Mal de escuela
Me he terminado de leer este libro de Daniel Pennac. Este libro nos lo recomendó la profesora de J en la reunión de principio de curso. El autor fue un niño abocado al fracaso escolar; un zoquete, como él mismo se llama. Finalmente consiguió ser doctor, profesor y escritor. El caso es que la profesora de J dice que va a enfocar el aprendizaje desde un punto de vista similar al que describe este señor. Así que me lo he leído para ver en qué consistía este método.
Hay que empezar diciendo que el libro en sí no da ningún método. Expone los problemas de los alumnos, los sufridos por él mismo, y cómo ha luchado por reintegrar en la alegría del conocimiento y el aprendizaje a muchísimos niños dados como imposibles. Tiene partes muy interesantes y muy ciertas como cuando describe la dificultad de darse cuenta desde el conocimiento de lo difícil que es entrar en él para quién no lo entiende, por más obvio que te resulte a ti: "de la que se deduce, si le comprendo bien, que la verdadera naturaleza
del «ello» residiría en el eterno conflicto entre el conocimiento tal
como se concibe y la ignorancia tal como se vive: la incapacidad
absoluta de los profesores para comprender el estado de ignorancia en el
que se cuecen sus zoquetes, puesto que ellos mismos eran buenos
alumnos, al menos en la materia que enseñan. El gran defecto de los
profesores sería su incapacidad para imaginarse sin saber lo que saben".
"La idea de que es posible enseñar sin dificultades se debe
a una representación etérea del alumno. La prudencia pedagógica debería
representarnos al zoquete como al alumno más normal: el que justifica
plenamente la función de profesor puesto que debemos enseñárselo todo,
comenzando por la necesidad misma de aprender. Ahora bien, no es así.
Desde la noche de los tiempos escolares, el alumno considerado normal es
el alumno que menos resistencia opone a la enseñanza".
En un diálogo imaginario con su yo del pasado, indica también algo impresicindible para la enseñanza, algo totalmente incorrecto en nuestros días de corrección política:
"—Vamos, tú que lo sabes todo sin haber aprendido nada, ¿cuál es el modo de enseñar sin estar preparado para ello? ¿Hay algún método?
—No son métodos lo que faltan, solo habláis de los métodos. Os pasáis todo el tiempo refugiándoos en los métodos cuando, en el fondo de vosotros mismos, sabéis muy bien que el método no basta. Le falta algo.
—¿Qué le falta?
—No puedo decirlo.
—¿Por qué?
—Porque es una palabrota.
—¿Peor que «empatía»?
—Sin comparación posible. Una palabra que no puedes ni siquiera pronunciar en una escuela, un instituto, una facultad o cualquier lugar semejante.
—¿A saber?
—No, de verdad, no puedo...
—¡Vamos, dilo!
—Te digo que no puedo. Si sueltas esta palabra hablando de instrucción, te linchan, seguro.
—...
—...
—...
—El amor"
Se muestra partidario de la memorización que es algo que últimamente está muy denostado, pero creo que prácticamente todos nosotros nos sabemos la canción del pirata o 'un soneto me manda hacer Violante" y no hemos terminado como tarados sociópatas, al menos no todos... así dice que "lo esencial está en otra parte. Aprendiendo de memoria, no suplo nada,
añado algo al todo. El corazón, aquí, es el de la lengua. Sumergirse en
la lengua, ahí está todo. Vaciar la taza y pedir otra. Al hacer aprender
tantos textos a mis alumnos, de todas las edades (uno por semana
laboral y cada uno de ellos recitado todos los días del año), les
zambullía vivitos y coleando en la gran oleada de la lengua, la que
remonta los siglos para golpear nuestra puerta y atravesar nuestra casa.
¡Claro que refunfuñaban las primeras veces! Imaginaban que el agua
estaba demasiado fría, era demasiado profunda, la corriente demasiado
fuerte, su constitución demasiado débil".
