Casi 20 cosas que me hacen pensar que me hago mayor
- Cabrearme porque todos los dependientes, camareros… son unos maleducados y ofenderme cuando no me tratan de usted.
- Rara vez escuchar música en la radio y casi siempre noticias o tertulias.
- Sentirme incómoda al acostarme en una cama sin hacer. Hacer la cama sólo para cambiar las sábanas ya no mola nada (de esto ya os habló ND).
- Levantarme más tarde de las diez y tener la sensación de haber perdido el día.
- Darme cuenta de que hace tiempo que los años dejaron de empezar en septiembre y acabar en junio.
- Comprobar, gracias a ND, que los que empezaron este año la universidad nacieron ¡en los noventa!
- No enterarme en absoluto de cómo va el sistema educativo actual. ¿Primaria? ¿Bachillerato? Ya me veo preguntándole a C ‘Entonces ahora, ¿qué te toca? ¿la reválida?’
- No encontrar en las tiendas de ropa nada que no me parezca un zarrio.
- Utilizar palabras como ‘zarrio’.
- Haber dejado de ser capaz de comerme una pizza familiar y un helado de litro yo sola y de una sentada. Si pido entrante no llego al postre y viceversa.
- Comprobar con tristeza que, misteriosamente, ahora que como menos la comida engorda mucho más.
- También incomprensiblemente sufrir en mis carnes que el alcohol emborracha más. Así me pasan cosas absurdas como emborracharme después de la segunda caña antes de comer. Igualito que mi madre cuando dice ‘ay, hija, me parece que estoy piripi’. Con lo que yo he sido.
- Teñirse el pelo ya no es un capricho para cambiar un poco. No, ahora es un cuidado de primera necesidad como cortarse las uñas o lavarse los dientes. Creo que la única razón por la que me alegro de no haber tenido mucha vida social en los últimos meses es el haber ahorrado a mis conocidos mis pintas cabelliles hasta la semana pasada. Decir que parecía la novia de Frankenstein, Antoñete o, peor, El Puma, sería llamarme sofisticada. Mi imagen era más bien la de una de esas locas que escarban en los contenedores para llevarse más guarrerías a su casa hedionda infestada de gatos.
- Siguiendo con los pelos, ahora cuando entro en la peluquería rezo por salir pareciéndome más a la vieja con cardado sentada a mi derecha que a la adolescente desganada que tengo a la izquierda.
- Pensar que es imposible que el tanga y la hucha que se le ven a la adolescente desganada por encima de los vaqueros le resulten sexies a nadie sobre la faz de la tierra.
- Estar tentada de ofrecerle mi bufanda para que se tape la lorza que dejan al descubierto unos vaqueros demasiado bajos y un plumas demasiado corto. Si llevas plumas, gorro, bufanda y guantes, ¿por qué coño te dejas la panza al aire?
Eso de levantarse antes de las diez y pensar que he perdido el día para mí es completamente inverosímil. Bueno, lo que es inverosímil es levantarme después de las diez.
ResponderEliminarPues da gracias a Dios de que no se te ve el cartón, es la sensación más horrible del mundo, qué depresión!!!!
ResponderEliminarVaya, me acabo de dar cuenta ¡me hago mayor!
ResponderEliminarJa, ja, ja ¡Muy bueno! Me siento totalmente identificado con algunas. Con otras no tanto. Voy a comentar una por una a ver quien esta más viejo.
ResponderEliminar1.Desconfiar cuando me encuentro a un profesional...
Yo también desconfío, pero rara vez me sorprenden. Lo normal es que no tengan ni puta idea (+1).
2.Cabrearme porque todos los dependientes, camareros… son unos maleducados y ofenderme cuando no me tratan de usted.
Esto tiene también su parte positiva. Cuando te sirven un café rápido, cuando te ponen una copa bien puesta o un jamón bien cortado se agradece mucho más. En cualquier caso, sí me cabreo bastante ante la incompetencia y mala educación que predomina en el sector (=)
3.Rara vez escuchar música en la radio y casi siempre noticias o tertulias.
Aquí, escucho un poco de todo, igual que siempre (-1)
4.Sentirme incómoda al acostarme en una cama sin hacer...
