El perfeccionista en la cocina
Pues me he leído, tardando bastante para lo pequeñito que es, El perfeccionista en la cocina de Julian Barnes. Es, como he dicho, un libro muy cortito (136 páginas), pero he tardado porque he estado poco centrado durante esta semana (ya tu sabes). Aún así no quiero que penséis que no me ha gustado. Me ha parecido muy divertido. No había leído nada de este señor y no será lo último suyo que lea porque me ha encantado.
El título en inglés es "the pedant in the kitchen". Pedante es algo distinto a perfeccionista, creo, aún así no vamos a ser pedantes... He de decir que como a este señor no le ponía cara, le he tomado la cara prestada a Javier Marías. El por qué es un misterio entre mi cerebro y este post y que a mí se me escapa. Desde luego Javier Marías es infinitamente menos divertido que Julian Barnes. Lo que me lleva a formular la hipótesis de que no hay una relación directa directa aparente entre pedantería y humor. En mi caso es evidente. Como sabéis soy infinitamente pedante y a la vez infinitamente aburrido.
Pero no hemos venido aquí a hablar de mí (ni de Consu's, que parece que es Trending Topic entre las seguidoras de este blog...), sino de cocina y humor.
El libro narra los problemas que el autor se plantea como perfeccionista, o más bien quisquilloso, de la cocina. Lo mal que lleva las inconcreciones de las recetas de cocina: ¿cuando un libro de cocina dice una cuchara...? ¿vale cualquier cuchara? ¿es una cuchara rasa o colmada? ¿Qué es una pizca?... (aquí Anniehall os podría decir que tiene un juego de medidas ¡con varias pizcas distintas!)
Así que estamos ante quien siente angustia ante una receta que no sea una fórmula exacta. Hay veces que se permite alguna variación: "La única libertad que me tomo con una receta es aumentar la cantidad de un ingrediente que me gusta particularmente. Esto no es un precepto infalible, como lo confirma un plato sumamente asqueroso que guisé una vez mezclando caballa, martini y migas de pan: los invitados acabaron más borrachos que saciados". A mí esa combinación ya me espanta a priori, pero parece que, además, consiguió empeorarla...
Él habla de sí mismo en tercera persona. Así: "El perfeccionista en la cocina no se ocupa de si cocinar es una ciencia o un arte; se conforma con que sea una artesanía, como la carpintería o la soldadura casera. Tampoco es un cocinero competitivo. Le sorprendió descubrir que la jardinería, no obstante su aire de serenidad anterior al pecado original, es ferozmente competitiva y con frecuencia una actividad practicada por los envidiosos, los embusteros y los delincuentes sigilosos".
El libro tiene listas, pasos a seguir y preguntas tipo tests como esta:
"¿Cuántos libros de cocina tienes?
a) No los suficientes.
b) Sólo los necesarios.
c) Demasiados.
Si has respondido b) estás descalificado por mentir, por autosuficiente o porque no te interesa la comida o (lo que más miedo da) por haberlo hecho todo a la perfección. Ganas puntos por a) y también por c), pero para obtener el máximo de puntos tienes que haber contestado a) y c) en igual medida. a) Porque siempre hay algo nuevo que aprender, algo que aparece, lo aclara todo y lo hace más fácil, más infalible y auténtico; c) por los errores que se cometen cuando se aplica a)."
Muy divertido y muy cierto. Él reconoce tener, creo recordar, como cinco o seis baldas de libros de cocina. Así también nos da una serie de consejos a la hora de comprar libros de cocina:
"1) Nunca compres un libro por sus ilustraciones.
Nunca jamás señales una foto en un manual de cocina y digas: «Voy a hacer esto.» No puedes. Una vez conocí a un fotógrafo publicitario, especializado en comida y, créeme, el trabajo de posproducción que hace poco nos mostró a una Kate Winslet con cuerpo de sílfide no es nada comparado con lo que hacen con la presentación de un plato.
2) Nunca compres libros con un diseño artificioso: por ejemplo, uno que tenga las páginas divididas en tres franjas horizontales, con el fin de que, en teoría, dispongas de un muestrario casi infinito de comidas de tres platos sin tener que pasar páginas.
3) Evita los libros con un contenido demasiado amplio —algo que se llame remotamente Grandes platos del mundo — o demasiado restringido: Máriscos del mar de los Sargazos o Maravillas de los gofres.
4) Nunca compres el recetario del chef expuesto en un lugar prominente a la salida del restaurante. Recuerda: por eso, en principio, has ido al restaurante, para probar su cocina, no tu pobre versión de la misma.
5) Nunca compres un libro sobre zumos si no tienes exprimidor.
6) Resístete, si es posible, a la tentación de comprar, como recuerdo de unas vacaciones en el extranjero, atractivas antologías de recetas regionales. Yo demostré esta regla con el nec plus ultra de los libros de cocina, uno dedicado a la cocina de Cantal. Acaparó espacio durante años, siempre eludió la criba por razones sentimentales y no lo utilicé ni una sola vez. La comida de Cantal sabe mejor en Cantal, donde llueve mucho y no hay otras opciones culinarias. ¿Cuántas formas distintas de guisar col rellena necesitas?
