Las lunas de Júpiter
"Hay que luchar por conseguir la fama y luego pedir perdón por ella. Tanto si la consigues como si no, tú tendrás la culpa"
Alice Munro. Las lunas de Júpiter.
Un primero de mes más llega la reseña en los blogs de los miembros del club de lectura más intrépido de los alrededores. Este mes, y siguiendo las nuevas directrices para flagelarnos más (ya sabéis que la flagelación también crea tolerancia y hay que ir aumentando la dosis), decidimos leernos un libro de la reciente premio Nobel Alce Munro.
Loable propósito. Elegimos un libro sin muchas páginas y de una autora que aparece básicamente como autora de cuentos. Yo soy muy fan de los cuentos, así que en principio intuía que podría gustarme.
¡¡ERROR!! Claro que puede tener algo que ver con las expectativas. Para mí un cuento es un mundo autocontenido y de extensión reducida. Para mí un cuento es Borges, es Cortázar, es Benedetti, es Twain, es Poe, es Chéjov (aunque me he leído poco),es Turguenev, o es el Dostoievski de las Noches Blancas entre otros.
Bueno, lo que cuenta esta señora no tiene nada que ver con cualquiera de los arriba mencionados. Son fragmentos de vida sin historia. Hay ligeros pasajes o flashbacks que permiten intuir una desgracia, un sentimiento... es acercarse a escondidas a dos personas hablando en un banco y transcribir (si pudiéramos) sus diálogos y pensamientos. Hay que olvidarse de lo de planteamiento, nudo y desenlace. No hay más historia que la que quiera inventarse el lector a partir de los datos. Es mirar una postal e inventarte la historia. Normalmente triste, porque, al menos en este libro, las historias son tristes.
Entiendo que haya a quién le guste. A mí me ha pasado lo mismo que me pasa con el arte moderno. Yo veo esto:
Y me quedo como estaba. Sé que hay gente a la que este tipo de cuadros le encanta. Ven más de lo que yo veo ahí. Ven más de un cuadro pintado de azul con una raya atravesada negra. Incluso hay quien lo mira extasiado mucho rato hasta que los ojos le hacen chiribitas. Me parece fantástico e incomprensible a la vez. Les envidio porque ven algo que yo no puedo ver. Hay que poner más de lo que hay ahí. Hay que llevar las cosas dentro. Supongo.
Lo mismo me pasa con este libro de Munro. Es como si yo fuera un cedazo y esta señora arena demasiado fina, ha pasado por mí sin que se me haya quedado nada. Es algo descorazonador porque leer el libro ha sido largo y a ratos desesperante. Nunca creí que un libro tan corto me fuera a durar tanto. No me pasaba desde Crónica de una muerte anunciada. He tenido que esforzarme y obligarme a leer cada día un trozo para poder acabarlo. Y ni siquiera puedo desahogarme y ponerlo a parir porque es que tengo que cerrar los ojos, apretar muy fuerte y pensar mucho para tratar de recordar alguno de los cuentos.
No es el horror de Irving, ni la sordidez de Roth, ni la pesadez de Fuentes. Es otro tipo de tedio. Creo que debe ser el caso típico de aplicación de la máxima "donde no hay mata, no hay patata". Y yo no tengo mucha mata para esta señora.
También tiene una cierta tendencia (aunque a lo mejor es achacable a la traductora) a usar adjetivos a troche y moche: "abiertos dinteles", "silenciosos guardarropas atestados de abrigos de lana", "confortante murmullo", "instrucciones metódicas"... que a mí no me gusta nada, pero eso ya son rarezas mías.
Buceando en el kindle, encuentro estos párrafos marcados:
"Su vida y su presencia, más que cualquier opinión de las que expresa, te recuerdan que el amor no es amable ni honesto y que no contribuye a la felicidad de ninguna forma fiable".
"Y junto a este orden y aquiescencia hay una presión familiar, de anhelo o presentimiento, aquella extraña protuberancia de algo que a veces puedes percibir en la música o en un paisaje, apenas contenido, que promete estallar y revelarse, pero no lo hace, se disuelve y desaparece".
"Estos hijos que también se van haciendo mayores, quieren que ella se quede donde estaba hace cuarenta o cincuenta años. Tienen una idea de ella que es tan tierna y necesaria como cualquier idea que un padre haya tenido siempre de un hijo".
De esta autora estoy con Mi vida querida, lo primero que leo de ella. También son relatos, pero a mi si me gusta porque tienen mucho de cotidiano...o anodino a veces, y sin caer en el victimismo ni en el feminismo, es dantesco en todos los relatos como la figura de los hombres alteran profundamente, y casi siempre para mal, la vida de las mujeres en cada relato. No siempre activamente o a propósito, claro, pero está tan implícito muchas veces esa sumisión, que resulta invisible.
ResponderEliminarComo en la vida misma.
Pero esto es en el libro que estoy leyendo yo, leeré el que habéis leido vosotros, aunque por lo que cuentas, parece lo mismo.
