De viaje
No había autovía. Al principio íbamos en un Citroën que subía al arrancarlo. Era marrón. Luego cambiamos a un Renault gris. Los últimos viajes que hicimos todos juntos fueron en un Ford verde. En verano íbamos al pueblo y en Navidad veníamos a Madrid. Siempre conducía mi padre.
No le gusta conducir de noche así que siempre salíamos por la mañana. ‘Mañana todo el mundo en pie. Salimos a las seis de la mañana’. Luego él era el último en levantarse. Ahora es una broma familiar. Cargaban el coche entre refunfuñes y salíamos. Mi madre le cambiaba las gafas por las de sol y, cuando todavía fumaba, le pasaba los cigarros encendidos.
El momento más temido era cruzar El Escudo. Sobre todo si nos tocaba detrás de un camión. Siempre con niebla. Sin embargo, la vez que más miedo pasamos todos fue de vuelta una Navidad, subiendo Somosierra. Nevaba sin parar, no veíamos nada. Iba mi abuelo en el asiento de delante. Nos mirábamos de reojo y veíamos a mi padre echar miradas furtivas a mi madre por el retrovisor sin decir nada. Para no asustar (más) a mi abuelo. Al salir del túnel lucía el sol. Nos relajamos y mi abuelo se atrevió a decir algo y ya nos reímos todos.
‘Papá, ponnos los cuentos’. ‘Sí, ahora, pero espera a las noticias’. Siempre, a las horas en punto, había que oír las noticias. Tengo grabadas las sintonías de rne y de la ser desde entonces. Había un tramo por Palencia, creo, donde no se oía nada. Y sigue sin oírse. Era nuestro oasis de música o cuentos. Teníamos una cassette de cuentos clásicos. Había que darle la vuelta a mitad de 'Ruidoquedito' (que era una versión patria de 'Rumpelstinskin'). En ese cuento había una canción que todavía recuerdo y también recuerdo que no entendía lo que era ‘el huso de una rueca’ con el que se pinchaba la Bella Durmiente. También teníamos un disco de Ana Belén, Víctor Manuel, Miguel Bosé… cantando canciones infantiles que ahora les ponemos a los niños.
Jugábamos al veo-veo, nos peleábamos, nos dormíamos (mi hermano fue depurando la técnica hasta conseguir dormirse todo el camino), bebíamos agua del termo y comíamos bocatas preparados en casa. Cuando pasábamos por Vivar mi padre nos contaba la historia del Cid. Y si pasábamos por Villalar la de los Comuneros.
Sus cintas eran las del Nuevo Mester de Juglaría. Una de romances, nosotros pedíamos el de la loba parda o el de Marquitos. Y también el disco de los Comuneros. En muchos viajes sonó ‘Joaquín Sabina y Viceversa’. Y también Dire Straits. Recuerdo especialmente ‘Local Hero’.
Parábamos poco. Un pis, un café rápido y ya. Yo miraba embelesada las bolsas de patatas y las chucherías de los bares. Que casi nunca nos compraban.
Y luego estaba la llegada a casa. La casa helada, si era invierno. Y si además era domingo o fiesta, que solía serlo, la comida que tenía que improvisar mi madre con lo que hubiera por casa desde antes de las vacaciones. Lo bueno es que si veníamos del pueblo comíamos con panete. Con el panete de entonces. Que ya no es el de ahora. Qué pena.
No le gusta conducir de noche así que siempre salíamos por la mañana. ‘Mañana todo el mundo en pie. Salimos a las seis de la mañana’. Luego él era el último en levantarse. Ahora es una broma familiar. Cargaban el coche entre refunfuñes y salíamos. Mi madre le cambiaba las gafas por las de sol y, cuando todavía fumaba, le pasaba los cigarros encendidos.