De igual manera da otra clave que creo que es importante. Él se niega a evaluar respuestas absurdas, sin relación con la pregunta. Nuevamente en sus palabras: " Uno de los malentendidos de mi escolaridad se debe sin duda al hecho
de que mis profesores evaluaban como erróneas mis respuestas absurdas.
Yo podía responder cualquier cosa, solo tenía algo garantizado: ¡me
pondrían una nota! Por lo general, un cero. Era algo que yo había
comprendido muy pronto. Y ese cero era el mejor modo de que te dejaran
en paz. Provisionalmente, al menos. Ahora bien, la condición sine qua
non para liberar al zoquete del pensamiento mágico es negarse
categóricamente a evaluar su respuesta si es absurda.
[...]
La
respuesta absurda se distingue de la errónea en que no procede de
ningún intento de razonamiento. Suele ser automática, se limita a un
acto reflejo. El alumno no comete un error, responde cualquier cosa a
partir de un indicio cualquiera (aquí, la terminación ía). No responde a
la pregunta que se le hace, sino al hecho de que se la hagan. ¿Esperan
de él una respuesta? Pues la da. Acertada, errónea, absurda, no importa".
Otro de los puntos que aborda tiene que ver con el esfuerzo y la responsabilidad. Algo que es difícil de inculcar a según qué niños. En nuestro caso, J se rendía enseguida, en cuanto veía dificultades se echaba para atrás. Ahora parece que poco a poco va disfrutando con el esfuerzo y viendo los resultados. Pennac lo dice así: "Parte de mi oficio consistía en convencer a mis alumnos más
abandonados por ellos mismos de que la cortesía predispone a la
reflexión más que una buena bofetada, de que la vida en comunidad
compromete, de que el día y la hora de entrega de un ejercicio no son
negociables, de que unos deberes hechos de cualquier modo deben
repetirse para el día siguiente, de que esto, de que aquello, pero de
que nunca, jamás de los jamases, ni mis colegas ni yo les dejaríamos en
la cuneta. Para que tuvieran una posibilidad de lograrlo, era preciso
enseñarles de nuevo la propia noción del esfuerzo, devolverles por
consiguiente el gusto por la soledad y el silencio y sobre todo, el
dominio del tiempo, del aburrimiento, pues. A veces les aconsejaba
ejercicios de aburrimiento, sí, para instalarles en la perseverancia.
Les rogaba que no hiciesen nada: que no se distrajeran, no consumieran
nada, ni siquiera conversación, que tampoco trabajaran, en resumen, que
no hicieran nada, nada de nada".
También hace una reflexión interesante sobre las bandas, los grupos marginales, las familias desestructuradas y todos los problemas de nuestra sociedad, esta: "A todos los que hoy imputan la constitución de bandas solo al fenómeno
de las banlieues, de los suburbios, les digo: tenéis razón, sí, el paro,
sí, la concentración de los excluidos, sí, las agrupaciones étnicas,
sí, la tiranía de las marcas, la familia monoparental, sí, el desarrollo
de una economía paralela y los chanchullos de todo tipo, sí, sí,
sí...Pero guardémonos mucho de subestimar lo único sobre lo que podemos
actuar personalmente y que además data de la noche de los tiempos
pedagógicos: la soledad y la vergüenza del alumno que no comprende,
perdido en un mundo donde todos los demás comprenden. Solo nosotros
podemos sacarlo de aquella cárcel, estemos o no formados para ello". Es cierto, hay muchos aspectos sobre los que el profesor no tienen forma de actuar, muchas cosas que se le escapan y que hace que muchos niños no reciban una educación adecuada, pero también hay algo que se puede hacer mientras el niño está en el colegio, aunque es muy difícil, es cierto.
