Certezas

Todos lo sabéis, son esos pequeños detalles que permanecen a pesar de todo los que hacen que nos sintamos seguros. Las leyes de la física (siempre que no entremos a niveles nanoscópicos ni a grandes velocidades), que el sol sale por el este (bien lo vio Cuerda en su gran Amanece que no es poco) y se pone por el oeste, que un León amarillo nos la va a liar en la carretera en menos de dos segundos, que lloverá el día que no nos llevemos paraguas y nos caerá el diluvio del siglo si osamos no cogerlo cuando nos hemos alisado el pelo, que ligarás el día que vas con bragas de crisis de ropa limpia y no estás depilada... En fin, ya sabéis a qué me refiero.

Pues que sepáis que esto también está empezando a resquebrajarse. Sí, yo ya estoy notando temblar el suelo bajo mis pies. Todo se desmorona. Pequeños detalles sin aparente importancia están empezando a modificar el mundo tal y como lo conocemos.

¿Y por qué digo esto? os preguntaréis, que ya sé yo que los lectores de este blog sois de nivel. Pues porque una ley inamovible hasta ahora está comenzando a no cumplirse. Me refiero a la ley de la segunda mandarina.

¿Pero cómo que qué es eso? No me lo puedo creer. ¿Cómo es posible que no conozcais la ley de la segunda mandarina? Bueno, no os preocupéis, es probable que no conozcáis su formulación pero estoy segura de que la habréis experimentado sin excepciones cada temporada de cítricos.

La ley de la segunda mandarina se formula de la siguiente manera:

'Toda mandarina ingerida en segundo lugar durante una comida tendrá peor sabor y menor frescura y jugosidad que la ingerida en primer lugar. Su grado de acidez, por el contrario, superará con creces al de la primera.'

De ella se deriva además el siguiente corolario:

'La calidad de la segunda mandarina será tanto peor cuanto mayor fuera la de la primera'.

Años y años como consumidora de mandarinas me confirman que esta norma se cumple siempre. Es más, ha habido veces que, de tan buena que estaba la primera, ya no me he comido la segunda por el temor a lo que me iba a encontrar en la siguiente. Esto es así.

Pues no. Esto ERA así. Este año ya van varias veces que la segunda mandarina ha sido mejor, incluso mucho mejor que la primera.

Yo ya estoy temblando. Y vosotros, que sois chicos listos (demasiado peloteo en este post ¿no?), deberíais iros preparando ya para lo peor.

Luego no digáis que no os lo advertí.

Comentarios

  1. Pues a mi, ahora que ha empezado la temporada, se me sigue cumpliendo el teorema de las castañas asadas: la última del cucurucho o está pocha o no hay dios que la pele.

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  2. La ley de la segunda mandarina es de absoluta certeza, aunque yo la matizaría más como siempre que hay una mandarina seca es la segunda.

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  3. Así que... ¿a partir de ahora sólo lloverá cuando saque el paraguas? ¿dejaré de encontrarme a mis ex-compañeras de colegio el día en que me sale un grano en mitad de la frente? ¿Dejaré de morirme de hambre justo los días en los que se me olvida llevarme la chocolatina al curro?... no sé decirte, esas leyes inamovibles eran todas un poco puñeteras, lo mismo salimos ganando XD.

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  4. Hace años que descubrí la manera de burlar la ley universal de la mandarina. Lo importante es decidir de antemano cuántas mandarinas se van a comer. A continuación se pelan todas, pero (y eso es muy importante) no se mezclan. Se procede a probar un gajo de cada una y se ordenan por sabor, jugosidad, etc. (aquí cada cual sabe lo que para él es más importante). También es importante saber cuándo hay que parar: si una vez consumidas las mandarinas decididas de antemano se decide consumir una mandarina más, la ley de la mandarina vuelve a demostrar su implacabilidad :-)

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  5. Jo, yo nunca había oído esta ley de la mandarina, y como Mandarina Connosseur no me había dado cuenta. Pero me gusta como metáfora de las certezas...

    muxus

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  6. Toda mandarina que comas fuera de casa siempre estará mejor que las que compres para tu casa.

    Esto es de una certeza absoluta.

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  7. Oh Dios mío! Definitivamente voy a alisarme el pelo, a ver si deja de llover de una vez.
    Lo de la neboda es de nota, eh? No será electrónica?

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  8. Pero es que eso nos devuelve a la primera fórmula, ND.

    Doctora, serían malas pero era lo que nos mantenía seguros en nuestras escasas certezas. Si esto se acaba ¿qué nos va a quedar?¿eh?

    La neboda, eso es jugar a los dados con el destino, puede traer terribles consecuencias... A los hechos me remito.

    Di, ¿una Mandarina Connaisseuse que no sabe de esta ley? Impostora!!

    Esa es otra certeza, Moli, estoy contigo.

    Tochi, otra ley no escrita es que si lo haces adrede no se cumple. Que no lo sepas a estas alturas...

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  9. No, no tiene por qué... Lo que yo he propuesto es la teoría unificadora de la teoría de la mandarina más el caso que nos ocupa.

    Puede haber dos mandarinas buenas, pero en caso de que haya una mala, será la segunda.

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  10. Yo nunca he comido una segunda mandarina. Ahí lo dejo.

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  11. Pues, Bichejo, muy mal. Las mandarinas están hechas para comer varias, sobre todo cuando están buenas. A mí me encantan y hay días que es lo que ceno, seis u ocho mandarinas. Claro, luego me paso la noche meándome, pero esa es otra historia...

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  12. Hay otra ley indubitable de la mandarina: la que come otro, cuando tú no lo has hecho, tiene un aroma mucho mejor que la que comes tú. En mi caso, tras varios intentos, dejo de comer mandarinas.

    Pero certezas, pocas: han desaparecido cientos de miles de especies porque por causa del clima se ha roto la costumbre de miles de años de que los pollitos comieran unos gusanos que solían nacer semanas antes de que lo hicieran ellos. Los pollitos de pájaro que nacen ahora antes que los gusanos, desaparecen como especie... o son diezmados y solo sobreviven aquellos que encuentra otro alimento sustitutivo. O ninguno, o muy pocos.

    Y en un mundo de relaciones gigacomplejas, no sabemos las consecuencias de una multitud de pequeñas variaciones.

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