El momento más temido era cruzar El Escudo. Sobre todo si nos tocaba detrás de un camión. Siempre con niebla. Sin embargo, la vez que más miedo pasamos todos fue de vuelta una Navidad, subiendo Somosierra. Nevaba sin parar, no veíamos nada. Iba mi abuelo en el asiento de delante. Nos mirábamos de reojo y veíamos a mi padre echar miradas furtivas a mi madre por el retrovisor sin decir nada. Para no asustar (más) a mi abuelo. Al salir del túnel lucía el sol. Nos relajamos y mi abuelo se atrevió a decir algo y ya nos reímos todos.
‘Papá, ponnos los cuentos’. ‘Sí, ahora, pero espera a las noticias’. Siempre, a las horas en punto, había que oír las noticias. Tengo grabadas las sintonías de rne y de la ser desde entonces. Había un tramo por Palencia, creo, donde no se oía nada. Y sigue sin oírse. Era nuestro oasis de música o cuentos. Teníamos una cassette de cuentos clásicos. Había que darle la vuelta a mitad de 'Ruidoquedito' (que era una versión patria de 'Rumpelstinskin'). En ese cuento había una canción que todavía recuerdo y también recuerdo que no entendía lo que era ‘el huso de una rueca’ con el que se pinchaba la Bella Durmiente. También teníamos un disco de Ana Belén, Víctor Manuel, Miguel Bosé… cantando canciones infantiles que ahora les ponemos a los niños.
Jugábamos al veo-veo, nos peleábamos, nos dormíamos (mi hermano fue depurando la técnica hasta conseguir dormirse todo el camino), bebíamos agua del termo y comíamos bocatas preparados en casa. Cuando pasábamos por Vivar mi padre nos contaba la historia del Cid. Y si pasábamos por Villalar la de los Comuneros.
Sus cintas eran las del Nuevo Mester de Juglaría. Una de romances, nosotros pedíamos el de la loba parda o el de Marquitos. Y también el disco de los Comuneros. En muchos viajes sonó ‘Joaquín Sabina y Viceversa’. Y también Dire Straits. Recuerdo especialmente ‘Local Hero’.
Parábamos poco. Un pis, un café rápido y ya. Yo miraba embelesada las bolsas de patatas y las chucherías de los bares. Que casi nunca nos compraban.
Y luego estaba la llegada a casa. La casa helada, si era invierno. Y si además era domingo o fiesta, que solía serlo, la comida que tenía que improvisar mi madre con lo que hubiera por casa desde antes de las vacaciones. Lo bueno es que si veníamos del pueblo comíamos con panete. Con el panete de entonces. Que ya no es el de ahora. Qué pena.
y yo que pensaba que era la única a la que su padre le contaba en los viajes en coche la historia del Cid? a nosotros, a mi hermano y a mi, nos la contaba según pásabamos por Santa Gadea. Será esa una de las razones por las que mi hermano se hizo historiador?
ResponderEliminarMuy buen blog. Seguiré visitandoos.
un saludo
Inma
p.s. yo todavía escucho El nuevo mester y ahora se lo pongo a mi hija de 1 año, será que me siento más cercana a mi padre que ahora no está ya.
y yo que pensaba que era la única a la que su padre le contaba en los viajes en coche la historia del Cid? a nosotros, a mi hermano y a mi, nos la contaba según pásabamos por Santa Gadea. Será esa una de las razones por las que mi hermano se hizo historiador?
ResponderEliminarMuy buen blog. Seguiré visitandoos.
un saludo
Inma
p.s. yo todavía escucho El nuevo mester y ahora se lo pongo a mi hija de 1 año, será que me siento más cercana a mi padre que ahora no está ya.
En mi familia los viajes eran todavía peor, porque no teníamos coche, así que tirábamos de autobús o tren, y yo me mareaba mogollón, así que puedes imaginarte que llegar adonde fuera era una liberación XD.
ResponderEliminarGuuuusanito medidor, diiiime cuanto mido yoooo ay jijiii ay jojooo guuusanito medidorrr, que cosquillas tengo yo!!
