Coplas de ida y vuelta

Por la mañana voy sola al trabajo. Son unos pocos kilómetros acompañada por la radio matutina y mis pensamientos. Se me ocurren un montón de ideas estupendas para el blog que olvido en el momento en que saco la llave y pongo el pie en el suelo. Me gusta ese rato de soledad que suele ser el único del día, salvo que me acueste más tarde que ND. Pienso en mis cosas, ya os digo que muchas serían dignas de un post pero se me olvidan, me cabreo con los torpes y los listos del camino, comento las noticias con el locutor, zapeo entre las emisoras, … Muchas veces no soy consciente de cómo he llegado hasta el aparcamiento.

Luego llego a la oficina, me pongo a los campos de girasoles y se me va la jornada. Generalmente volando.

La vuelta es distinta. A la vuelta muchas veces me acompaña E. En realidad me acompaña durante toda la jornada porque tenemos un chat permanentemente abierto, pero su presencia física sólo se materializa en el viaje de vuelta a casa. E no conduce, vive cerca de mi casa y las dos trabajamos en el mismo lugar aunque no en la misma empresa. Así que la llevo de vuelta. Ella llega antes a casa (a mesa puesta en casa de mamá, qué envidia), se ahorra a la gente del metro que huele tan mal (E dixit) y yo llevo una estupenda conversación de vuelta.

Conozco a E desde la carrera. Yo tenía mi grupo y ella el suyo, al que yo me apuntaba de vez en cuando. Luego coincidimos en clase de francés. O más bien deberíamos llamarlo club del libro en la mesa cero porque debimos de ir a menos de la mitad de las clases y solíamos hablar de libros. Al empezar a trabajar las dos inauguramos un chat estupendo. Nos sabemos nuestras vidas al dedillo aunque hasta hace dos a lo mejor nos veíamos una vez al año. Coincidimos en un montón de cosas y llevamos vidas parecidas. Lo cual no quita para que nos pongamos cabezotas y de lo más reiterativas cuando no estamos de acuerdo, cada una erre que erre a lo suyo. Casi nunca ya hablamos de libros porque nos tiene comido el seso el lado oscuro de la maternidad. A veces volvemos a hacer novillos y nos vamos de compras al salir de currar.

Me encanta volver acompañada casi todos los días. Matizo. Me encanta volver acompañada por ella casi todos los días. Se empeña en pagarme en especie, léase desayuno, sin saber que ese ratito de conversación me compensa de lejos.

Lo malo para mí es que E también tiene veraneo franquista y se me ha ido hasta septiembre. Hasta pronto E.

¡Ah! Y si no la llevo a la ida es porque ella no quiere, que conste.

En estos meses de soledad de vuelta me dedico a recuperar el tiempo perdido con los Cowboys de Medianoche que oigo en el coche gracias a los podcasts y que os recomiendo fervientemente. Y tengo mucho que recuperar, porque todavía estoy escuchando un programa de enero.

Comentarios

  1. Jo Annie coincidmos en un montón de cosas. Y otambien voy en coche y me gusta eestar sola ese rato, tambien se me ocurren cosas para el blog...y a partir de la mitad del camino tengo una compañera que se llama E. Y que también es un encanto.

    Nada más por hoy.. Buenas noches.

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  2. Creo que se te ha escapado alguna vez y también coincidimos en nombre depila.

    Yo tengo más suerte en los viajes porque no tengo lémur acompañante :)

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  3. Conste que sé que de pila es separado, se me ha ido el espacio.

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  4. Annie!!! Por Dios, que estoy muy llorona, no me hagas estas cosas!!!
    Me están mirando mal mis apañeros porque estoy con el lagrimón puesto... Que sepas que siempre me he considerado muy afortunada de conocerte, de que seas mi amiga, y de que alguien con tu estilo, saber estar, cultura, coherencia y glamour (y tan alta!!!) se digne hablar conmigo, que me desenredo el pelo en el coche...
    Te quiero mucho Annie.

    Tochi.

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  5. Pues perdone usté, señora. No era para tanto.

    Y lo que no es para tanto es lo mío. Sobre todo lo de la coherencia, ejem.

    Ya he dicho que coincidimos en muchas cosas, sobre todo en lo de altas :)

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  6. Ayyyssss, aquí el ingeniero de E. Annie, ahora las charlas políticas me las llevo yo, jejeje....

    Tengo que ir con el Los Santos todo el camino, cuando a mí me gusta ir tranquilito con el KissFM o Radiobesito como lo llamamos nosotros en casa. En fin, está en el contrato, Annie, yo no voy con vosotras en el coche, pero echo mogollón de menos los laboratorios con la "Apañera". Espero que nos veamos prontito.

    Veo que con Molinos habéis montado una piña, tal vez un dia nos montemos una quedada de niños+ingenieros. Estaría, como poco, interesante la cosa.

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  7. Nosotras apagamos la radio. Y a losantos hay que dosificarlo que grita mucho ese señor.

    Estoy deseando esa barbacoa en villatortilla de reencuentro de apañeros.

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  8. Es curiosa la necesidad que a veces tenemos de devolver, pagar o compensar los favores que nos hacen por cariño. Es como si tuviéramos miedo a parecer muy caraduras y no nos damos cuenta de que los buenos amigos cuando hacen un favor es porque les apetece, porque quieren, sin esperar nada a cambio.

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  9. No puedo estar más de acuerdo con tu reflexión Al. Aunque a mí me pasa también.

    Bienvenido.

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  10. Endevé, para un día que me pongo tierna... y lo de los desayunos es lo mínimo, que no pago la gasolina como sería lo lógico (porque Annie no me deja)
    Geniero mío, te voy a matar. Las intimidades radiofónicas en casa.
    Tochi.

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  11. ¿Cabezota y de lo más reiterativa cuándo no estás de acuerdo? Reconócelo, "en desacuerdo y en confianza para expresarlo" es uno de tus estados favoritos.

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