Lyon, o lo poco que ví de ella...
Ya estoy de vuelta de otros de mis fastuosos viajes. Tengo un par de amigos que dicen que soy un triunfador y todo glamour por mis viajes y yo les digo que ahí quería verlos a ellos. En fin, glamour cero. Estar ocho o nueve horas de pie en un stand es matador, no compensa porque, además, los lioneses son más cagaprisas que los parisinos cerrándolo todo y a las 7 cerraban las tiendas y a las 8 había que estar sentado para cenar porque si no chapaban. Teniendo en cuenta que yo salía del centro de congresos a las 6 y que estaba a media hora en autobús del centro... poco he visto.
Aunque he de reconocer que lo que he visto me ha gustado mucho. Tiene una parte antigua sobre la ladera de un monte, la catedral parecía bastante bonita, aunque estaba en restauración y tiene edificios renacentistas, ruinas romanas, de todo un poco. Lo que ahora es el centro comercial es una especie de península en la confluencia de los ríos ródano y saone. Pedazo ríos, por cierto.
El hotel no estaba mal, pero era antiguo, el desayuno era muy discretito, ni siquiera buffet y tuve la habitación llena de mosquitos. Bueno, tampoco llena, pero creo que maté unos diez en dos noches, la última no oí a ninguno zumbando. El problema es que ese ruido del mosquito zumbando a mí me hace no poder dormir, me pone nervioso... además, el hotel tenía los techos muy altos, a tres metros y medio o así (a ojo de buen ingeniero) así que cuando se refugiaban ahí era muy difícil darles matarile.
El stand fue todo un éxito, pero muy pesado. Contar una y otra vez la misma historia, las mismas cosas, vender la misma moto una y otra vez es agotador. En fin, creo que se me da bien lo de feriante, aunque no me gusta nada. Rapiñé bastantes cosas, pero todas para mis sufridos hijos y mujer, en mis manos nada, señora!
Compré unos bombones aquí muy muy buenos y un par de pijamas para los niños. Así les llevo un regalo que además es algo que necesitan... a ver cuánto tiempo me dura el truco...
Respecto a la comida, parece ser que Lyon es el epicentro de la gastronomía mundial. Yo comí bien, pero en restaurantes asequibles a mis escasos recursos. Probé una cosa que llaman quenelle que es una especie de relleno del cocido (hecho con pan y huevo) con una salsa de marisco que estaba bastante aparente, también tomé salchichón, que es típico de allí, pero caliente y tampoco estaba mal. Para terminar, el último día me tomé unas tripes a la lyonnaise que es una especie de callos a la madrileña, pero de Lyon. Rico y no excesivamente caro, a unos veinte euros la cena con dos platos y postre. A la alemana le pareció caro, pero es que los alemanes son muy raros.
Pues ya de vuelta, agotado, con las piernas como dos estacas y con ganas de volver como turista.
Os dejo con Edith, que siempre merece la pena.
Aunque he de reconocer que lo que he visto me ha gustado mucho. Tiene una parte antigua sobre la ladera de un monte, la catedral parecía bastante bonita, aunque estaba en restauración y tiene edificios renacentistas, ruinas romanas, de todo un poco. Lo que ahora es el centro comercial es una especie de península en la confluencia de los ríos ródano y saone. Pedazo ríos, por cierto.
El hotel no estaba mal, pero era antiguo, el desayuno era muy discretito, ni siquiera buffet y tuve la habitación llena de mosquitos. Bueno, tampoco llena, pero creo que maté unos diez en dos noches, la última no oí a ninguno zumbando. El problema es que ese ruido del mosquito zumbando a mí me hace no poder dormir, me pone nervioso... además, el hotel tenía los techos muy altos, a tres metros y medio o así (a ojo de buen ingeniero) así que cuando se refugiaban ahí era muy difícil darles matarile.
El stand fue todo un éxito, pero muy pesado. Contar una y otra vez la misma historia, las mismas cosas, vender la misma moto una y otra vez es agotador. En fin, creo que se me da bien lo de feriante, aunque no me gusta nada. Rapiñé bastantes cosas, pero todas para mis sufridos hijos y mujer, en mis manos nada, señora!
Compré unos bombones aquí muy muy buenos y un par de pijamas para los niños. Así les llevo un regalo que además es algo que necesitan... a ver cuánto tiempo me dura el truco...
Respecto a la comida, parece ser que Lyon es el epicentro de la gastronomía mundial. Yo comí bien, pero en restaurantes asequibles a mis escasos recursos. Probé una cosa que llaman quenelle que es una especie de relleno del cocido (hecho con pan y huevo) con una salsa de marisco que estaba bastante aparente, también tomé salchichón, que es típico de allí, pero caliente y tampoco estaba mal. Para terminar, el último día me tomé unas tripes a la lyonnaise que es una especie de callos a la madrileña, pero de Lyon. Rico y no excesivamente caro, a unos veinte euros la cena con dos platos y postre. A la alemana le pareció caro, pero es que los alemanes son muy raros.
Pues ya de vuelta, agotado, con las piernas como dos estacas y con ganas de volver como turista.
Os dejo con Edith, que siempre merece la pena.
Tiene pinta maja Lyon, y Edith siempre mola (para mí, salvo las cejas, es el colmo del glamour)
ResponderEliminarFatal lo de la falta de tiempo, un viaje de curro tiene que tener sus buenos ratos de turisteo, si no, no cunde...aunque yo ni idea, lo más lejos que me han mandado por curro es a la Mancha profunda o a Tres Cantos...
Pero lo que de verdad importaba era si los post-it eran buenos (ya sé que no) y si nos has traído cuadernos...
Jaja. Los postit parece ser que algunos no han pasado el filtro de Anniehall y se los he dado a mis hijos. Creo que ella se ha quedado con otros aunque no sé si son los originales, pero es que a ella le pierden los artículos de papelería.
ResponderEliminarRespecto a los cuadernos, los tengo. Tengo los que he traido de vuelta, aunque yo creo que no merecen mucho la pena, pero si quieres unos yo te los doy.
Piensa que los alemanes comen de menú un codillo por 13€ y más si vienen del Este.
ResponderEliminarYa sabes que aquí somos muy agradecidos, y aunque nos traigas los cuadernos de nuestra propia Escuela de vuelta nos hace ilusión ;)
La semana que viene me toca vender motos, ya te contaré...
pero allí también costaba un codillo 14€... yo creo que son un poco de la cofradía del puño cerrado...
ResponderEliminarDe Lyon solo recuerdo el aeropuerto, creo que fuimos una vez que no podíamos entrar en otro aeropuerto.
ResponderEliminar¿20 euros caro?, esa alemana no ha pisado París¿no?.
Pues no lo sé. Creo que el problema es que cobra dietas y piensa que lo que no se gaste es para ella. Creo que los alemanes son un poco agarraos...
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