Finalmente hay otra parte a la que él le da mucha importancia y que pone como el anatema de la sociedad actual y es el consumismo y las marcas. Yo pienso que puede ser un problema, sin duda, pero tampoco lo veo como el principal problema de la sociedad y de la educación. Es cierto que, como dice, el hecho de ser consumidores sin dinero, a costa de los padres, hace que se tengan cosas sin ser consciente del esfuerzo que lleva acarreado esas pertenencias: "Entre los niños clientes los hay que disponen de los medios de sus padres y los hay que no disponen de ellos; los que compran y los que se las arreglan. En ambos casos, como el dinero es pocas veces producto del trabajo personal, el joven adquisidor accede a la propiedad sin contrapartida. Eso es el niño cliente: un niño que, en gran cantidad de terrenos de consumo idénticos a los de sus padres o sus profesores (ropa, alimento, telefonía, música, electrónica, locomoción, ocio..., accede sin dar golpe a la propiedad privada. Al actuar así, desempeña el mismo papel económico que los adultos que se encargan de su educación y su instrucción".
Es un libro bastante interesante. Sobre todo si tienes hijos, claro. Además es entretenido y se lee con facilidad. El fallo que le veo, bueno, no es un fallo, pero estaría mejor, creo, si ofreciera una serie de guías a modo de resumen o algo así sobre los principales puntos, algunos de los cuales he ido entresacando aquí, pero que pueden pasar desapercibidos entre las anécdotas y experiencias que relata en el libro. Os lo recomiendo.
Pues ya que has empezado a leer a Daniel Pennac te recomiendo que no lo dejes, yo cuando decidí que quería aprender francés, bueno unos años después, me leí de un tirón toda la saga de Monsieur Malaussène (empieza con Au bonheur des ogres)y me pareció espectacular y divertidísima. Ahí te lo dejo, de hecho sería el tipo de libros que yo os haría leer si algún día me uniese al club de la tortura.
ResponderEliminarRespecto al tema de fondo, es delicado, siempre se tiene la tendencia a igualar, a hacer tabla rasa. Si se hace por abajo tenemos la LOGSE, qué te voy a decir, porque es más fácil el camino que lleva a la mediocridad. Igualar por arriba es más difícil porque las aptitudes o existen o no existen. De ahí el dilema, ¿desperdiciamos el talento o abandonamos a los más débiles por el camino?
Eso sí, la educación debe ser pública y de calidad, por eso de no mezclar los talentos y los dineros, aunque los primeros tengan nombre de moneda griega.
Yo lo leí hace un par de años y me gustó.
ResponderEliminarYa lo hemos hablado más veces se ha perdido la cultura del esfuerzo y del aprendizaje. Todo está ahi al alcance de la mano asi que hacer esfuerzos parece tiempo perdido.
Juanjo..yo creo que todo el mundo tiene aptitudes para aprender, no para ser un cerebrín y sacar todo matrículas..pero la capacidad de aprender viene de serie.
Yo creo, como Molinos, que esa curiosidad y ganas de saber son consustanciales al ser humano. Y es cierto que hay quien no aprende, pero más que porque no pueda es porque no ha aprendido a aprender, a disfrutar aprendiendo. Eso pasa mucho, por ejemplo, con las matemáticas. Mucha gente se niega a aprender.
ResponderEliminarTengo otro libro sobre aprender de Pennac que se llama como una novela, pero apunto también los que dices, Juanjo.
Leí este libro el año pasado y escribí incluso una reseña. Yo no tengo hijos y me pareció muy interesante, porque habla de la educación, pero también de la sociedad, de cómo se está construyendo. Sobre lo que se necesita para enseñar, efectivamente, amor pero sobre todo la vocación. Es un libro que da gusto leer, porque sobre todo ofrece mucho sentido común.
ResponderEliminarJuanjo, en el libro una de las cosas que se dice es que tanto la Filarmónica de Berlin como la banda del pueblo necesitan violinistas, y que incluso en la banda del pueblo, primer violín solo hay uno. No se trata de abandonar a los débiles, sino de no empeñarse en que sean lo que de todos modos nunca podrán llegar a ser (pero pueden ser otras cosas).
