Mi afición por los polígonos industriales

Una de las máximas que repite mi jefe cual mantra es el que nace lechón, muere cochino. Y cierta razón tiene. Por muchos palos que nos den y por mucho que sepamos que lo estamos haciendo mal, hay algo que nos empuja hacia el desastre, hacia nuestro sino.

Ya conté mis aventuras para conseguir en Londres unos encargos que me hizo Anniehall. Ir a un polígono industrial en transporte público es como ir en bicicleta sin frenos. Puede salir bien, puede ser divertido, pero lo más seguro es que nos peguemos una buena torta.

El caso es que ayer me fui a un centro comercial en un polígono industrial y en transporte público con la misión de comprarle a Anniehall su regalo de Navidad. Un propósito muy noble, pero algo descabellado como os contaré a continuación.

Para hacer más llevadero mi infierno, decidí llevarme un libro. Ese libro fue Libertad, que es un tocho de 700 páginas, vamos, lo que se dice un libro de bolsillo... Y, además -sí, el destino es incierto, pero nosotros hacemos muchas veces nuestro propio destino- me llevé un jersey y una cazadora. Ingenuo de mí, pensé que siendo el último día de octubre podría necesitarlos.

Desde la parada de autobús hasta el centro comercial hay como un kilómetro andando, más o menos. En mi caso más porque me equivoqué de lado y tuve que darme la vuelta para poder entrar. A esas alturas ya iba sudando con la cazadora en un brazo y el libro en el otro.

En el centro comercial visité tiendas y no compré nada. Bueno, no compré el regalo de Anniehall, compré unos calzoncillos de spiderman y unos calcetines de cars para J y unas camisetas interiores de princesas para C. Pregunté para comprarle el regalo de cumpleaños a la madre de Anniehall, pero en la librería me miraron con ojos raros y me dijeron que lo más que podían hacer era pedírmelo para dentro de unos días. Tenía intención de descansar y tomarme un frapuccino, pero viendo que la mañana iba pasando y que tenía cosas por hacer me encaminé a la parada de autobús ya con el brazo en el que llevaba el abrigo y la bolsa medio rígido del esfuerzo. Crucé la autovía por un paso elevado que temblaba en sintonía con mis pasos y me fui a Nuevos Ministerios. Deambulé por el centro comercial y descubrí que el regalo que quería hacerle a Anniehall no resistió el choque con la realidad, no era lo que esperaba.

Como han abierto al lado una fnac, decidí pasarme a ver qué encontraba. Allí compré el regalo que me pidió Anniehall y encontré algo susceptible de ser el regalo. Y vi que ponía que si te hacías socio te hacían un 5% de descuento. Así que me fui a atención al cliente a hacerme socio. Esperé cola, me senté y me dijeron que si me habían informado de las condiciones, eso ya me escamó un poco porque a mí, como socio del club día y el club carrefour, nunca me habían hablado de condiciones. Al ver mi cara de estupor, empezó a decirme lo estupendo que era el club y la cantidad de sitios guays a los que podría ir y lo feliz que iba a ser. A esa altura ya le paré y le dije que cuánto... él dijo er... 15 euros. A lo que le dije: pues no me interesa.

Me entraron muchísimas ganas de volver a ir al polígono industrial en el que estaba el mismo ortículo, al mismo precio, pero sin emboscadas absurdas y tomaduras de pelo. Al final pasé por el aro y lo compré en la fnac (una y no más). Me dirigí a las cajas y de nuevo tuve un encontronazo con la cajera con la que tuve la siguiente conversación:

-Hola, buenos días
-Hola, buenos días. ¿Tiene la tarjeta de socio de la fnac?
-No.
-¿Y sabe cuales son sus condiciones?
-Sí, y por eso no quiero hacérmela.
-Pero le saldría gratis...
-No, no me saldría gratis, tendría que pagar 15 euros.
-Pero le saldría gratis por lo que ha comprado...
-No, no me saldría gratis y por eso no la quiero.
-Pero le compensaría...
-Sí, pero no la quiero porque no es gratis.
-Pero...
-¡Qué no la quiero, jolines! (bueno, no dije eso, pero este es un blog con control paterno...)

En fin, que yo no tengo nada en contra de que haya tarjetas y que la compre quien quiera. Ya sabéis que si gastáis más de 300 euros al año en esa tienda os saldrá a cuenta, pero desde luego no será un descuento del 5% ni mucho menos. Además, los descuentos no son directos, salvo en libros o en discos y te los dan en cupones que te mandan a casa y para canjearlos tienes que hacer una compra de X euros. No quiero llamarlo timo porque te lo explican muy amablemente, pero cerca le anda.

