suicidio como con la casa de la alegría. Tampoco se abandona con desesperación como la larga marcha. También salen cabras, pero no son las cabras. Y eso es lo único positivo que puedo decir del libro.
Recomendaría que nadie perdiera el tiempo en leérselo, pero si al final lo hacéis, que sepáis que hay muchas cosas peores. Diría, para resumir, que es una mierda de libro, pero no huele especialmente mal, no tiene ponzoña en su interior. No sé de qué hablaremos cuando hagamos el podcast porque es un libro sin chicha, no creo que salga mucho caldo. Espero que hayamos empezado por el peor y vayamos hacia arriba y el premio limón sea para entre limones, pero a lo mejor el título es premonitorio y este año este libro va a marcar tendencia... veremos.
Yo no he subrayado ni una sola línea que me pareciera digna de mención, que me resultara graciosa o que me haya hecho reflexionar. En fin, un erial.
Tendréis otras reseñas, espero que más elogiosas y seguro que más interesantes en los blogs de Carmen, Paula, Bichejo y Juanjo.
Pues sí, no daña. Pero como tampoco aporta pues mal. Por un lado me gustaría que fuera lo peor del año y por otro creo que lo de ser tan anodino y ser de enero no le va a sentar del todo mal y a lo mejor se libra...
ResponderEliminarHabía oído cosas buenas sobre el libro: que era simpático y optimista, etc... pero veo que no estás de acuerdo.
ResponderEliminarLo de que los españoles salgan mal retratados me da penita, la verdad, y le pasa a tantos extranjeros! Yo tenía unos amigos (españoles) que vivieron en el extranjero y hablaban con un asco de los de ese país (no diremos cuál), sobre todo daba la impresión de que según se bajaron del avión ya se habían hecho una idea súper concreta de cómo eran y ya nada les iba a hacer cambiar.
Bueno, si ha vendido un millón de libros seguramente mucha gente ha visto algo en este libro que yo no.
ResponderEliminarMás que optimista y simpático, Loquemeahorro, yo creo que es simple y plano. Tampoco agrede, pero es totalmente insustancial.
Bichejo, eres una competidora nata. Ya estás pensando en no llevarte el premio limón, pero ¿qué más bonito que llevárselo por este libro?
Yo el tema de que los españoles son malos porque sí no acabo de verlo. Y es que a cualquiera que llega nuevo a un pueblo tan poco cosmopolita se le marca como "el forastero". Y el forastero es un imbécil que no sabe nada y que además es un aprovechado porque tiene dinero y puede sólo por eso comerse lo mejor y cagarse en lo más limpio, cuando ellos que llevan allí generación tras generación se limitan a la subsistencia. Todo esto legitima que al forastero se le pueda tratar de esquilmar porque es una acción casi de justicia. Si uno es forastero siendo de Madrid no quiero ni pensar por lo que habrá pasado este simple de la vida, le tienen que haber hecho trajes como para llenar la sección masculina de unos grandes almacenes.
ResponderEliminarÉl lo dice. Cuando hablan los españoles siempre hablan mal del otro para luego añadir que son amigos.
ResponderEliminarRespecto a la legitimidad de engañar... en fin, si las dos partes están de acuerdo no es engaño. Otra cosa es como el paisano que le vendió la finca y se la iba vaciando mientras estaba que se iba o no.
Yo creo que vendió porque el autor había sido batería de Génesis.
ResponderEliminarLo leí porque me lo recomendaron y bueno, por una vez, casi coincidimos.
Pues parece ser que solo fue batería en un single, Pseudosocióloga. Si es por eso, lo rentabilizó estupendamente.
ResponderEliminarLo que dices de su desprecio a los españoles, puede ser. Yo creo que en Australia hubiera despreciado a los australianos. El problema es social, no nacional. el se siente superior porque ha elegido penurias, mientras que los otros son pobres y rústicos porque no tienen otro remedio. Es de una hipocresía sublime.
ResponderEliminarTambién se une el que es Englishman. Los ingleses son bastante despectivos respecto al resto de la humanidad, Carmen.
ResponderEliminarYo me lo leí en el verano del 2007 y coincido contigo. ¿Sabías que el autor era el batería del grupo Genesis?
ResponderEliminarRecuerdo del libro que una cabra se tiraba un peo y a la vez escupía como escupen las cabras...
Fue batería solo para un single y lo echaron, Martillo Pilón. También luego se adorna el CV como todos.
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