Al final es que se lo creen

De acuerdo con el lema que adorna la entrada: "A cada época su arte, al arte su libertad" La Secesión presenta un programa con un enfoque internacional el cual retoma en sus exposiciones formas de expresión artísticas actuales. La Secesión constituye tanto un sensor del discurso estético, artístico, cultural y crítico social que caracteriza nuestro tiempo como también del significado político que le corresponde. La secesión es un importante foro para el arte joven con postura experimental aunque su concepción también abarca destacadas exposiciones ya establecidas. Textos, catálogos, simposios y conferencias documentan y transmiten las actividades sobre las exposiciones.

La asociación de artistas plásticos, Secesión de Viena es actualmente la casa de exposición independiente más antigua a nivel mundial dedicada al arte contemporáneo.

El programa de las 10 a 15 exposiciones anuales es elegido en base democrática y exclusivamente de acuerdo al punto de vista artístico de los miembros de la junta directiva de la asociación de artistas plásticos de Austria.

El museo es financiado en partes iguales por el sector público, los auspiciadores y los ingresos por conceptos de entradas.
Extraído del folleto en español de La Secesión en Viena.






No os pongo los dibujos y fotografías de miembros amputados porque tampoco quiero castigaros. Bastante castigo tengo con saber que mi entrada ha servido para pagar estas mamarrachadas. Y es que vamos cuesta abajo y sin frenos.

He pecado, pero, creedme, he pagado el precio. En Viena, en menos de medio kilómetro se puede pasar de ver estas absurdeces a esto. Para mí la diferencia está clara y creo que el mundo de la pintura, como el de la música clásica, está perdido para el disfrute. Siempre nos quedarán los museos. Espero.

También es cierto que la razón de que fuéramos allí fue ver el friso de Beethoven de Klimt, pero aprovechar para colarte esas bobadas hace más patente el abismo y eso que a mí Klimt tampoco me parece nada del otro jueves.

Comentarios

  1. A mí Klimt sí que me gusta, aunque no precisamente ese friso, la verdad y Durero ¡Ay, Durero!

    Ese conejo está en la portada de un libro que tengo sobre el autor, y para mí lo representa totalmente, es verlo y sentir algo especial.

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  2. jajaja.. ahora veo mejor la foto con cosas rosas, que por twitter no lo veía bien. Los zapatos esos, a ver si se los dejó olvidados allí alguna drag.... Deberías haberlas llevado a objetos perdidos o algo..

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  3. ¡Zapatos! Pensaba que eran como unos bolsos grandes

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  4. Loquemeahorro, Klimt me gusta, pero no es de lo que más me llama la atención. Y es que esa pretendida verborrea que pretende justificar lo injustificable me pone de los nervios. Un pantalón sucio colgado en una pared y unas letras de poliespán no puede estar expuesto a menos de cien mil kilómetros de Durero.

    Saramaga, un horror. XD

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  5. Pero eso te puede pasar en Viena, en Bilbao , Madrid, Londres y cualquier ciudad donde haya un museo/sala con arte contemporáneo.

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  6. Me parto. Pero lo siento por tu entrada. Y es que siempre pensamos que los timadores están sólo en las ferias.

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  7. Sí, Pseudosocióloga, es cierto. Lo que me pasa a mí es que muchas veces me parece una tomadura de pelo.

    Los feriantes están en todas partes, Carmen. Sin duda.

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  8. Klimt no me gusta. Viena me pareció una ciudad espectacular.

    En cuanto al arte, mi límite temporal está en el impresionismo, con algunas contadas excepciones. Si el museo lleva la palabra Moderno en el nombre, paso. Prejuicio, claro. Pero de los que me ahorran tiempo y malos humores.

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  9. Yo también evito cualquier museo de arte moderno si puedo evitarlo, Bichejo.

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