Otras dos novelas de Jim Thompson
No me encuentro con fuerzas para seguir leyendo, de momento, el libro de la destrucción de los judíos europeos. Es bastante arduo por el tema, porque está en inglés y porque es una versión reducida del libro original. Está hecho como un corta y pega que hace que los párrafos no tengan muchas veces continuidad entre sí. Seguiré leyéndolo, pero poco a poco.
Las que no me he leído poco a poco, sino de golpe son estas dos novelas de Jim Thompson: 'Aquí y Ahora' y 'Al Sur del Paraíso'. Ya hablé de otras novelas de Jim Thompson. Me gusta bastante. Es un gran escritor. Describe ambientes de una manera que te parece estar metido en medio de las planicies tejanas y casi puedes mascar el polvo que arrastra el viento.
La verdad es que Aquí y ahora sucede en California, en San Diego, y no en Texas. Es una novela angustiosa, aunque he de aclarar que no es una novela negra. Es más una novela tipo Las Uvas de la Ira de Steinbeck. Está contada, como todas las que me he leído suyas, en primera persona y dialogando con el lector. Eso hace que te impliques en la novela y te metas dentro de ella. En este caso cuenta la historia de un señor que era escritor, pero tiene que ponerse a trabajar en una factoría de aviones para poder mantener a su familia compuesta por su esposa, sus tres hijos, su madre y su hermana. Ese retrato de la miseria, del alcoholismo, de las disputas familiares, el agobio que siente el protagonista cuando intenta volver a escribir, la miseria humana... está muy bien dibujado y te crea mucha ansiedad esperando que en cualquier momento suceda algo trágico. Está contado con ese estilo de frases cortas (y cortantes) tan típico de la novela negra americana. Parece ser que el propio Thompson trabajó en la industria aeronáutica y hay bastantes similitudes con el protagonista. Os la recomiendo. Os pongo unos párrafos:
A nosotros no nos gustaba la leche. Raramente nos gustaba algo que fuese bueno para nuestro organismo, quizá por falta de costumbre.
Un obrero del sector aeronáutico recién llegado a la ciudad entró en un bar y pidió una cerveza, y un sándwich de queso. A la hora de pagar, lo hizo con un billete de dólar, y la camarera le devolvió diez centavos de cambio.
Con expresión atribulada, el novato le preguntó si no se habría equivocado.
No, nada de eso. El sándwich costaba cincuenta centavos y la cerveza cuarenta. No había error alguno.
–Es gracioso –comentó el obrero, en un tono que venía a decir lo contrario. De pronto sus ojos se posaron en el opulento busto de la camarera–. ¿Y eso qué es? –preguntó.
La camarera enrojeció.
–¿Cómo? Pero ¿usted de qué va? ¡Está claro que son mis pechos!
–Ah, bueno. Como aquí todo está por las nubes, se me ocurrió que muy bien podían ser sus nalgas.
Papá... ¿Tú...? ¿Tú nos detestabas? «Pues sí. Yo provenía de un mundo muy distinto al vuestro. Lo que yo tenía que contaros os aburría, a vosotros y a vuestra madre.
Nunca he necesitado ayuda. Nunca he deseado contar con ayuda. Lo único que siempre he pedido es que me dejen en paz. Pero nadie me deja en paz. Siempre hay alguien que se esfuerza en facilitarme las cosas y me lleva a hacer lo que ellos consideran más oportuno para mis propios intereses.
He estado leyendo algo de Jim Thompson (en la wikipedia, tampoco nada profundo) y fue también guionista de Kubrick en el Atraco Perfecto y en Senderos de Gloria.
La otra novela sí que es una novela negra. Al sur del paraíso nos mete en el mundo de la construcción de un oleoducto en Texas. La construcción de ese oleoducto nos muestra un mundo de mugre y miseria (física y moral) desolador. Él también trabajó en los campos petrolíferos. Los personajes que aparecen son casi deshechos humanos que se desprecian unos a otros, supongo que porque ellos mismos no aguantan mirarse en el espejo de los demás. La descripción de los trabajos durísimos que hay que hacer, el ambiente en el campamento, las rencillas, las peleas, los matones, la dureza del paisaje nos llevan a un mundo distinto, pero comprensible. Cercano a pesar de lo lejos que, al menos yo, estoy de él. Muy, muy buena. Os pongo otros pasajes:
—Bueno, pues bebe algo, entonces. Deja de pensar en chicas por un rato. Ése es tu problema, Burwell. Piensas en chicas en vez de beber. La peor cosa del mundo para un hombre.