La vuelta a casa pudo haber sido mi tumba debido al libro Libertad y a los dos que compré en la fnac y que pesaban un quital cada uno, pero gracias a dios me pasé por el trabajo y un compañero mío me acercó hasta avenida de América. Allí fui al Dia, donde aceptaron mi tarjeta sin cuotas ni tonterías y me llevé dos botes de Ariel, con lo que completé unas pruebas de resistencia y entereza que ríete tú de Hércules, ese gayer...

Hoy tengo agujetas en el antebrazo izquierdo de llevar la cazadora y las bolsas, pero estoy vivo. El año pasado juré no volver a comprar más que online, pero no lo he cumplido. En el castigo llevo la penitencia. Os cuento todo esto por si os sirve de lección y os puedo ahorrar algún infortunio.

Comentarios

  1. Tienes más valor y arrojo que chuck norris y seagal juntos! Yo a esos sitios voy en coche,aunque ayer casi me salta el fusible de la ira en la vaguada. Cómo puede coordinarse tanta gente para salir a la misma hora?
    Yo con las compras online estoy contento en general,salvo algunas pifias... Pero sinceramente para ropa y alguna otra cosa más,prefiero ver el artículo en vivo.

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  2. Llevas toda la razón, yo lo aprendí también por las malas cuando, inocente de mí, compré mi actual ordenador por internet, pero sólo se podían devolver las cosas (incluso las defectuosas tras arreglos falsos) en persona en el susodicho polígono. Dos viajes los hice en coche (gracias a un compañero de trabajo también, a otro) y uno en bus, y me juré que nunca volvería a picar. Ahora como mucho compro en PC Box que me deja el Metro al lado, y no hay torre suficientemente grande que me lo impida.
    Bendito Amazon (extranjero) y benditos Buyvip, Privalia, etc.

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  3. No es valor, breadbimbo, es inconsciencia. El caso es que es la segunda vez que caigo, parece que soy lento para aprender... Ah, y gracias por pasarte por el blog!

    Eliahh, es cierto que hay cosas que son peliagudas de comprar por internet y hasta que no puedas devolverlo también de manera gratuita siempre habrá situaciones como la tuya.

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  4. Eres un padre ejemplar y un marido maravilloso, además de un valiente, y aunque conociéndome dudarás, no, no lo digo de coña.

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  5. Se me ha vuelto a perder el comentario... Esto de comentar desde el móvil es un peligro...

    Decía que eso de arrostrar peligros es de locos o héroes y yo creo que soy más loco...

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  6. ¿Solo lees un libro a la vez? Te lo pregunto porque igual es buena idea alternar con uno de menos páginas para poder llevárlo sin perder el brazo.

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  7. Pues normalmente sí, Carmen, solo leo un libro a la vez. Visto en retrospectiva debería haber pasado de libro o haberme llevado uno más ligero, pero en su momento me pareció una buena idea...

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  8. Ejem, era mi comentario. Nuevamente no he mirado si Anniehall tenía la sesión abierta en el ordenador... :-)

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  9. Yo si la tengo, el 5% si es inmediato, el resto de ofertas no.En mi caso, además de que gasto más de 300 anuales en dicho lugar, me dan parking gratis en el centro comercial donde está, que casualmente, es el único centro comercial al que acudo.
    Jamás me la han ofrecido, ni en caja, ni en ninguna parte, será que con los catalanes tienen otra política a seguir.

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  10. El 5% es inmediato en libros y discos, no en electrónica, según me dijeron. No he tenido ocasión de comprobarlo.

    Al que le merezca la pena, que la tenga, pero por principio que te cobren me parece mal.

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  11. Sí, yo tengo experiencia con esas tarjetitas de promoción. En Cepsa, por ejemplo, después de estar echando gasolina en sus estaciones de servicio durante dos años o tres, ya tengo la maravillosa cantidad de 7 euros que se me descontarán la próxima vez que llene el depósito.

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  12. Puede ser porque yo no compro electrónica.
    Yo ese odio visceral se lo tengo a la American y sus vendedores, esa si es un timo en toda regla, porque además de que su precio a partir del segundo año es superior a 50 euros, hace el cambio de moneda más caro del mercado, y conseguir puntos canjeables es harto difícil.

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  13. Estoy con tu idea original: los regalos, mejor comprarlos por internet. En su defecto, en tiendas del centro, pero no me vuelven a pillar en otro centro comercial.

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  14. Doctora, no sé, a lo mejor con coche propio no es tan penoso. El otro día fuimos a ver Tintin y tuve que quedarme dando vueltas para aparcar mientras Anniehall y los niños compraban las entradas. Estaba hasta arriba!

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