El horror
Quizás me lo tenga merecido. Creo que en el fondo sabía lo que iba a pasar, pero la verdad es que acabo de sufrir una experiencia al borde de la muerte. Bueno, exagero. Ha sido una experiencia al borde del horror.
Por retroceder un poco y poner algunos antecedentes yo me considero una persona interesada en un amplio espectro de temas. Me gusta leer cosas variadas. Igual disfruto una novela de Dickens, que un libro de Pinker, que un Mortadelo y Filemón o que una novela negra nórdica. Me gusta la música. Me gusta el rock, me gusta el pop, me gusta la música clásica, incluida la ópera, me gusta la copla, el flamenco, me gusta Maria Dolores Pradera. Incluso me gusta Julio Iglesias para desesperación de Anniehall.
También me gusta mucho el cine, me gusta mucho el cine clásico, pero también el moderno y no hago ascos a casi ningún género: el Oeste, cine negro, comedias, cine de acción, cine de suspense, thrillers... Incluso he visto películas de Van Damme y Dolf Lundgren en el cine. Todos tenemos un pasado.
Me encantan los museos. Ya sean arqueológicos, de pintura y escultura, de historia natural, de ciencia y tencnología... los de arte moderno no me emocionan. O sí que me emocionan, aunque normalmente para mal.
En fin, que creo que soy una persona con un cierto respeto por la manifestación cultural.
No he mencionado que también me gusta el teatro porque lo voy a enlazar con la siguiente parte.
Me gusta el teatro y dentro del teatro hay una persona que siempre que presenta una obra intento ir a verla. Es Albert Boadella. Habré visto más de diez obras suyas en teatro y muchas han sido momentos de absoluta felicidad. Me parece que tiene un don para el teatro. Para juntar la comedia con las ideas, con la reflexión sobre el absurdo del ser humano. Que recuerde, así mientras escribo, he visto Ubú President, la increíble historia del Dr. Floyd y Mr. Pla, el Nacional, Daaalí, la torna de la torna, la cena, Omena-G, Amadeu, memorias de un bufón... además me he leído un par de libros suyos y vi hace un par de años su montaje de la ópera Don Carlo de Verdi.
Puede decirse que soy un poco groupie. Un fan.
Así que cuando vi que en febrero estrenaba una ópera sobre Picasso me faltó tiempo para comprar la entrada. Eran sólo tres representaciones. Me compré las entradas hace seis meses a lo mejor... hace tiempo. La verdad es que dentro de mí sabía que estaba corriendo un riesgo tal vez innecesario. Pensar en una ópera con música actual es algo que normalmente haría rechinar algo en mí. Pero, bueno, era Boadella y costaba 17 euros. Así que...
Ayer fui a verla. La sala estaba llena. Era la sala grande de los teatros del Canal. Gente de bastante edad, as usual, y una cierta expectación. Yo estaba en la butaca 2 de la fila 5. A tres filas del foso de la orquesta. Una posición envidiable.
Se levantó el telón y... sólo aguanté un acto. En el primer descanso decidí irme. Pocas veces he visto una ofensa tan grande a la música y a la armonía que lo que pude presenciar. Sólo decir que después de tres cuartos de hora tenía dolor de cabeza. No sé cómo explicarlo. Los cantantes eran muy malos, la música era muy mala, la historia prometía, pero no compensaba el resto de horrores. Tengo que decir que la música no es de Boadella, sino de un señor llamado Juan J. Colomer al que no tengo el gusto de conocer ni había tenido el disgusto de escuchar hasta ayer.
Supongo que el mejor escribano echa un borrón, cuando vuelva a representar alguna obra iré a verla, aunque si es una ópera de nueva creación sería más de llevarme las manos a la cabeza y gritar: Manolete, si no sabes torear pa qué te metes!
¡¡El horror, el horror, el horror!!
Pobre, recueeeeerda Ubu presidente para borrar esa representación. Me gusta relativamente Boadella, Ubú me encantó, pero la de Pla psé y La torna de la torna me incomodaba por algo que después entendí gracias a un artículo y que no le pega nada a Boadella.
ResponderEliminarNo me puedo imaginar cómo debió ser para salirse, qué rabia.
ResponderEliminarSólo tengo que decir que hace un tiempo me hubiera sorprendido de lo de doblar una entrada con seis meses de antelación, pero desde que vivo en Múnich o compras con un año de antelación o no queda nada. Así nos pasó con el Circo del Sol, que un año después... Teníamos un hijo ;)
Qué bien hice en no querer ir.
ResponderEliminarA mí me han gustado casi todas sus obras, Pau. Pero ésto ha sido un horror.
ResponderEliminarVaya con Múnich, Eliahh... Qué afición al espectáculo!
Sí que hiciste bien, si