Esas cosas que te facilitan la vida
Hay cosas y cosas. Eso no es decir mucho, lo sé, pero eso no lo hace menos cierto. Es incluso más cierto. Hay cosas que te facilitan la vida como la comida a domicilio, internet o la KitchenAid... bueno, esa sobre todo se la facilitaría a Anniehall...
Hay otras cosas que te parece que deberían ser fáciles, pero no. Esas que no ves venir son peores porque te pillan con las defensas bajas, no estás preparado y te sientes abrumado por algo que debería ser simple, pero no lo es.
Por ejemplo, pongamos por caso que tienes que devolver un libro electrónico que no funciona y que te han sustituido amablemente por otro que sí vía mensajero. Además te consignan en un correo electrónico lo que tienes que hacer. Incluso más, te facilitan las etiquetas que tienes que imprimir y pegar en el paquete. Y, en un alarde de suerte, a tu señora esposa se le han olvidado en la impresora unos folios-pegatina (tú pensabas sujetarlo guarreramente al paquete con la cinta de embalar). Parece que todo se confabula para que algo que debería ser sencillo lo sea.
Para facilitar aún más las cosas, justo debajo de mi casa hay una empresa de mensajería donde además ya tienen mis datos de cuando mandé el otro. Me atienden amablemente y me dicen que necesitan un teléfono de contacto del destinatario. Yo le digo que no tengo ni idea, que no lo tengo. Ella me dice que entonces no me lo pueden mandar. Le digo que mire si en el envío anterior aparecía alguno porque va al mismo sitio y me dice que esa información no la tiene y que si no le doy el teléfono no puede mandarlo.
Salgo con las orejas gachas y recuerdo que justo enfrente, algo escondida, hay otra empresa de mensajería. Allí me presento y no me piden el teléfono... pero me piden la factura.
- ¿Perdone? ¿La factura de qué?
- Del envío.
- Pero si lo envío yo y yo no mando ninguna factura.
- Pues sin fatura no podemos enviarlo.
- Pero si yo no tengo factura.
- Pues tiene que ser algo como esto -me imprime un papel y me lo enseña.
- Y ¿no puedo rellenarlo a boli?
- No, tiene que ser a ordenador.
- Bueno, pues voy a casa a hacerlo...
- Ah, y por quintuplicado!
...
- Buenas tardes...
Con los ánimos ya mermados, volví a casa y empecé a hacer la factura ficticia. Me conecté al chat de atención al cliente de Amazon y les pedí el teléfono que también me pedían en la factura. Como ya tenía el teléfono decidí probar suerte otra vez en el que está más cerca de casa y que no me habían hablado de facturas ni de nada...
Volví, transcribieron la dirección primorosamente pegada y me dijeron que eran cuarenta y cinco euros. Diligentemente los saqué y de casualidad vi que en la etiqueta impresa ponía Lexington, Reino Unido. Así que le dije a la señorita que no era a Reino Unido, sino a Estados Unidos... Recalculamos precio y por ochenta euros está todo zanjado. Bueno, todo no, porque yo no llevaba ochenta euros encima, solo setenta y cinco. Se lo comento y le indico que si sería posible pagar con tarjeta. Me dice que mejor no, pero lo intentamos... y pude pagar! Me despido lleno de gozo, llego a casa, abrazo a mi hija y nos ponemos a ver Campanilla y el Tesoro Perdido.
En esas estamos cuando suena el teléfono. Lo cojo y son de la empresa de mensajería diciéndome que me he ido sin rellenar la factura y que hasta que no esté la factura no pueden mandarlo. Sudores fríos me recorren el cuerpo, pero aún así en un arranque de valentía le pido a C que se ponga los zapatos y el abrigo y nos vamos a rellenar la factura de los güevos.
Por lo menos me dejan rellenarla a mano. Hay algo que me sorprende bastante y es que todos los datos que tengo que rellenar ya los he dado antes y los tienen ellos... bastaría con que lo imprimieran y yo simplemete lo firmara, pero tampoco quería que se rieran de mí con mi hija delante, así que rellené los papeles y di un valor de 100€ al envío. Les dije que si no iba a tener problemas en la aduana mandando una cosa que no es que yo le haya vendido a Amazon, sino que es que está estropeada y que no entendía como habia aduana para cosas estropeadas. Me convencieron rápidamente indicándome que eso ya era cosa del destinatario.
Firmé y me fui arrastrando del brazo a mi hija diciéndole corre, C, corre, algo que ella no entendía muy bien, pero viendo mi cara de sufrimiento aceptó sin rechistar.
Sirva esta experiencia de aviso a los que os pasáis por aquí. Nunca vayáis con la guardia baja, aunque parezca que todo está solucionado el mal se agazapa donde menos te lo esperas, incluso en una factura inexistente... Así que tengan cuidado ahí fuera!