Voy a leer las otras reseñas ¡buen domingo!
Pues seguramente la reseña de Carmen vaya más en la línea de lo que tú cuentas, Tita. A mí me ha aburrido, pero me alegra pensar que a otra gente estas historias les dicen cosas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que las historias son tristes. Es un libro triste, son historias de soledades, casi siempre de ruptura. Esta mujer se caracteriza por contar lo cotidiano, y en lo cotidiano es verdad que casi nunca pasa nada.
ResponderEliminarNo entiendo bien lo de los adjetivos, no me lo ha parecido. Sí te diría que en cada frase mete mucha información, pero que adjetiva en exceso... No sé.
Lo de la mata y la patata me ha matado! XDD
Lo de los adjetivos es consecuencia de no haberme gustado: si me hubiera gustado no me habría dado cuenta, pero como me ha parecido un ladrillo, me he fijado en que esos epítetos no me gustan nada.
ResponderEliminarLo de la mata y la patata es una verdad absoluta.
Hemos pasado por la misma experiencia, incluso en los cinco primeros relatos pensé que la culpa era mía, que no ponía de mi parte, que me distraía, así que los volví a leer, y era lo mismo, algo hueco que no echaba raíces en mi cerebro. Así que me he obligado a leer un relato cada noche hasta terminarlo y ha sido un suplicio del que nada recuerdo.
ResponderEliminarEn este libro ni mata ni patata ni postdata.
Totalmente de acuerdo, de hecho comentamos lo del arte moderno...donde otros ven cualquier intensismo yo veo raya, cuadrado, círculo. No sé si es falta de sensibilidad o puro pragmatismo vital.
ResponderEliminarA mí me parecen todos gente triste, pero tristes definitivos, sin que en ningún momento vayan a salir de esa poca felicidad. Y me frustra eso.
Cielos, qué perezón de libro!!
ResponderEliminarYa había oído que esta mujer era un cascabel, pero no sabía nada del estilo, que francamente no me atrae.
Lo que parece bien escogida es la portada de esta edición ¿no? Un ojo por aquí, unos labios por allá... como los cuentos: una conversación por aquí... una escena por allá
Juanjo, el que no tiene mata para apreciar las historias soy yo, no el libro XD.
ResponderEliminarBichejo, he puesto el símil porque me pasa algo parecido, aunque no creo que la escritura de esta señora pueda considerarse como moderna, aunque vete a saber...
Loquemeahorro, hay gente, incluso miembros del club, a la que le gusta esta señora. Yo no he sentido conexión en ningún momento, pero para gustos hay colores.
Me ha encantado tu entrada. La explicación del cuadro ha sido... genial.
ResponderEliminarPero eso de que no haya reseña de "Muerte de una heroína roja" hoy me ha matado, creía que de todo lo que te leías había un post ;)
Perdón por ello, Eliahh. A mí me sonaba que sí, pero empecé a escribir cuando tuve el Kindle. También puede que se me pasara, ya tú sabes. XD
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Carmen J, pero parcialmente también contigo ND.
ResponderEliminarLas historias de Alice Munro-de quien he leído dos libros de narrativa corta pero no éste- son tristes y generalmente carecen de tensión dramática, en el sentido de que cuentan lo que nos pasa diario y lo cotidiano es casi siempre aburrido, incluso los momentos puntales de la vida pueden ser nimios ¿divorcios por la marca de dentífrico, por cambiar el cuadro de lugar, por...tonteras? He sabido de más de uno.
Por otra parte ese esfuerzo narrativo es intencional y realizado por una escritora que sabe que quiere escribir sobre personajes "normales" (algunos dirían que casi casi anodinos) y en todo momento está pendiente de su congruencia, de lo que sienten y por qué pero no es agradable sumergirnos en la mente o la vida de un personaje anodino y para acabarla tristísimo.
Con todo me gusta bastante y leería otro libro de ella, tal vez no releería ninguno porque lo encuentro doloroso.
Comparto tu opinión del arte "moderno" que depende de una explicación conceptual para ser comprendido, la explicación es casi siempre más interesante y ocasionalmente menos fea. Alguno que otro me encanta, pero es raro.
Me anoto a Turguenev, de quien no he leído nada.
Saludos.
Q.Beta
Seguro que tiene algo que atrae a la gente a leerla, Q.Beta. El caso es que yo no lo he encontrado. Será un claro ejemplo de lo de que los árboles no te dejan ver el bosque, porque me he encontrado con unas historias que no me decían nada y que olvidaba según las leía.
ResponderEliminarEs posible que sea que la vida normal de las personas no es muy interesante. Me imagino que un libro de mi vida sería aburrido. Pero yo sigo prefiriendo un libro que me diga algo. Y este lo más que me decía era no vuelvas a leerte nada de esta señora.
Relatos de un Cazador de Turguenev es un libro maravilloso.
Ahora tengo muchas dudas, pero algo habrá que leer, aunque solo sea para opinar.
ResponderEliminarPues si lo lees cuéntanos qué te parece, Pseudosocióloga.
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