Cumpleblog

Hoy cumplimos dos años. De blog digo. Ya decía el otro día que en este último trimestre se nos acumulan las celebraciones y cumpleaños. El año pasado no lo celebramos. Podría decir que es que nosotros somos tan chulos que solo celebramos los años pares. Pero no, eso fue más bien otra de las marcas de esta nuestra (y vuestra) casa: la línea desastre. Esa misma que nos hace olvidarnos, o casi, los aniversarios y cosas así.

Total que ya llevamos dos años por aquí dando la brasa. Cuando empezamos, esto ya lo hemos contado varias veces, se suponía que esto iba a ser la versión virtual del Blasco, ese bar donde pasábamos las horas que se suponía debíamos estar en la escuela. Es decir que aquí deberían dejar sus tontás, aparte de nosotros mismos, Sheldon, Calvin, Sheldonwoman y otros varios más que ni siquiera llegaron a crearse un usuario. De hecho, quien abrió el Blasco fue Sheldon, que luego protagonizó su propio spin off… El blog con más comentarios en la historia en los primeros posts y también el más rápidamente muerto de éxito.

El caso es que al final ND y yo nos quedamos solos ante el peligro. Y poco a poco hemos ido contando nuestras cosas. Hemos celebrado cumpleaños y aniversarios, hemos hablado de nuestros recuerdos, viajes y anécdotas, hemos desahogado nuestras penas del trabajo, hemos hablado de cine, algo más de música y ND mucho más de libros, hemos desahogado nuestras indignaciones con las tonterías del día, confesado nuestras manías y hasta tenemos una estrella invitada que cualquier día nos da un susto y se abre su propio blog por aclamación popular.

Lo cierto es que ahora siempre escribo deprisa y corriendo y, sobre todo, escribo mucho menos que al principio. Ahora tengo que empeñarme hasta que encuentro de qué hablar. Supongo que serán rachas.

Si me pongo a pensarlo creo que mis entradas del principio eran mucho mejores que las de ahora. Al menos las cuidaba más, les dedicaba más tiempo. Además, supongo que sería la emoción de la novedad, cualquier asunto (lo que oía en la radio, algo que me pasaba en el trabajo, lo que leía…) me sugería un post. Y es una pena porque aquellas entradas del principio no las ha visto casi nadie. Los cuatro gatos que nos leían entonces y algún otro loco que se ha leído el blog de cabo a rabo (gracias).

Recuerdo al principio como miraba el blog cada cinco minutos buscando algún comentario nuevo. Y la ilusión que hacía cada comentario y, sobre todo, la emoción cuando alguien nuevo comentaba y se hacía seguidor. No es que ahora tengamos setenta comentarios en cada post ni que no nos hagan ilusión, que hacen mucha (todos a comentar se ha dicho). Pero era diferente, supongo que como todos los principios.

Y creo que eso ha sido lo mejor de estos dos años. Los comentarios y los comentaristas. Sé que es un tópico pero es que es así.

Es curioso, y hace pensar, ver cómo lo que a ti te parecen verdades absolutas otras personas lo ven de una manera completamente distinta. Y que esas personas son gente normal, como tú pero tan diferentes. Esto es otra obviedad pero es que el blog ha dado pie a conversaciones que en el día a día no son habituales.

También es muy emocionante encontrar consuelo y comprensión a nuestras pequeñas penas en gente a miles de kilómetros y a la vuelta de la esquina.

Así que hoy os damos las gracias a todos: a los setenta y un seguidores declarados, a los posibles seguidores en la sombra (aprovechad y salid del bicarbonato hoy), a los comentaristas bocachancla, a los comentaristas chinchones, a los peleones, a los esporádicos, a los comentaristas en ciernes…

A todos muchas gracias porque, aunque esto se escriba porque se quiere y se pone lo que uno quiere, sé que dos años después no seguiríamos aquí (al menos yo) si al otro lado no hubiera gente que nos ve.

Muchas felicidades a todos.