Yo y la fama
Por si todavía no os habéis dado cuenta, aunque lo dudo, os diré que yo soy toda glamour. Ni Adrianas ni Natys, Abascales todas, ni Lomanas, ni Preysleres. No, queridos, el glamour soy yo. Mi elegancia innata ejerce un magnetismo natural sobre los ricos y famosos. Supongo que por eso en los dieciséis años (¡¡!!) que llevo en Madrid me he tropezado con bastantes advenedizos que quieren aprovecharse de mi imagen impecable.
Por ejemplo, en una de mis frecuentes soirées teatrales bajaba las escaleras hacia el patio de butacas a nuestro lado este actor que ni siquiera sé cómo se llama, el que hacía de padre de los niños en ‘Ana y los siete’. Mi suegra y yo lo reconocimos al instante. Sin embargo a Vargas Llosa, sentado unas pocas butacas más allá de las nuestras, no lo vimos hasta casi acabada la representación. Así somos nosotras, las mujeres ‘de mundo’, conocemos a actorcillos cuya máxima gloria es ser coprotagonista de la Obregón y siete insufribles más pero no a los grandes nombres de la literatura. ND, cuando por fin dimos con don Mario, decía ‘si yo ya lo había visto pero como no decíais nada y al otro sí le habíais reconocido pues pensé que me había equivocado’. Está claro que uno y otro buscaban una foto a mi lado. Pero si nunca voy a los estrenos es por algo. Ya deberían saberlo.
Otras sin embargo buscan mostrarme su lado más llano y cercano para que me apiade de ellas y les dediqué algo de mi precioso tiempo. Como la Condesa Viuda de Ripalda, a la que vi simulando que bajaba de un autobús municipal, caminando entre la acera y el propio autobús, en pleno Barrio de Salamanca. O la Infanta Margarita, a la que me encontré cruzando López de Hoyos a la altura de la plaza de Prosperidad con una bolsa de Lidl. Bien es verdad que hay uno de esos supermercados muy cerca, donde yo misma compro de vez en cuando, y que uso con frecuencia el transporte público madrileño. Pero no vengáis a mí con subterfugios y sencillez impostada. Así no conseguiréis nada, señoras.
Por último dedicaré unas líneas al lamentable intento de Joaquín Luque y ¿Arlequín? (aquél que ‘lanzó’ a Tamara, la mala) que bajando juntos la calle Preciados pretendían que lo insólito de la situación (ellos dos juntos, YO por la calle Preciados) me incitara a uno de esos momentos ‘locos’ que me gusta disfrutar ocasionalmente para evadirme del ambiente encorsetado y tannn elegante en el que me muevo. Una cosa es deshacerse el brushing bailando en una fiesta en la que pincha Alaska (a-do-ra-ble criatura) y otra muy distinta, chatos, juntarme con vosotros.
Al penoso suceso acaecido cuando la propia Tamara consiguió introducirse en una de las veladas de mis más íntimos sólo para conocerme no le dedicaré mucho. Sólo diré que al enterarme decliné la invitación. Porr favorrrr.
Esta chorrada de hoy viene a que ND se niega a creerse que me encontrara a la Infanta y a la Condesa en las situaciones que digo arriba (la una en la Prospe con bolsa del lidl en ristre y la otra bajando de un autobús municipal en Velázquez). Lo de Vargas Llosa el pobre todavía no lo comprende (su madre fue profe de literatura, de las buenas, gran lectora y seguidora de la actualidad literaria). Sobre Tamara en la fiesta de sus colegas es tan cierto como que hay fotos (qué horror, madre). No fuimos, por supuesto. A Luqui y Arlequín lo vimos juntos al principio de nuestros tiempos.
Tú puedes contar lo que quieras, pero lo de que viste a la Infanta, hermana del Rey, en la plaza de prosperidad con una bolsa del Lidl no hay quien se lo trague. Lo de la marichalara puede ser verdad, no el que fuera en el autobús, pero que pasara por ahí... vale.
ResponderEliminarLo de Vargas Llosa fue tal y como lo cuentas. Yo lo reconocí, pero al no reconocerlo vosotras y reconocer al de Ana y los 7... pues dudé.
De lo de la fiesta con Tamara en casa de mis amigos mejor ni hablar. Aunque, lamentablemente, es cierto.
De Arlequín y de Luqui ni me acuerdo.
La verdad es que muchas veces me dices mira a fulanito o mira esa que culo tiene o cosas de esas de personas elegantes, pero yo soy bastante despistado. No en vano me pusiste el sobrenombre de 'google'.
Ah Ani!!! Pero así no vale: tuviste la suerte de no ser presentada a ninguna! De lejos, cualquiera... yo también ví a Emily Watson en las antiguedades de Candem y no hice el bobo...
ResponderEliminarCreo que en estos casos los que hacen el bobo son ellos, salvo Vargas Llosa. Siempre. En realidad lo he escrito porque ND no se cree lo de la Infanta y la madre de marichaleta. Pero fue como lo cuento.
ResponderEliminarExcepto la firma de Martín Gaite que ya te conté, y no sé si a eso se le puede llamar presentación, a famosos dignos de ello creo que nunca me han presentado.
Vivir en los Madriles es lo que tiene, que se ven muchos famosos por la calle, en los restaurantes y en el teatro. Allí es donde se cuece el bacalao...
ResponderEliminarPor mi ciudad como mucho yo me encontraba con Miguel Delibes o con Emilio Laguna.
Si te cuento dónde vi yo a la hermana del Rey!!!!!!!. Vamos que no lo puedo contar pero acabó viniendo un guardaespaldas a decirme "como le vuelva a decir "señora" a Su Alteza Real, va a tener un problema".
ResponderEliminarY es que yo poco menos que la apartaba a empujones, pensaba que era una vieja histérica más...no me había avisado nadie...