Sí que hablaste de él, pero yo no me acordaba, la verdad. Estoy completamente convencido de que los estándares que se exigen son ridículamente bajos y aún así hay mucho fracaso escolar. Puede que sea por el gasto en educación, por la sociedad, por los profesores... no tengo ni idea. De todas formas, ayer vi esto en tuiter y me dejó patas arriba. Resulta que el gasto por alumno en España es el 15% más que en Finlandia que es la que va en primer lugar en el informe PISA de marras. ¿Por qué no copiamos su sistema? ¿Por qué hay que inventar?
ResponderEliminarPues me parece muy interesante, ND. Esto es malo, tendré que considerar el libro electrónico...y en casa de la inge, libro de papel. Me ha gustado mucho el post, cómo lo has desarrollado. Yo misma soy un caos educativo muy complicado de sobrellevar, me obligaron a leer y escribir en un mes y medio -12 de octubre a 23 de diciembre, por si se piensa alguien que es un decir-, después dijeron que sufría un retraso mental, después me expulsaron de un cole, después vino la paz, el huy cómo me gusta estudiar, después vino la ruina y nunca pude estudiar lo que quise hacer. Con estos barros, la importancia que le daba a estudiar era entre nula y rechazo...hasta que tuve a mis hijos, y me está costando. Comprendo la importancia del esfuerzo y procuro inculcarla, pero con mi periplo vital, a veces, me dan ganas a mi misma de mandarlo todo a hacer puñetas.
ResponderEliminarEl libro electrónico es una buena idea. Se ahorra y mucho.
ResponderEliminarRespecto al libro y a la educación parece que tú tienes mucho más que contar que yo. Tienes que plantearte abrir un blog. Ya sé que tenías (o tienes) uno, pero creo que uno como este en el que contaras cosas estaría muy bien.
Y también es cierto que tener hijos te hace pensar en muchas cosas.
Sí, todo el mundo tiene capacidad de apreder, pero no al mismo ritmo ni con el mismo techo. También están los que no quieren aprender, que son muchísimos, pero bastante castigo tienen aunque lo ignoran.
ResponderEliminarLo de abandonar a los más débiles por el camino es algo metafórico, simplemente quiero decir que debe existir un criterio claro del nivel exigible y si no se llega tampoco es un drama repetir un curso, por ejemplo, sin dramas. Mi hermano lo hizo con once años y estoy seguro de que fue lo mejor que le pudo pasar, dio un cambio radical y ya nunca más tuvo problemas serios con los estudios.
Y es que parece que en este país cuesta la misma vida dar con un modelo educativo que medio funcione, parece que tenemos que inventar cada legislatura la rueda y así nos va. Pasamos del aquí nadie repite a las reválidas como si nada y no nos planteamos encontrar un modelo por encima de las ideologías propias, un desastre.
Gracias ND, pues sí me lo he planteado, pero de momento lo que me importa es decir, eh, oye, que puedo tener una historia muy distinta, y partiendo de que eso es así vamos a hablar, no recrearme mucho en la historia. Me obligaron a leer en tan poco tiempo porque si no me mandaban a un curso inferior, en otro cole y era un follón. En consecuencia una falta de atención que motivó lo de la glipollez del retraso mental etc.
ResponderEliminarPor eso me preocupan más los pobres que sí se esfuerzan y luego se enfrentan a problemas absurdos como a mi me han sobrado. Pero ver las cosas desde el punto de vista del que no lo hace me ha parecido muy interesante, yo de hecho hice la carrera en automático porq no me gustó, pero llevaba 12 años de sistema educativo antes, así que no esforzarse por no ver que puede ser interesante no lo he vivido yo, sí lo de no esforzarse por saber qué es que te de la vida una hostia en el momento más jodido. Esto es lo que me ha aportado el post, que te agradezco mucho.
Y estoy con Juanjo en que pasamos a extremos, una reválida no es la solución, es una barbaridad para tantos que llevan años en un sistema que exige poco encontrarse con la p* reválida.