Ja, ja, ja. Aquí me debería quitar 3 años por lo menos. El otro día ordené mi casa y encontré un montón de cosas que daba por perdidas. Ropa debajo de la cama, minibotellas de chupito de bellota recuerdo de alguna boda en Extremadura… Sigo siendo el mismo desastre que he sido siempre. Una cama bien hecha mola, igual que unos huevos con bacon para desayunar, pero soy tan perezoso que sólo lo disfruto ambas cosas en hoteles (-1).
5.Levantarme más tarde de las diez y tener la sensación de haber perdido el día.
No me suelo levantar más tarde de las diez, pero cuando lo hago, me siento de puta madre (-1).
6.Darme cuenta de que hace tiempo que los años dejaron de empezar en septiembre y acabar en junio.
Desde hace un año, para mí, los años vuelven a empezar en septiembre. Se siente (-1)
7.Comprobar, gracias a ND, que los que empezaron este año la universidad nacieron ¡en los noventa!
Con ésta me has matao (=)
8.No enterarme en absoluto de cómo va el sistema educativo actual...
Me pasa exactamente lo mismo (+1, porque, como agravante, mis años empiezan en semptiembre).
9.No encontrar en las tiendas de ropa nada que no me parezca un zarrio.
Salvo en las tiendas carísimas (=)
10.Utilizar palabras como ‘zarrio’.
No uso esa palabra, pero de vez en cuando digo cosas como ‘inmaduro’ o ‘incompetente’ (=)
11.Haber dejado de ser capaz de comerme una pizza familiar y un helado de litro yo sola y de una sentada...
Levantarse a las 10:30, este menú y luego un buen gin-tonic ¿Qué más se puede pedir? (-1).
12.Comprobar con tristeza que, misteriosamente, ahora que como menos la comida engorda mucho más.
Como menos entre semana, más los fines de semana. Cuestión de prioridades (=)
13.También incomprensiblemente sufrir en mis carnes que el alcohol emborracha más...
Yo no sé si me emborracho más o menos, pero desde luego, la edad se nota al día siguiente. El viernes salí a tomar un par de copas y sentí, letra por letra, la “holgura craneal” de la que habla Moli. (+1)
14.Teñirse el pelo ya no es un capricho para cambiar un poco...
Yo no me tiño. Debería probarlo, porque a este paso, no me va a quedar material para teñir (+1)
15.Siguiendo con los pelos, ahora cuando entro en la peluquería rezo por salir pareciéndome más a la vieja con cardado sentada a mi derecha que a la adolescente desganada que tengo a la izquierda.
Cuando lavo el coche, siempre encuentro algún rozón nuevo, oculto bajo el barro. Y cada vez que me corto el pelo, me encuentro un nuevo cacho de cartón. Aquí estoy con Juanjo (+1)
16.Pensar que es imposible que el tanga y la hucha que se le ven a la adolescente desganada por encima de los vaqueros le resulten sexies a nadie sobre la faz de la tierra.
A mí, y mucho (-1) ¿Me estoy convirtiendo en un viejo verde? (+2)
17.Estar tentada de ofrecerle mi bufanda para que se tape la lorza que dejan al descubierto unos vaqueros demasiado bajos y un plumas demasiado corto...
Por el mismo motivo que yo me ponía pantalones pesqueros con calcetines “ejecutivos” en invierno. Anda que no entraba frío por los tobillos (-1)
Voy a contar a ver cómo hemos quedado... Digno empate. No debemos de estar tan mayores.
O estamos igual de mayores los dos. Ya sabes que yo soy de vaso medio vacío.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo en las peores resacas. Sería el número 18 creo.
Chisp! No me jodas, tía, que nos llevamos 10 días...
ResponderEliminarYo me sigo sintiendo una jovenzuela, qué quieres que te diga. Dan fe de ello mi adicción a las series juveniles (no voy a repetir que esoy enganchada a FoQ y a Gossip Girl, que soy un coñazo) y mi empeño en enseñar el tanga y la hucha cada vez que me pongo unos vaqueros :-)
¿¿Será que tengo complejo de Peter Pan??
Tú siempre serás una jovenzuela, Chisp!!!
ResponderEliminarDejaré a un lado tu mal gusto en series y tangas :) y te alabaré el espíritu joven y libre. Yo es que ya nací un poco viejales.
Zarrio es una de las mejores palabras del mundo!!
ResponderEliminarCuando lo digo no lo entiende nadie, pero en mi casa lo de "es que va hecho un zarrio" o "tira eso, que es un zarrio", se ha dicho toda la vida.