Un extracto de David Copperfield vale más que mil palabras
Sin ninguna duda. Vale más que mil o que dos mil o que un millón de depende quién. El libro me sigue fascinando. Además os pongo una de las ilustraciones de esta edición de Alba editorial que son las de la edición original y que también valen mucho más que mil palabras.
"Empecé el día siguiente con otra zambullida en los baños romanos, y después me dirigí a Highgate. Había dejado de sentirme abatido. No tenía miedo del abrigo raído, ni suspiraba por los hermosos caballos grises. Mi forma de ver nuestra reciente desgracia había cambiado por completo. Lo que tenía que hacer era mostrarle a mi tía que no había malgastado su bondad en un objeto insensible y desagradecido. Lo que tenía que hacer era aprovechar la dolorosa disciplina de mis primeros años y ponerme a trabajar con firmeza y constancia. Lo que tenía que hacer era coger el hacha de leñador en mi mano y abrirme camino a través del bosque de las dificultades, cortando un árbol tras otro hasta llegar a Dora. Y caminé muy deprisa, como si todo eso se pudiera conseguir andando. Cuando me vi en un lugar tan familiar como la carretera de Highgate, no por placer, algo que yo asociaba con ella, sino con una misión muy diferente, tuve la sensación de que mi vida había cambiado drásticamente. Pero eso no me desanimó. La nueva vida iba acompañada de nuevos propósitos, de nuevas intenciones. La labor era ardua; la recompensa, inestimable. Dora era la recompensa, había que ganar a Dora. Era tal mi entusiasmo que lamenté que mi abrigo no estuviera ya un poco raído. Quería verme cortando aquellos árboles del bosque de las dificultades, en unas circunstancias que mostraran mi fortaleza. Me dieron ganas de pedirle a un anciano con anteojos metálicos, que picaba piedras en la carretera, que me dejara un momento su martillo para empezar a abrir un camino de granito que me condujera hasta Dora. Me acaloré hasta tal punto y llegué a jadear de tal modo que tuve la impresión de que ya había ganado no sé cuánto.
[...]
Un jinete llegó a la verja de la entrada y, sujetando el caballo por las bridas, lo metió en el pequeño patio, como si estuviera en su casa; lo ató a una argolla que había en la pared de la cochera, que estaba vacía, y entró en el comedor donde desayunábamos, con la fusta en la mano. Era el señor Jack Maldon; y la India no le había sentado nada bien, pensé. Por aquel entonces, sin embargo, yo miraba con intransigencia a todos los jóvenes que no se dedicaban a cortar árboles en el bosque de las dificultades; y mi impresión debe interpretarse con las debidas reservas".
Los jóvenes que no se dedican a cortar árboles ficticios, qué bueno!
ResponderEliminarNo recordaba este párrafo, claro, aunque la ilustración tengo claro cuándo ocurre: cuando los dos psicópatas esos van a reclamarle a la tía de David, que se lo devuelva, para que puedan seguir fastidiándole la vida.
No es exactamente ahí. El dibujo es cuando la tía vuelve a Londres. A la izquierda está Dick con la cometa y entra David con Peggoty.
ResponderEliminarEl párrafo viene después cuando tiene que trabajar y piensa que así se hace digno de Dora.
Mira que confundir a mi queridísima Peggoty con la bruja esa horrible, y al pobre David con el padrastro maldito!!!
ResponderEliminarAh, qué alma cándida, cortando los árboles de la pasantía para conquistar el amor de una jovencita "de sociedad".
Sobre todo porque la señorita Murdstone dice que tiene unas cejas como patillas! XD
ResponderEliminarLa reseña va a ser para enmarcarla.
ResponderEliminarHaz la reseña por partes y así lo doy por leído...estoy muerta por dentro o algo, porque no me ha llamado nada la atención. :(
ResponderEliminarNo sé yo si estaré a la altura, Carmen. El libro es buenísimo y tendríamos que haber leído a Dickens en vez de a Wharton o en vez de a cualquiera. Es cierto que son libros muy largos, pero te metes dentro y tienes miedo de que se acabe.
ResponderEliminarBichejo, no sé como poner aquí corazones rotos, pero irían pintiparados.
Ha sido empezar a leerlo y volver de repente a la sensación de cuando leí Historia de dos ciudades, uno de los clásicos que también me llevó al hiperespacio ¿no es genial?
ResponderEliminarDefinitivamente, Dickens es un filón que tenía abandonado, ¡gracias por el extracto!
Tita, yo también tenía abandonado a Dickens. Y muy mal, claro.
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