Es que modelos educativos que dan mejor resultado y cuestan lo mismo o menos de lo que gastamos nosotros ya los hay. No hay que inventar la pólvora. Se estudian los que funcionan y se adapta uno que haya dado resultados. No hay que descubrir la rueda cada cuatro u ocho años para terminar estropeando aún más el nivel educativo. Es cierto que hasta que eso no deje de ser un arma política para adoctrinar o para enfrentar a unos contra otros hay poco que esperar desgraciadamente de la educación en España, Juanjo.
ResponderEliminarDM, yo también hice la carrera sin pensar mucho en si era lo que quería o no. A mí lo que me pasó fue pasar de un tipo de educación en el que sin ningún esfuerzo sacaba notas a otro en el que esforzándome (o al menos me lo parecía) suspendía. Para mí la carrera fue un cúmulo de sinsabores y de decepciones. Decepciones conmigo mismo principalmente. Así que espero que mis hijos entiendan que el esfuerzo es un bien en sí mismo que nos prepara para afrontar la vida con más recursos.
En las mil y una noches hay un provervio que dice "todo es evitable salvo el destino". Parece una tontería, pero dado que el destino no es evitable, lo que sí que está en nuestras manos es intentar prepararnos lo mejor posible para afrontarlo, aunque cuando te llega el momento siempre estás perdido y sobrepasado, pero, de alguna manera, hay automatismos que ayudan en esas situaciones y en la vida en general.
Puff! vaya rollo que he soltado! Casi daba para otro post!
Hola, yo leí el libro hace uno o dos años y recuerdo que no me gustó. Probablemente esperaba otra cosa y me resultó un poco pesado. Si bien es cierto que tiene buenas reflexiones. Me ha gustado más tu post que el libro.
ResponderEliminarRespecto a la educación, es un tema peliagudo que tiene muchos matices y muchos frentes. Creo que en el problema actual del "mal de escuela" influyen muchos factores. Para mi el problema fundamental no es la escuela ( o los recursos), ni el método ( que me parece malo), ni los contenidos ( que me parecen pobres), ni los maestros ( que me parecen bastante desmotivados y nada apoyados), para mi el problema fundamental somos los PADRES. Porque no admitimos que nuestros hijos tengan que esforzarse, (porque "sufren"); nos interesa más la nota y el que no se frustren que el que aprendan según sus posibilidades. Nos sale mejor echarle la culpa al sistema, al profesor,al método etc. que ponernos las pilas y estar con nuestros hijos. En el fondo creo que exigirles esfuerzo y ayudarles, nos supone un esfuerzo que no estamos dispuestos a hacer.
Y si no ¿cómo entender que los niños hagan huelga?¿huelga de qué, de aprender?.El niño donde tiene que estar es en el colegio y si hay algo que protestar lo debemos hacer los padres. Pero no son los chicos los que tienen sindicato y los padres los que les reímos la gracia. No sería mejor exigirle al chaval que vaya a clase y aproveche el tiempo y que pregunte las dudas y que estudie en casa, que animarle a quemar colegios.
No se , yo no conozco a ningún estudiante al que le pongan exámenes, le hagan estudiar o memorizar y esté extasiado y enamorado de hacerlo. Yo tampoco cuando lo era.
Y los maestros... ya hay pocos maestros!, ahora son enseñantes o docentes. Y visto el panorama no les culpo de querer muchos días que llegue la hora de ir para casa. Ahora sólo se les deja ocuparse de las materias, ojito con reprender a un chico por portarse mal, ojito con castigar, ojito con ... y así es muy difícil trabajar y hacerlo bien y motivar y enseñar y todo eso.
Y los libros y los contenidos y las editoriales y la dispersión geográfica (es muy difícil tener ganas de ir al colegio si te levantas a las 7 y haces 50km o mas de carretera de montaña y vuelves a casa a las 5) y suma y sigue.
Habría muchas cosas que cambiar, pero nuestra mentalidad como padres me parece la fundamental.
Perdona por el rollo, y gracias por la reflexión.
