Otro viaje

Sé que hace mucho que no escribo en el blog. La verdad es que no me da el tiempo para muchas florituras y estoy muy, muy liado en el trabajo con un montón de líos y frentes abiertos. Pero, en fin, más vale tarde que nunca.

Pues he tenido que hacer otro viaje. Este ha sido un viaje relámpago aunque la verdad es que ha tenido su miga. He ido a ver al equipo que tenemos en UK que son más majos que las pesetas.

El caso es que para ir a verlos elegí volar y luego alquilar un coche. Yo no sé si lo sabíais, pero en Reino Unido circulan por el lado contrario y eso me tenía bastante preocupado.

De hecho llegué al depósito de coches de la empresa con la que lo alquilé, me fui al coche y me preparé concienzudamente. Puse los retrovisores, ajusté el asiento, puse el google maps... y me puse en marcha. Iba dispuesto a comerme el mundo. Nada podía pararme, salvo el guardia del parking que me dijo que me había equivocado de coche. Era cierto, claro. Con el ansia me había equivocado de coche. Volví por donde había venido y cambié las cosas de sitio y me fui -esta vez sí- en el coche que me habían asignado.

Ya por la autopista no tuve mucho problema salvo el irme un poco hacia la izquierda. Parece ser que esto es habitual. Es difícil hacerte una idea de por dónde va el coche distinta a la que tienes en tu cabeza cuando llevas toda tu vida conduciendo al otro lado.

Pero, vamos, bien. El problema llegó cuando llegué a la ciudad destino que se llama Swindon. Allí estuve más de una hora dando vueltas hasta que conseguí encontrar la oficina. Google maps no me ayudó mucho y tardé un montón en encontrarla. Pasé varias veces por esa rotonda de la imágen que desafía las leyes de la probabilidad porque parece que no todos los días hay accidentes, ni mucho menos.

Salí victorioso, pero me confié en exceso y en uno de mis callejeos por la ciudad me cargué el retrovisor izquierdo por acercarme demasiado a los coches aparcados... en fin, si hubiera encontrado la oficina en una de las primeras cuatro o cinco veces que pasé por ella esto no hubiera pasado, pero... pasó.

Finalmente llegué a la oficina y pude dejar el coche allí aparcado hasta que tuviera que irme. Sentí una gran liberación. Me sentía ligero al caminar sin el yugo de la responsabilidad. Bueno, o a lo mejor la ligereza venía porque como pude comprobar me había dejado la cartera en el coche que dejé en Heathrow, en el que había cogido equivocadamente.

Sí, amigos. Allí estaba yo con un retrovisor roto, sin cartera, teniendo que pagar un hotel y teniendo que comer y cenar. Todo un plan. La verdad es que de que no pasara ni hambre ni sed se encargaron mis compañeros (y sin embargo amigos) y la gente con la que tenía que reunirme. Sin haberlo preparado resulta que me habían pagado el hotel, nos invitaron a cenar y me invitaron entre todos a unas cervezas. A veces la vida te sonrie, aunque sea un poco. Porque además llamé a la oficina de alquiler y me dijeron que sí que tenían mi cartera allí.

En fin, que pasé un día bastante agradable. Es una ciudad que está bastante mejor de lo que me esperaba. Fue un día soleado de otoño que daba gusto. Los compañeros que están allí están bien. Bueno, bien... ¡viven como curas! Y, la verdad, es que estoy contento de como nos van saliendo las cosas.

El viaje de vuelta fue bastante más normalito sin tener ningún problema reseñable. La verdad es que ya había gastado todas las catastróficas desdichas para la ida.

Y poco más tengo que contaros. Espero poder pasarme un poco más por aquí de vez en cuando, aunque hay que reconocer que cada vez voy teniendo menos tiempo y el poco tiempo libre que tengo lo paso haciendo otras cosas antes que escribir en el blog. Sad, but true. La vida, supongo.

Comentarios

  1. Conducir en UK es anti-natura. Yo sólo he ido de copiloto y me pasé todo el camino con la tentación de cambiar de marcha...

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  2. Conducir en UK es anti-natura. Yo sólo he ido de copiloto y me pasé todo el camino con la tentación de cambiar de marcha...

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  3. Alquilar un coche siempre me provoca ansiedad por todo lo que pueda pasar. Y más si se conduce por la derecha. Yo lo he hecho dos veces, la primera casi provoco un infarto al copiloto, similar a los casi infartos que me provocaba él cuando le tocaba conducir.
    A mí me pasa eso (retrovisor roto, cartera olvidada) y me paso medio día llorando.

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  4. Bueno, Bichejo... contranatura... más bien contraaprendizaje. A ellos no les va mal.

    Carmen, es lo que me temía.

    Nisi, yo sí que me preocupé, pero como me dijeron que estaba en la oficina de alquiler pues me tranquilicé.

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