Mi abuela


He tenido que reeditar el post que había escrito esta mañana porque esta tarde mi abuela ha muerto. Cumpliría 93 años en septiembre, el día de San Miguel.

Llevaba un par de años bastante mal, necesitaba oxígeno contínuamente y este último año prácticamente no podía andar. Dentro de sus achaques y deterioro, ha mantenido la cabeza bastante bien hasta el final. Últimamente confundía a la gente o no se acordaba de quién era. La última vez que la vi consciente, hace un mes, no se acordaba de mí. Luego, cuando se recuperó un poco, se acordaba de que no me reconoció y le daba mucha rabia.

Ha sido una paciente un poco mala. Cuando estaba bien dejaba de tomar las pastillas o se medicaba según le venía en gana por lo que estos dos últimos años ha tenido que estar ingresada bastantes veces. Y muchas veces comentaba que estaba cansada y que para qué iba a seguir viviendo, que ya no podía esperar nada de la vida más que ir a peor y ser una molestia. Por supuesto que le decíamos que no, que estaba bien, que tenía a sus biznietos -cinco y otro en camino- y que había muchas cosas por delante. Pero ella sabía que no. Y frente a eso hay poco que hacer, creo yo. Si te cansas de vivir poco queda por delante, supongo.

Ha sido la única de mis abuelos que ha conocido a sus biznietos. Los ha conocido y los ha disfrutado. Era la típica abuela que los pillaba por el brazo y no les soltaba hasta que les daba un beso que casi los dejaba asfixiados. Siempre les traía un paquete de caramelos werther, aunque solo se comían uno y después de sobraba todo el paquete. Estuvo haciendo faldones y gorritos de ganchillo para C que solo se los pusimos un día para hacerle una foto y

Yo recuerdo que siempre me pareció una abuela super mayor y, echando cuentas, tenía 52 años cuando yo nací, o sea que era mucho más joven que mis padres cuando fueron abuelos y yo les veo mucho más jóvenes. Serán cosas de la edad, aunque también pienso que ha cambiado lo que es ser mayor. Para bien, me parece.

Recuerdo dormir en su casa del pueblo con los colchones de lana en los que te quedabas empotrado y amanecías teniendo que trepar por la cama. Recuerdo el orinal debajo de la cama y las bolsas de agua caliente que había que meter para no morirse de frío. Recuerdo las gallinas e incluso algún cerdo. Luego, cuando a mi abuelo le prohibieron comer embutido por el colesterol dejaron de tenerlos. Recuerdo una matanza a la que me llevaron. Recuerdo los chillidos del cerdo y a un señor con un barreño bajo el cuello cogiendo la sangre y recuerdo también el olor a piel quemada.

Recuerdo la gloria, que era una calefacción bajo el suelo, una especie de hoguera subterránea que calentaba el suelo y que lo dejaba tan caliente que tenías que tener cuidado de que no se te quemaran los zapatos. Recuerdo el brasero y luego las estufas de butano.

Recuerdo el desván donde hacía jabón y como lo guardaba entre papeles de periódicos que luego no había manera de quitar hasta que de usarlo se le iban borrando las letras. Recuerdo como jugábamos ahí entre polvo y maderas crujientes. Recuerdo el pajar, donde no nos dejaban entrar más que acompañados porque podía caerse en cualquier momento.

Recuerdo su arroz con leche que era de una densidad incompatible con la salud y que me gustaba bastante. Cierto es que desde que me atreví a probarlo porque al principio me parecía una masa grumosa poco apetecible y ella me hacía natillas en vez de arroz con leche.

Recuerdo cómo cuando empezaba a contar una historia o algún chascarrillo del pueblo nunca terminaba, iba enlazando unas historias con otras de una manera arborescente en la que terminaba por perderse el hilo de lo que realmente quería contar.

Recuerdo lo contenta que estaba en nuestra boda en la mesa presidencial...