Hay otras cosas que te parece que deberían ser fáciles, pero no. Esas que no ves venir son peores porque te pillan con las defensas bajas, no estás preparado y te sientes abrumado por algo que debería ser simple, pero no lo es.
Por ejemplo, pongamos por caso que tienes que devolver un libro electrónico que no funciona y que te han sustituido amablemente por otro que sí vía mensajero. Además te consignan en un correo electrónico lo que tienes que hacer. Incluso más, te facilitan las etiquetas que tienes que imprimir y pegar en el paquete. Y, en un alarde de suerte, a tu señora esposa se le han olvidado en la impresora unos folios-pegatina (tú pensabas sujetarlo guarreramente al paquete con la cinta de embalar). Parece que todo se confabula para que algo que debería ser sencillo lo sea.
Para facilitar aún más las cosas, justo debajo de mi casa hay una empresa de mensajería donde además ya tienen mis datos de cuando mandé el otro. Me atienden amablemente y me dicen que necesitan un teléfono de contacto del destinatario. Yo le digo que no tengo ni idea, que no lo tengo. Ella me dice que entonces no me lo pueden mandar. Le digo que mire si en el envío anterior aparecía alguno porque va al mismo sitio y me dice que esa información no la tiene y que si no le doy el teléfono no puede mandarlo.
Salgo con las orejas gachas y recuerdo que justo enfrente, algo escondida, hay otra empresa de mensajería. Allí me presento y no me piden el teléfono... pero me piden la factura.
- ¿Perdone? ¿La factura de qué?
- Del envío.
- Pero si lo envío yo y yo no mando ninguna factura.
- Pues sin fatura no podemos enviarlo.
- Pero si yo no tengo factura.
- Pues tiene que ser algo como esto -me imprime un papel y me lo enseña.
- Y ¿no puedo rellenarlo a boli?
- No, tiene que ser a ordenador.
- Bueno, pues voy a casa a hacerlo...
- Ah, y por quintuplicado!
...
- Buenas tardes...
Con los ánimos ya mermados, volví a casa y empecé a hacer la factura ficticia. Me conecté al chat de atención al cliente de Amazon y les pedí el teléfono que también me pedían en la factura. Como ya tenía el teléfono decidí probar suerte otra vez en el que está más cerca de casa y que no me habían hablado de facturas ni de nada...
Volví, transcribieron la dirección primorosamente pegada y me dijeron que eran cuarenta y cinco euros. Diligentemente los saqué y de casualidad vi que en la etiqueta impresa ponía Lexington, Reino Unido. Así que le dije a la señorita que no era a Reino Unido, sino a Estados Unidos... Recalculamos precio y por ochenta euros está todo zanjado. Bueno, todo no, porque yo no llevaba ochenta euros encima, solo setenta y cinco. Se lo comento y le indico que si sería posible pagar con tarjeta. Me dice que mejor no, pero lo intentamos... y pude pagar! Me despido lleno de gozo, llego a casa, abrazo a mi hija y nos ponemos a ver Campanilla y el Tesoro Perdido.
En esas estamos cuando suena el teléfono. Lo cojo y son de la empresa de mensajería diciéndome que me he ido sin rellenar la factura y que hasta que no esté la factura no pueden mandarlo. Sudores fríos me recorren el cuerpo, pero aún así en un arranque de valentía le pido a C que se ponga los zapatos y el abrigo y nos vamos a rellenar la factura de los güevos.
Por lo menos me dejan rellenarla a mano. Hay algo que me sorprende bastante y es que todos los datos que tengo que rellenar ya los he dado antes y los tienen ellos... bastaría con que lo imprimieran y yo simplemete lo firmara, pero tampoco quería que se rieran de mí con mi hija delante, así que rellené los papeles y di un valor de 100€ al envío. Les dije que si no iba a tener problemas en la aduana mandando una cosa que no es que yo le haya vendido a Amazon, sino que es que está estropeada y que no entendía como habia aduana para cosas estropeadas. Me convencieron rápidamente indicándome que eso ya era cosa del destinatario.
Firmé y me fui arrastrando del brazo a mi hija diciéndole corre, C, corre, algo que ella no entendía muy bien, pero viendo mi cara de sufrimiento aceptó sin rechistar.
Sirva esta experiencia de aviso a los que os pasáis por aquí. Nunca vayáis con la guardia baja, aunque parezca que todo está solucionado el mal se agazapa donde menos te lo esperas, incluso en una factura inexistente... Así que tengan cuidado ahí fuera!
El fantabuloso mundo de la logística... pedorras e inútiles detrás de un mostrador (habitualmente los pedorros son los jefes, todo se diga).
ResponderEliminarGracias por tus consejos, y qué santa paciencia has tenido macho...
Madre mía, si es que vengo observando que a veces la cosita que parece una tontada acaba convirtiéndose en la peor pesadilla.
ResponderEliminarBueno, Juka, la paciencia es necesaria porque si no lo envío al final me cobran el que me mandaron gratis... así que mandarlo hay que mandarlo...
