Por qué fracasan los países
"Sin un Estado centralizado que proporcione orden, imponga reglas y defienda derechos de propiedad, no pueden aparecer instituciones inclusivas".
Daron Acemoglu y James A. Robinson. Por qué fracasan los países.
Hoy no es uno porque no sé por qué extraña razón no se ha querido publicar el primero de mes como correspondería. Mejor no preguntar y hacer caso para por fin cerrar un año del club de lectura en el que ha habido horrores por todas partes y son pocos los libros que se recuerdan con placer.
Tengo que confesarme y decir que este libro tampoco he conseguido acabármelo. Paula, que es muy suya, decidió que todos sus libros tuvieran más de seiscientas páginas cuando nos habíamos fijado un objetivo de alrededor de trescientas.
Por entrar un poco en materia, el libro analiza por qué hay países que triunfan y otros que fracasan. Su teoría es bastante simple e indica que allí dónde hay Estado de derecho, se respeta la ley, la propiedad privada y las libertades, es donde se dan sociedades inclusivas y donde todos salen ganando, más o menos. Por contra, donde hay dictaduras, no se respetan los derechos y se teme más por la vida de lo que sería saludable, ahí no se produce desarrollo o el que se produce está abocado al fracaso.
Bueno, pues para todo eso los autores nos meten un montón de casos, ejemplos, lecciones históricas, etc. que podrían ser interesantes, pero que al final termina aburriendo. Creo que este mismo libro con doscientas páginas hubiera sido muy entretenido. Pero, lamentablemente, tiene muchas más.
También me quedo con la duda de saber si al final habla del Estado como elemento extractivo y lo ilustra con el caso español, lo cual sería un ejemplo de que cómo sin dictadura también se puede llegar a un extremo en el que bastante más del PIB que genera el país se destina a cosas útiles como educación o sanidad y otras totalmente absurdas como partidos políticos, sindicatos y patronales subvencionados; castas parlamentos y funcionariado a nivel municipal, provincial, autonómico y estatal; subvenciones y paguitas varias... No sé por qué me da que estos señores no hablan de eso en el libro.
Mi conclusión es la de siempre, Estado de derecho, sí; este Estado, no. Doy esta diatriba porque de algo hay que hablar dado que no he llegado a leerme dos tercios del libro.
Al final este año he dado por imposibles tres libros, aunque, por lo que recordaba, creía que habían sido algunos más.
Podéis leer reseñas sobre el libro completo (o no) y seguramente mucho más interesantes en los blogs de Paula, Bichejo (en el del club) y Carmen. Juanjo no ha podido con él y no publicará reseña.
Aprovecho para desearos un ¡¡muy feliz año lector!!
Es un rollo tremendo. Hemos terminado peor que empezamos, y mira que yo sí he disfrutado de algunos de los libros que hemos leído por el camino, pero los extremos del año, mal. Este peor, un rollo, me repito, pero es que es así de rollo.
ResponderEliminar¿Cómo? ¿El el Estado de Derecho es mejor que una dictadura? ¡Quién lo hubiera pensado!
ResponderEliminarY sí, muy triste lo de que tome el Estado Español como ejemplo de algo... En fin, mejor ni mencionarlo.
Ahora, después de una mínima reflexión sobre el dinero público que se destina a subvencionar a los (grandes) partidos políticos, me cuesta mostrarme optimista y desearos Feliz Año Nuevo!
Sí que es un rollo, MG. Y sí, ha sido un año bastante regulero.
ResponderEliminarYa ves, Loquemeahorro, hay gente que piensa mucho en las cosas. A nosotros no se nos hubiera ocurrido.
El caso de España es para empezar a llorar y no parar. Feliz año a ti también, llegarán libros mejores, seguro.