En fin, son muchos recuerdos. Aunque es cierto que tampoco teníamos una relación muy cercana porque ella vivía en el pueblo y no nos veíamos más que unas cuantas veces al año. La relación con mi padre tampoco era la mejor del mundo, a mi padre le cargaban mucho todas sus historias y el que metiera baza sin saber de qué se estaba hablando y que siempre tuviera una excusa para todo. Supongo que tendrá que ver con cosas pasadas de esas que uno entrevé, pero no se atreve a preguntar. O es simple manera de ser.

A mí también me cargaba a veces y algunas perdía los nervios. Es verdad y lo siento mucho. Supongo que ella se sentiría mal a veces, pero nunca lo hizo notar.

Yo estoy triste, pero por otro lado creo que es lo que ella quería, o al menos no le veía mucho sentido a seguir viviendo. Para mí es difícil de entender, pero supongo que el que todos tus conocidos y familiares se hayan muerto tiene bastante que ver en eso. Sentirse en un mundo en el que ya no encajas.

Espero que no haya sufrido estos últimos días y que estos recuerdos y otros muchos que tengo sigan conmigo y les pueda hablar a mis hijos de su bisabuela, la única que llegaron a comocer.

Sit tibi terra levis, avia.

Comentarios

  1. Recordar lo bueno Eso es lo que importa ahora.
    Lo siento.

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  2. Lo siento mucho, Jorge. Ha sido una suerte que haya conocido a sus bisnietos y los hasta podido disfrutar. Y el e encontrar a la familia cargante forma parte del juego, no te preocupes.
    Muchos besos.

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  3. Bueno, los mayores ahora duramos más de lo conveniente. Los más jóvenes debéis aprender, y es duro porque la muerte de las personas que has querido duele, a dejarlos ir.

    Un abrazo

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  4. Siempre es triste que se vaya un ser querido. Al menos según cuentas su vida ha sido larga y ha podido disfrutar de su familia. Un abrazo.

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  5. Llénate de lo bueno que viviste. Nuestra memoria selectiva nos ayuda a seguir. Muchos besos y adelante.

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  6. Lo siento mucho. Tu post es un bonito homenaje. Descanse en paz.

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  7. Precioso homenaje. En ninguna familia todo el monte es orégano, pero solemos quedarnos con lo mejor. Ha conocido bisnietos y tu la recuerdas con cariño, eso es lo importante. Te sorprenderás de las veces que la mencionas a tus hijos, ya verás (a mí me pasó con mi abuela, y eso que no la conocieron). Lo siento, por la parte que te toca, siempre es triste perder a un ser querido. Ánimo.

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  8. Lo siento mucho ND, pero que sepas que te pareces a ella en algo fisicamente, tienes un aire.

    Un beso fuerte.

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  9. Como han dicho por ahí arriba, precioso homenaje.
    Un abrazo,
    Boticaria.

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  10. Un abrazo fuertiiiisimo.
    Y le doy la razón a moli en que os dais un aire

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  11. Gracias. Honra merece quien a los suyos se parece... O algo así...

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  12. Yo recuerdo mucho a mi abuela fallecida...y es cierto que a Nicolás le hablo mucho de ella y de mis abuelos,...un montón,...
    Espero que nos veamos pronto :-)
    Un fuerte abrazo,
    Espe

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  13. Lo siento mucho, de verdad.

    Me ha gustado que en lo que cuentas hagas mención a ciertos problemas o desencuentros, porque la mayoría de la gente cuando recuerda a una persona que ha fallecido da una imagen tan sumamente perfecta, tan idílica que da una impresión un poco falsa, demasiado edulcorada.



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  14. Me lo contó annie. Un beso, ND. Tiene razón Moli, te das un aire...

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  15. Besos. Y qué suerte hemos tenido de tener abuelas tanto tiempo...

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  16. Gracias. Sí, sé que soy afortunado por haber tenido a mi abuela tanto tiempo.

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  17. Sea como sea, una abuela es una pérdida triste. Luego están las circunstancias, pero el hecho es triste. Un abrazo.

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