Je, ND, tranquilo que creo que te he entendido; el destino ya nos ha ocurrido o nos ocurrirá sin remedio, y el arte es sobrellevarlo.
ResponderEliminarYo pienso que la educación en España fracasa porque no se valora, pero no sólo por los implicados en primera persona, alumnnos-padres-profesores, es que el mensaje que transmite la sociedad es que para qué esforzarse, salvo en este último año que muchos están dándose cuenta de que sí que vale, tema crisis. Yo tengo 42 tacos y lo que cuento pasó en otro mundo, en el que el profesorado impuso un sistema egoísta, en el que el que no se adapataba acababa fuera y apaleado moralmente, y tengo que enseñarles a mis nenes que se esfuercen, pero también siento eso de que para qué, y contra eso tengo que luchar a menudo.
La carrera la hice porque quería ir a la uni, la recompensa fue la vivencia de la uni, pero según desembuchaba en los exámenes olvidaba sin ningun tipo de resquemor moral. Creo que la experiencia con la carrera que tenemos será similar, memorización, profesorado poco motivado, profesorado endiosado, catedráticos inanguantables y esto es lo que hay. Hoy en díia, pues no sé como será la Puñitécnica de Madrid. Entonces, es tal como la viví.
112, coincido contigo en que el problema que refleja la educación es un reflejo de nuestra sociedad y que muchos padres han desistido de educar a sus hijos. Como dice DM, en España el que es formal, educado, no hace trampas ni defrauda parece que es tonto y el mensaje que se ha dado durante muchos años es que el esfuerzo es de pringaos.
ResponderEliminarAsí estamos, claro. Debemos ser el país paradigmático en la aplicación de la ley del embudo: para mí todos los derechos, para mí ninguna obligación.
No puedo evitar en este tema una petulancia juridica como es recomendaros fervorosamente la lectura de la exposición de motivos de la LOCE os pongo el enlace hay que bajar a pie de pagina junto con un parrafo
ResponderEliminarEn cuanto a los valores, es evidente que la institución escolar se ve considerablemente beneficiada cuando se apoya en un consenso social, realmente vivido, acerca ciertas normas y comportamientos de las personas que, además de ser valiosos en sí mismos, contribuyen al buen funcionamiento de los centros educativos y favorecen su rendimiento. Pero, sin ignorar el considerable beneficio que, en lo concerniente a la transmisión de valores, aporta a la escuela el apoyo del medio social, el sistema educativo ha tenido, tiene y tendrá sus propias responsabilidades, de las que no puede ni debe hacer dejación. En este sentido, la cultura del esfuerzo es una garantía de progreso personal, porque sin esfuerzo no hay aprendizaje. Por eso, que los adolescentes forjen su futuro en un sistema educativo que sitúa en un lugar secundario esa realidad, significa sumergirles en un espejismo que comporta, en el medio plazo, un elevado coste personal, económico y social difícil de soportar tanto en el plano individual como en el colectivo.
le he dado al botoncico demasiao pronto... es la LOCE que es una ley de 2002 que no entró en vigor y cuya exposición de motivos es lo contrario a la educación de estos últimos años y lo más parecido en algunas de las reflexiones de este libro sobre el esfuerzo... libro que me lei hace unos años y que recuerdo con luces y sombras.
ResponderEliminarOs recomeindo la lectura de esa exposición (tranquis son un par de folios)
112 vale los padres tenemos la culpa, pero alguna culpa también tendrán los profesores en la catastrofe educativa...recuerdo un brillante post de viveiro que fue bastante machacado que decia algo así como que "si le llevo el coche al mecanico no puede cobrarme la factura y devolvermelo roto diciendome es que usted lo conduce muy mal".
Loqueleo, gracias por la aportación. Desde luego que lo que has puesto suena muy bien.
ResponderEliminarPor cierto que entre tanto perfil y blogs nos vas a crear una esquizofrenia a tus lectores y seguidores. No podías haberte creado dos blogs con el mismo perfil?
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