7) Evita los libros de recetas famosas del pasado, sobre todo si se reproducen en ediciones facsímiles con grabados de la época.
8) Nunca sustituyas tu antiguo ejemplar raído de Jane Grigson o Elizabeth David por una nueva versión que contenga exactamente el mismo texto pero esta vez con ilustraciones (vease 1) No lo usarás nunca y volverás a consultar el desgastado original en rústica porque tiene tus notas en el margen y, con razón, te resulta cómodo.
9) Nunca compres una colección de recetas recopiladas con fines benéficos, en especial las de locutores de televisión que ofrecen el secreto de su plato favorito. Dona directamente a obras de caridad el precio de venta del libro: así recaudarán más y tú no tendrás que descartarlo en la siguiente criba.
10) Recuerda que los autores de cocina no son diferentes de los otros escritores: muchos llevan sólo un libro dentro (y algunos, para empezar, nunca deberían haberlo sacado). Considera esta posibilidad cuando le estén dando bombo al nuevo."
En fin, podéis ver que es un libro muy, muy divertido y que no puedo hacer más que recomendaros y no puedo hacer más que recomendárselo, sobre todo, a Anniehall.
P.D: Este post está programado porque ayer se me rompieron los dos discos duros de mi ordenador del trabajo...
El título en inglés es "the pedant in the kitchen". Pedante es algo distinto a perfeccionista, creo, aún así no vamos a ser pedantes... He de decir que como a este señor no le ponía cara, le he tomado la cara prestada a Javier Marías. El por qué es un misterio entre mi cerebro y este post y que a mí se me escapa. Desde luego Javier Marías es infinitamente menos divertido que Julian Barnes. Lo que me lleva a formular la hipótesis de que no hay una relación directa directa aparente entre pedantería y humor. En mi caso es evidente. Como sabéis soy infinitamente pedante y a la vez infinitamente aburrido.
Pero no hemos venido aquí a hablar de mí (ni de Consu's, que parece que es Trending Topic entre las seguidoras de este blog...), sino de cocina y humor.
El libro narra los problemas que el autor se plantea como perfeccionista, o más bien quisquilloso, de la cocina. Lo mal que lleva las inconcreciones de las recetas de cocina: ¿cuando un libro de cocina dice una cuchara...? ¿vale cualquier cuchara? ¿es una cuchara rasa o colmada? ¿Qué es una pizca?... (aquí Anniehall os podría decir que tiene un juego de medidas ¡con varias pizcas distintas!)
Así que estamos ante quien siente angustia ante una receta que no sea una fórmula exacta. Hay veces que se permite alguna variación: "La única libertad que me tomo con una receta es aumentar la cantidad de un ingrediente que me gusta particularmente. Esto no es un precepto infalible, como lo confirma un plato sumamente asqueroso que guisé una vez mezclando caballa, martini y migas de pan: los invitados acabaron más borrachos que saciados". A mí esa combinación ya me espanta a priori, pero parece que, además, consiguió empeorarla...
Él habla de sí mismo en tercera persona. Así: "El perfeccionista en la cocina no se ocupa de si cocinar es una ciencia o un arte; se conforma con que sea una artesanía, como la carpintería o la soldadura casera. Tampoco es un cocinero competitivo. Le sorprendió descubrir que la jardinería, no obstante su aire de serenidad anterior al pecado original, es ferozmente competitiva y con frecuencia una actividad practicada por los envidiosos, los embusteros y los delincuentes sigilosos".
El libro tiene listas, pasos a seguir y preguntas tipo tests como esta:
"¿Cuántos libros de cocina tienes?
a) No los suficientes.
b) Sólo los necesarios.
c) Demasiados.
Si has respondido b) estás descalificado por mentir, por autosuficiente o porque no te interesa la comida o (lo que más miedo da) por haberlo hecho todo a la perfección. Ganas puntos por a) y también por c), pero para obtener el máximo de puntos tienes que haber contestado a) y c) en igual medida. a) Porque siempre hay algo nuevo que aprender, algo que aparece, lo aclara todo y lo hace más fácil, más infalible y auténtico; c) por los errores que se cometen cuando se aplica a)."
Muy divertido y muy cierto. Él reconoce tener, creo recordar, como cinco o seis baldas de libros de cocina. Así también nos da una serie de consejos a la hora de comprar libros de cocina:
"1) Nunca compres un libro por sus ilustraciones.
Nunca jamás señales una foto en un manual de cocina y digas: «Voy a hacer esto.» No puedes. Una vez conocí a un fotógrafo publicitario, especializado en comida y, créeme, el trabajo de posproducción que hace poco nos mostró a una Kate Winslet con cuerpo de sílfide no es nada comparado con lo que hacen con la presentación de un plato.
