Topographie des... bueno, Berlín mi visión
No sé si esto lo he contado o no. Me fascinan los moleskines (¿o son las?). Llevé uno durante varios años en el bolso hasta que le encontré utilidad (usarlo para la lista de la compra me parecía un ultraje): sería mi cuaderno de viajes. Cuaderno garrafón, como mis impresiones, pero así luego tendría algo con lo que acompañar a las fotos. En su bolsillo voy guardando las entradas de los museos, los billetes del metro... Escribo al llegar al hotel, mientras nos tomamos una cerveza en algún sitio, sentada en uno de esos bancos en los museos... (Ahí me tenéis bien acompañada, por ND que hacía la foto, malpensados, no hablaba de la cerveza.)
Como las cosas culturetas de tío listo con gafas ya las cuenta ND yo os voy a contar más los chascarrilos y las tonteridas, mis impresiones sobre Berlín. Que, aparte de los sitios en los que hemos estado y las cosas que hemos visto, es lo que apunto en mi cuaderno.
Empezando por el principio os ahorraré los detalles truculentos de los viajes en lowcost (retraso incluido) y pasaré directamente al taxista que nos llevó al hotel al llegar. Hablaba un inglés excelente (me atrevería a decir que mejor que el mío) y nos enseñó varias cosas por el camino: el antiguo aeropuerto, el sitio donde tomar las auténticas currywurst... Me bajé del taxi pensando en cuántos taxistas de Madrid hablarán inglés así de bien. Lo mismo en Berlín también solo hay uno, ese, pero, qué queréis, para mí es el cien por cien (que a la vuelta fuimos en tren).
Del taxi pasamos, claro, al hotel. Como el hotel daría para varios posts intentaré resumir. Aunque las maderas con un dedo de laca (hasta en el ascensor), las arañas de cristal cada tres metros (hasta en el ascensor también) y el mármol no sean vuestro estilo de decoración (el mío tampoco) cuando os hablan de un hotel de lujo ¿qué os imaginais? Sí, yo también pienso en el Beverly Wilshire de 'Pretty Woman' o yéndonos más lejos, el de la serie 'Hotel'. Pues eso era el hotel donde estuvimos. Mucho lujo, muuuucho espacio en la habitación y la cama más cómoda en la que he dormido en mi vida. ¡Ay! qué pena que lo bueno dure tan poco.
Sobre Berlín propiamente la primera impresión es que nos faltó tiempo. Habrá que volver porque nos dejamos mucho pendiente. Como siempre hicimos el paripé de decirnos 'estamos de vacaciones, no hace falta verlo todo que también hay que descansar...' para luego hacernos las pateadas más grandes de la historia. Así somos nosotros, unos ansias agonías que tienen que ver todo lo que puedan.
Y efectivamente vimos muchos museos, monumentos, grandes avenidas... pero nos faltó (además de muchos otros museos y monumentos) andar algo por los barrios donde de verdad vive la gente. Por ejemplo, cuando nos disponíamos a recorrer un rato el Prenzlauer Berg, que nos recomendó la Mamá en Alemania y donde nos tomamos nuestra primera cerveza, se nos puso a llover. Así que, claro, nos quedamos sin paseo. Y es una pena porque tenía muy buena pinta. Tampoco pasamos por delante siquiera de Tacheles, si es que queda algo después de su venta.
La segunda impresión es la capacidad de reconstrucción de los alemanes. Es alucinante a que velocidad reconstruyen y cómo son capaces de sobreponerse a una destrucción tras otra. Pasas por zonas y edificios destruídos y vueltos a poner en pie después de la primera guerra mundial, luego después de la segunda y que se renovaron también tras la caída del muro... Es cierto que ya han pasado más de veinte años desde la caída del muro pero no deja de sorprenderme la velocidad con la que han renovado todo. La zona de nuestro hotel, que era tierra de nadie antes de la reunificación, está ahora cuajada de edificios enormes, museos, cines, centros comerciales...