ResponderEliminarAsí es, doctora, yo no iba sobre aviso y ese fue mi error...
Qué bonita la Kitchen Aid verdad? Aunque no has puesto un enlace a Ella, solo a la marca. Mal... si lo pones lo mismo podemos hacer una cuestación popular por el bien de mi cabeza y me regaláis una entre todos. ¿A que sí?...
ResponderEliminarLo sé, ni de coña, pero por si acaso, aquí la tenéis MI TESOOOORO
Por el color no os preocupéis, me gustan todos... o casi. ;)
Es curioso que en un mundo cada vez más moderno y flexible sigamos siendo a menudo tan inflexibles y poco modernos.
ResponderEliminarLo del teléfono y la factura me parece de traca. Pero si ya casi nadie habla por teléfono!!
Annie, tu tesoro es como el de Stephanie!! Mola mil, que te la regalen ya!!!
Pero, Annie, esa tiene muy poca potencia, no? Pone 325W o eso me ha parecido entender...
ResponderEliminarA lo mejor este año cae, vete tú a saber...
El problema es que mi tesoro es muy caro, por eso decía lo de vuestra participación... que ya veo que has obviado muy convenientemente.
ResponderEliminarNo sé, no he mirado mucho, ya sabes, la estética me pierde...
ResponderEliminarNuestra casa no soporta eso, ni en espacio ni en peso, lo mismo se nos cae la encimera que tan pofezionalmente nos instalaron ;)
Y acabo de encontrar una tienda en NY donde venden el modelo para Europa a precio americano!! Hay que ir a NY, bueno con ir a Brooklyn me conformo.
ResponderEliminarBich, sitio para 14 kilos en marzo no vas a tener ¿no? ayyyy
Brooklin es parte de NY... al menos por ahora. Como te sale la vena de yonki en cuanto hablamos de según que cosas...
ResponderEliminar14 kilos??? Bueno, todo es negociable, pero no sé si te va a salir a cuenta pagar también mi exceso de equipaje...
ResponderEliminarPero piensa algo pequeño y muy chulo que quieras que te traiga. Al ND le compraré chorradas de Strand, que así tengo excusa para ir a dejarme las perras y luego echarle la culpa (es un plan maestro)
Sí, eso de echarme la culpa te funciona muy bien... ;-)
ResponderEliminarY te dejaron mandarla sin hacer el pino? pero cómo? Si hacer el pino es obligatorio para mandarlo, como la factura y el teléfono... XDDDDDDDDDDD
ResponderEliminarPues sí, pero conseguí que no fuera por quintuplicado! XD
ResponderEliminarAnnie, estoy con el iPad y no me sale el enlace... ¿Qué es, una placa?
ResponderEliminarND, lo del envío estaba claro hombre, de toda la vida cuando he mandado yo ropa a mis amigas me la han pedido ;)
Pues yo mandé el mío por Correos, el de toda la vida, y además de infinitamente más barato (15€) no me pusieron pega alguna, solo rellené un papelito dando el valor para la aduana y ya está. Llegó perfectamente y sin problemas. Espero que en el futuro esta información te sea innecesaria :)
ResponderEliminarMuy apropiado, esta semana he intentado hacer algo que debía ser sencillo como es darme de alta en el paro, y ha sido un infierno. Y no contentos con eso me queda conseguir mi indemnización (legal) y un nuevo certificado de que fui becaria.
ResponderEliminarDe hecho, de todo eso, lo del certificado de becaria que parecía lo más fácil, puesto que ya me hicieron uno y es sólo añadir una palabra (verdadera, además) va a resultar lo más complicado. Ea, lo que tú decías ;)
Por cierto, ¿el tesoro de Aniehall no es como la del LIDL?
ResponderEliminarhttp://2.fimagenes.com/i/5/3/28/gr_28326_1365838_145935.jpg
;)
Sara, es una Kitchen aid.
ResponderEliminarEliahh, es como comparar un Ferrari con una vespino... por favorrrrr ;)
Juanjo, pues mira que bien. Espero, como dices, no tener que hacer uso de esa información, pero en caso de que sea así, iré a Correos.
ResponderEliminarEliahh, no malmetas con la Kitchenaid... ;-)
Sara, lo de mandar ropa sin factura debe ser delito federal! ;-)
Menuda Jinkana. A mí me ponen de los nervios estas cosas.
ResponderEliminarMuy buen post. Me ha encantado lo de "me fui a casa, abracé a mi hija y nos pusimos a ver Campanilla y el tesoro prohibido". Me ha hecho mucha gracia.
Es gracioso, Carmen, pero totalmente real.
ResponderEliminarjijijiji... lo siento! es que no he podido contenerme ;)
ResponderEliminarla verdad es que tiene muuuuy buena pinta, yo misma he pensado que lo mismo no era tan mala idea para gente que no tiene ya la Thermomix...
No tiene nada que ver Eliahh, esto solo bate, no calienta. Son amores distintos ;)
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