El Gin Tonic, ese gran desconocido
Este fin de semana me he tomado dos gin tonics en Ávila. Ni puedo recordar cuanto hace que no me tomaba dos gin tonics fuera de casa. Tampoco creáis que en casa me los atizo uno detrás de otro, pero dado que lo de ir de bares en Madrid es algo que está desterrado hasta, supongo, que me toque ir a por uno de mis vástagos que esté en algún bar en un estado lamentable, pues tenemos la botella de ginebra y las tónicas junto con alguna lima roñosa en el frigorífico.
Precisamente mientras nos tomábamos el gin tonic pensábamos en que esta es una bebida que está asociada a nosotros más o menos desde que nos conocimos. Yo me inicié en la bebida con el ron. Siempre me gustó mucho el ron con limón. Luego, por razones de botellón y de que a la mayoría de mis amigos les gustaba el DYC, me pasé al DYC, pero con limón. Por aquellos entonces la ginebra quedaba para cuando se acababa cualquier otro tipo de bebida. Poco a poco le fui cogiendo gustillo. La verdad es que molaba en los tugurios esos por los que iba pedirse un gin tonic y ver como resplandecía con la luz negra discotequera. Me gustaban siempre que no me pusieran nordic mist, tónica que aborrezco profundamente.
Poco a poco fuimos retirándonos de la vida del bar de copas y apreciando más un gin tonic en copa de balón. Al principio, el colmo de la sofisticación era pedirse un bombay sapphire. Yo me aficioné a hacer de barman en casa y los preparaba con un poquito de zumo de lima o de limón o de los dos en vasos llenos de hielo. No es por presumir, pero a mí me parecía que estaban muy buenos.
El cúlmen del gin tonic de bombay sapphire se produjo durante una memorable cena en el restaurante Viridiana al que, por cierto, vamos a volver con mis padres el próximo sábado, regalo de navidades de mi hermano. Fue memorable, en primer lugar, porque en pocos sitios he cenado tan bien como allí, fue memorable porque coincidimos casi todos de los de la mesa cero del blasco y fue memorable porque nos encasquetamos un gin tonic cada uno por el que nos clavaron 18 € por barba. El gin tonic fue de bombay porque no me atreví a pedirme uno de tanqueray ten porque no fuera demasiado caro. Ahí fue donde probé por primera vez la tónica fever tree y la verdad es que estaba buenísimo.
Una vez que entras en el mundo del sibaritismo del gin tonic te das cuenta de que es un mundo sin límites en el que el número de ginebras y de tónicas así como los aditivos más o menos extravagantes son innumerables. El siguiente paso fue descubrir gracias a Sheldon la ginebra Martin Miller's una auténtica obra de arte. Yo sigo pensando que es la que más me gusta, sobre todo en el bar de Ávila donde nos la ponen a 5,5€ la copa de la versión cara. En ese mismo bar tomé el sábado una G'Vine con fever tree y pepino. Sí, pepino del de las ensaladas. Buenísima. El caso es que nos quedamos con ganas de más y nos fuimos a otro sitio en el que nos pedimos otra. El camarero nos iba a poner el gin tonic de toda la vida, con su rodaja de limón incluida, y un compañero suyo le echó la bronca porque así no se hacía, que había que machacar unas uvas en la copa en lugar del limón...
Hay que reconocer que estaba buenísimo y que es una ginebra que tiene algo especial, pero ya se me va alejando de lo que considero un gin tonic. Estas navidades mis suegros me regalaron una botella de Hendrick's que todavía no he estrenado, pero entre cuyos ingredientes están el pepino y las rosas, seguro que está buenísima.
En fin, que esto va quedando largo. Para resumir, como ya habéis notado, me gusta el gin tonic. Me gusta tomármelo con mucho hielo en una copa ancha y con una rodaja de lima exprimida, pero estoy abierto a otras propuestas y sugerencias...
¡Salud!
Yo he sido siempre de whisky-cola tras superar la etapa de cerveza y la anterior de mierdas varias tan propia de la adolescencia ( leche con baileys, 43 con chocolate, etc...)
ResponderEliminarAdemás superada la etapa del DYC me he quedado en el Ballantines sin pasar al Jameson como el resto de amigos ( no me convence lo de que jameson es menos garrafonable que el Batallas, y me sabe peor) . Así que muy aburrido en este tema
Respecto al Gin Tonic lo he probado y no me gusta. He vivido la misma secuencia que describes en mis amigos, con pepino, sin pepino, MG Hendricks, Seagram, y Martin Miller. Pero a mí me gusta más mi Batallas con Cola.
No puedo con la ginebra, no puedo con la tónica, creo que no podré combinarlas...
ResponderEliminarViva el Barceló con cola!!!!
Las mierdas varias propias de la adolescencia darían para un post. Yo pensaba escribirlo hasta que ND me lo pisó ayer. Ya no tiene sentido hablar de guarrerías cuando otro antes habló de las delicias...
ResponderEliminarAmo el Gintonic.
ResponderEliminarHe dicho.
Juanjo, no me gusta la ginebra, tampoco demasiado la tónica. Por separado no puedo, pero juntas me parecen "lo más". Si no fuera por la resaca que me dejan, no bebería otra cosa.
ResponderEliminarND, el gintonic perfecto, sin zumo de limón ni de lima. De hecho, la típica rodajita, para mi gusto, ya lo empeora. Lo ideal, sólo la cáscara sin parte blanca, y aromatizando bien el borde. Mejor lima que limón (eso lo aprendí de tí).
Respecto a echarle otras frutas, el otro día probé una Martin Miller con enebro machacado y me pareció una pasada.
La Hendrick's está perfecta con pepino. Y si lo estrujas un poco (sólo un poco) en la copa mejor.
Tú es que estás un paso por delante de los demás. Por cierto, nos estábamos preguntando si te habría pasado algo ante la falta de comentarios...
ResponderEliminarPobre de mí! Me he quedado en la Azul Sapphire, sin mayor sibaritismo. No sabía lo que me estaba perdiendo hasta que leí el post. Gracias por dar luz a mi vida...
ResponderEliminarCoincido con vosotros con lo de Viridiana, Sólo hemos estado una vez, cuando Consuerte cumplió 40. Vi la crítica nosedonde y dije para allá que nos vamos. Hicimos un menú degustación y estaba todo impresionante. Totalmente recomendable.
Cualquier día nos pasamos por el Blasco...
¿Y qué bares son esos de Ávila qué comentas?
ResponderEliminar