Nudos y Cruces
"Sin embargo, los comentarios más frecuentes en Edimburgo no hablaban de la horca, sino de algo que uno de los bibliotecarios resumió contundentemente con estas palabras: «Es inconcebible que esto suceda aquí, ¡en Edimburgo!». Al parecer, los asesinos en serie eran un asunto propio de los callejones brumosos del sur y de las Midlands, no de esta ciudad de tarjeta postal. Quienes lo escuchaban asintieron con la cabeza, horrorizados y apesadumbrados ante aquella ineludible realidad, tanto para las dignas señoras de sombrero mustio como para los matones de los barrios periféricos, los abogados, los banqueros, los corredores de bolsa, las dependientas y los vendedores de periódico"
Ian Rankin. Nudos y Cruces.
A raíz de escribir la reseña del club de lectura he decidido ponerme al día respecto a lo que llevo leído. Es bastante poco, pero prefiero hacerlo cuando todavía me acuerdo del libro y quiero llevar aquí la cuenta de lo que voy leyendo y mis impresiones al respecto.
Me he leído el primer libro de la serie de Rebus de Ian Rankin. Es una serie bastante renombrada en el mundo de la novela policiaca. Tiene un montón de libros, más de diez y yo, que ando huérfano desde que terminé con Harry Hole, me lancé a ver si me enganchaba.
Lamentablemente no ha sido así. No me ha entretenido casi nada. Ni la historia me ha gustado ni he conectado con el personaje del inspector Rebus. La historia es la de unos asesinatos que parece que están relacionados y la del inspector Rebus y su pasado. No pinta mal, pero a mí no me ha interesado nada.
Y no sé muy bien decir por qué. Creo que hay algo en la historia de Rebus y sus pesadillas que no me acabo de creer. Me parece que hay bastante impostura y artifiosidad. No lo compro, pero también entiendo que tenga sus fanes y que sea exitoso. Es otro tipo de público, sin duda.
Un subrayado:
"Y mientras, no lejos de ese mismo pub, aguardaría un coche de la policía cuyos ocupantes nada podían hacer salvo infringir montones de reglas y reglamentos o despotricar contra los negros abismos del delito. Había delitos por doquier. Eran la fuerza vital, la sangre de la vida: engañar, eludir, esquivar a la autoridad, matar. Cuanto más alto llega un delincuente, más sutilmente se adapta a la legalidad, de modo que únicamente algunos abogados podrían ponerlo al descubierto, pero siempre estaban dispuestos a recibir sobornos. Dostoievsky lo sabía perfectamente, el puñetero había sentido que se le acababa la vida".
En fin, a lo mejor a alguno de vosotros os da por leerlo o ya lo habéis leído. Si lo habéis leído y os ha gustado podéis poner en los comentarios qué es lo que habéis visto que yo me he perdido.
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