2) Nunca compres libros con un diseño artificioso: por ejemplo, uno que tenga las páginas divididas en tres franjas horizontales, con el fin de que, en teoría, dispongas de un muestrario casi infinito de comidas de tres platos sin tener que pasar páginas.
3) Evita los libros con un contenido demasiado amplio —algo que se llame remotamente Grandes platos del mundo — o demasiado restringido: Máriscos del mar de los Sargazos o Maravillas de los gofres.
4) Nunca compres el recetario del chef expuesto en un lugar prominente a la salida del restaurante. Recuerda: por eso, en principio, has ido al restaurante, para probar su cocina, no tu pobre versión de la misma.
5) Nunca compres un libro sobre zumos si no tienes exprimidor.
6) Resístete, si es posible, a la tentación de comprar, como recuerdo de unas vacaciones en el extranjero, atractivas antologías de recetas regionales. Yo demostré esta regla con el nec plus ultra de los libros de cocina, uno dedicado a la cocina de Cantal. Acaparó espacio durante años, siempre eludió la criba por razones sentimentales y no lo utilicé ni una sola vez. La comida de Cantal sabe mejor en Cantal, donde llueve mucho y no hay otras opciones culinarias. ¿Cuántas formas distintas de guisar col rellena necesitas?
7) Evita los libros de recetas famosas del pasado, sobre todo si se reproducen en ediciones facsímiles con grabados de la época.
8) Nunca sustituyas tu antiguo ejemplar raído de Jane Grigson o Elizabeth David por una nueva versión que contenga exactamente el mismo texto pero esta vez con ilustraciones (vease 1) No lo usarás nunca y volverás a consultar el desgastado original en rústica porque tiene tus notas en el margen y, con razón, te resulta cómodo.
9) Nunca compres una colección de recetas recopiladas con fines benéficos, en especial las de locutores de televisión que ofrecen el secreto de su plato favorito. Dona directamente a obras de caridad el precio de venta del libro: así recaudarán más y tú no tendrás que descartarlo en la siguiente criba.
10) Recuerda que los autores de cocina no son diferentes de los otros escritores: muchos llevan sólo un libro dentro (y algunos, para empezar, nunca deberían haberlo sacado). Considera esta posibilidad cuando le estén dando bombo al nuevo."
En fin, podéis ver que es un libro muy, muy divertido y que no puedo hacer más que recomendaros y no puedo hacer más que recomendárselo, sobre todo, a Anniehall.
P.D: Este post está programado porque ayer se me rompieron los dos discos duros de mi ordenador del trabajo...
Sí, me lo apunto, y el de Henrietta también.
ResponderEliminarjajjaa, sí, yo he respondido a) y c) porque tengo pocos libros en general pero muchos de Thermomix o de cocina para Dummies, por ejemplo, que al final son los que puedo aspirar a usar. Y lo del exprimidor... ¡qué gran verdad!
ResponderEliminarQuería recomendaros un libro de recetas que tenían en mi piso, pero me he visto buscando en Google "libro de recetas negro famoso reino unido" y me he dado por vencida.
Era mucho más fácil de eso, buscando Caribbean en Amazon me ha salido, ¡y sin tener que llegar a ser racista!
Eliminarhttp://www.amazon.co.uk/s/ref=nb_sb_ss_i_0_12?url=search-alias%3Dstripbooks&field-keywords=caribbean+cooking&x=0&y=0&sprefix=caribbean+co%2Cstripbooks%2C191
Los dos primeros, los de Levi Roots, que curiosamente incumplen las dos primeras reglas: 1) cocina tradicional caribeña 2) 100 platos para todas las ocasiones.
XDDD
Pues gracias, Eliahh!
ResponderEliminarNo quiero pensar a qué páginas habrás llegado poniendo libro de recetas negro famoso reino unido, pero a partir de ahora llegará la gente aquí y lo encontrará!
Pues me ha entrado curiosidad y me lo estoy leyendo. Entretenido y ya. Pero claro, tampoco soy yo mucho de libros de cocina, con lo que tengo en casa...XD
ResponderEliminarTerminado. Se me hace un poco lejano porque habla de gente que seguramente es muy conocida en Inglaterra...la única que me suena, que es Martha Stewart, es americana y dice que le da pavor. También me ha parecido un poquitito snob.
ResponderEliminarNo obstante, resulta muy entretenido. Me he apuntado una cita "Cocinar es la transformación de una incertidumbre (la receta) en una certeza (el plato) por medio del ajetreo"
A mí me ha gustado mucho, me alegra que te haya entretenido.
ResponderEliminarJulian Barnes es bueno. Lo conozco bien. Yo me leí este libro hace un par de años y es de sus peores, así que disfrutarás mucho con los siguientes:
ResponderEliminar- Una historia del mundo en 10 capítulos y medio.
- Metrolandia.
- El loro de Flaubert.
- Hablando del asunto (Talking it over). Con su 1ª y 2ª parte.
Anímate, búscalos, léelos y me comentas. (En persona, Barnes es muy pedante).
Pues apunto las recomendaciones. Ahora, que no me da la vida para tanto como hay que leerse!
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