Y la tercera y última (al menos por ahora que esto ya es muy largo) es que se me ha caído un mito. El de la eficiencia del pueblo alemán. Lo siento pero los camareros alemanes, los berlineses al menos, son unos pesados. Tan lentos o más que todos esos en los que estáis pensando y, desde luego, mucho menos eficientes que el clásico español (tiqui tiqui, a partir del minuto cuatro y quince segundos). Y las colas que hemos sufrido también muy poco eficientes. Supongo que ni más ni menos que en otros sitios pero, tan acostumbrados a oír las maravillas del pueblo alemán, te esperas que allí el funcionario de turno dé los tickets con un poquito más de vida. Pues no.
Dejo para otro día mi teoría sobre la estética de los alemanes o más bien de la estética de las alemanas. Lo mismo hasta haciendo una comparativa con las inglesas...
Vuelvo a agradeceros Molinos y Mamá en Alemania vuestros consejos y recomendaciones. Mil gracias. No alquilamos bici pero tampoco fuimos a Potsdam (para compensar).
Lo único que diré en favor de los camareros alemanes es que para ellos el concepto de sobremesa no existe. Si terminas de comer son capaces de venir 10 veces seguidas para preguntar si quieres algo más, porque no comprenden que estés sentado en la mesa sin tomar más cosas. No es que les moleste, es que no les cabe en la cabeza (cuadrada).
ResponderEliminarMe ha gustado la versión del taxista, ND también nos lo puso muy bien.
Por lo que veo os ha encantado Berlín. Es bueno saberlo; era una de esas ciudades que quería visitar pero no las tenía todas conmigo, ya veo que merece la pena.
ResponderEliminarTe has dejado las celebrities que tuvimos alojadas en el hotel... http://justjared.buzznet.com/2011/06/25/rosie-huntington-whiteley-shia-labeouf-transformers-berlin-press-conference/
ResponderEliminarEs que no les quería hacer publicidad, que nos invalidaron las llaves de la habitación. Divos...
ResponderEliminarMuy recomendable, Doctora
ResponderEliminarA mi más que Berlín, me gusta Munich. Viví dos años allí.
ResponderEliminarY si, te doy la razón....la "eficiencia alemana" no es para tanto y daría mucho que hablar y el look alemán también....y ya puestos lo diferentes que somos!!!
En fin, de turismo es un ´país muy recomendable!!!
Entre los dos habéis hecho que me aumenten las ganas de ir a Berlín!!
ResponderEliminarY eso mola...
Y cuqui!! que yo también llevo una moleskine para los viajes, pero soy burra y es grande, así que sólo apunto cosas en el hotel, cuando ya se me ha olvidado la mitad.
Quiero aprovechar la ocasión para loar a Anniehall por lo de apuntar las cosas y guardarse los billetes, los tickets y los recibos.
ResponderEliminarYo no soy capaz, pero creo que es más bien porque creo no necesitarlo, aunque seguro que dentro de unos años no me acuerdo de casi nada.
Bueno, tampoco es para tanto. Si luego al llegar lo ordenara todo en lugar de dejarlo en un cajón con otros veinte mil papeles...
ResponderEliminarYa estoy aqui.
ResponderEliminarPrimero, eres monísima apuntándolo todo y te pega mogollón. Yo tambien hago eso..el año pasado apunté mil chorradas en mi viaje.
Segundo, cuenta lo de las celebrities.
tercero, Bich te va a flipar Berlin en serio..tienes que ir. Es una ciudad muy cómoda además,
Y el look alemán es digamos...peculiar. Los zapatos más horribles que he visto nunca los he visto en Berlin.
El look alemán da para un post, ya lo he dicho.
ResponderEliminarLo de las celebrities no es nada. Estrenaban Transformers al lado y debía de haber actores hospedándose en nuestro hotel. Pero no vimos a ninguno. Solo que curiosamente esa tarde las llaves de la puerta (que también había que usar para el ascensor) no funcionaban. Y vimos un poco de la alfombra roja pero eran ya alemanes garrafón. No vimos a ninguna rutilante estrella del firmamento cinematográfico (toma adjetivos antepuestos y lugares comunes).
¿No te compraste ningún molde de repostería? ¿Algún colorante alimentario de color chillón? ¿No has apuntado en LA moleskina ninguna receta?
ResponderEliminarQuedo en espera de ese post sobre el look alemán...
¡Cómo me conoces Amanita! No me traje nada porque ¿te puedes creer que no vimos ni una tienda de cacharritos en todo Berlín? Es otra de las razones para volver... ¡Ah! sí vimos una tienda, pero nada interesante.
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