ResponderEliminarEl niño robot le dijo a la abuela que le diera cuerda para ir a la escuela, la abuela le dijo que estuviera quietoooo, la cuerda le hacia cosquillas al nieto!!
Los cochinitos ya estan en la camaaa muchos besitos les dio su mamaaaa y calentitos todos en pijama, dentro de un rato todos roncaraaannnnn
Dime que si, que es esa cinta, dime que sí TE LO SUPLICO!!!!
Nosotros también viajábamos, pero de noche, mi padre era ave nocturna. Yo iba tumbada en el asiento de atrás. En los huecos de los pies ponian maletas para hacer una "cama" y que entrásemos mi hermana y yo, pero al final ella iba todo el tiempo subida en la bandeja de atras, la que esta cubriendo el maletero...qué tiempos aquellos, no?
En esos viajes fue cuando me enamoré de Sabina, Serrat y Juan Pardo. Cuando me aprendí todas las canciones de Mecano , corridos mexicanos y coplas de LA PIQUER.
Que guay, gracias por hacerme recordar esas cosas tan chulas!!!
Qué recuerdos de Granada a La Mancha, con el "Física y Química" de Sabina, cuando todavía se pasaba por el centro de Jaén y el viaje duraba 7 horas sin aire acondicionado, en lugar de 4 y media como ahora.
ResponderEliminarGracias.
Cuando viviamos en los USA, la profe del kinder de mi hijo me pidió que le prestara alguna cinta con canciones para niños en español, y que le tradujese las letras. Fui a prestarle esa que tú comentas, hasta que me di cuenta de lo poco políticamente correcta que eran las letras (la negrita Cucurumbé; que se quería blanquear la cara; la patita con el marido vago y maltratador; el ratón vaquero, gringuito para más inri, que decía sin cortarse "what the heck..."; el negrito sandía, al que zumbaban por decir palabrotas... )En fin, no me acuerdo que le di, además de largas...
ResponderEliminarPues no eras la única, Anónima comentarista. Eso sí, nosotros no hemos salido historiadores ninguno. Mira, me has dado ganas de oir al Mester.
ResponderEliminarDoctora, lo siento.
A mandar Croke. Sííí es ese disco. Nosotros oíamos a Carlos Cano pero no a la Piquer.
De nada, Eliahh.
Anónimo que vivió en los usa, ya nunca volveré a oir igual esas canciones. La única pasable es el niño robot, no?
Nosotros íbamos siempre en Seat, 127, 131 Supermirafiori y Ronda.
ResponderEliminarLuego a mi padre le dio por lo francés y los últimos viajes ya los hacen ellos dos solos en coche alemán.
Las cintas se elegían por turno, mi madre ponía Serrat, Julio, Carlos Cano y coplas varias, y nosotros Parchís y Enrique y Ana.
Mi padre los recopilatorios del momento (el Boom y esas cosas)
La única música prohibida era Hombres G.
Y sabían que si me aburría acababa vomitando, así que los recuerdo como divertidos.
Me guardo la idea para un post futuro dentro de un tiempito, que no se note mucho el plagio.
Jajajaja, yo alguna vez me trague toda la discografia del Duo Dinamico.... Y eso no está pagao
ResponderEliminar¿molesto?
ResponderEliminarRecuerdo mi primer gran viaje, de Cartagena a Cabuérniga en Cantabria, los OCHO en un Simca 1000. Mi padre inventó el Tetris humano.
No la guardes mucho Bich que luego se quedan revenidas...
ResponderEliminarCarlos, eso es crueldad infantil o algo ¿no?
Pazzos, ¿cómo vas a molestar? Ocho en un simca 1000!! ahora te enchironan por eso.
Por cierto, bienvenidos a los nuevos.
Me ha gustado mucho, Anniehall. Me ha recordado, como creo que a todos, mi niñez. ¡Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti Carmen.
ResponderEliminar