Tumbarse en una cama, o más bien un catre con un colchón, por primera vez en varías semanas te hacía sentirte bien, demasiado bien. Cuando no estás acostumbrado a ello, el confort puede resultar incómodo.
—Ahí está, Burwell-Tom —dijo—. Hay un tren para el Este a las cuatro en punto. Quiero que subas a él.
Le pregunté si me estaba echando del condado. Vaciló, luego sacudió la cabeza como un hombre al que le resultara duro de hacer.
—Desearía que fuera así, pero yo nunca he creído que se pueda imponer la ley rompiéndola. Así que no, no es una orden. Pero es el mejor consejo que has recibido en tu condenada vida, Tom. ¡El mejor de todos!
—Y lo voy a seguir —le dije—. Pero hay algo que tengo que hacer antes.
—¿Quieres decir pedirle a la chica que se vaya contigo? —suspiró, mirándome exasperadamente—. Ahora, tú lo sabes mejor que yo. Si estuviera buscando una vida decente, no estaría donde está.
—Lo sé mejor —le respondí—. De todos modos, tengo que preguntárselo.
Se quedó mirándome fijamente fatigado, comenzó a decir algo, luego se encogió de hombros y le echó un vistazo a su reloj de pulsera.
—Bueno —dijo—. Hice lo que pude. Pero supongo que no hay manera de mantener a una rata fuera del agujero.
Se volvió y comenzó a subir la calle. Le grité que ya vería; que lo haría bien, y que podía contar con ello. Me respondió sin mirarme, sin palabras pero con una carcajada.
La carcajada más fea y tenebrosa que he oído nunca.
Pues ya sabéis, a los que os guste este tipo de literatura con ambientes un tanto sórdidos y con diálogos cortantes e intriga, pues a por ellas!
Las que no me he leído poco a poco, sino de golpe son estas dos novelas de Jim Thompson: 'Aquí y Ahora' y 'Al Sur del Paraíso'. Ya hablé de otras novelas de Jim Thompson. Me gusta bastante. Es un gran escritor. Describe ambientes de una manera que te parece estar metido en medio de las planicies tejanas y casi puedes mascar el polvo que arrastra el viento.
La verdad es que Aquí y ahora sucede en California, en San Diego, y no en Texas. Es una novela angustiosa, aunque he de aclarar que no es una novela negra. Es más una novela tipo Las Uvas de la Ira de Steinbeck. Está contada, como todas las que me he leído suyas, en primera persona y dialogando con el lector. Eso hace que te impliques en la novela y te metas dentro de ella. En este caso cuenta la historia de un señor que era escritor, pero tiene que ponerse a trabajar en una factoría de aviones para poder mantener a su familia compuesta por su esposa, sus tres hijos, su madre y su hermana. Ese retrato de la miseria, del alcoholismo, de las disputas familiares, el agobio que siente el protagonista cuando intenta volver a escribir, la miseria humana... está muy bien dibujado y te crea mucha ansiedad esperando que en cualquier momento suceda algo trágico. Está contado con ese estilo de frases cortas (y cortantes) tan típico de la novela negra americana. Parece ser que el propio Thompson trabajó en la industria aeronáutica y hay bastantes similitudes con el protagonista. Os la recomiendo. Os pongo unos párrafos:
A nosotros no nos gustaba la leche. Raramente nos gustaba algo que fuese bueno para nuestro organismo, quizá por falta de costumbre.
Un obrero del sector aeronáutico recién llegado a la ciudad entró en un bar y pidió una cerveza, y un sándwich de queso. A la hora de pagar, lo hizo con un billete de dólar, y la camarera le devolvió diez centavos de cambio.
Con expresión atribulada, el novato le preguntó si no se habría equivocado.
No, nada de eso. El sándwich costaba cincuenta centavos y la cerveza cuarenta. No había error alguno.
–Es gracioso –comentó el obrero, en un tono que venía a decir lo contrario. De pronto sus ojos se posaron en el opulento busto de la camarera–. ¿Y eso qué es? –preguntó.
La camarera enrojeció.
–¿Cómo? Pero ¿usted de qué va? ¡Está claro que son mis pechos!
–Ah, bueno. Como aquí todo está por las nubes, se me ocurrió que muy bien podían ser sus nalgas.
Papá... ¿Tú...? ¿Tú nos detestabas? «Pues sí. Yo provenía de un mundo muy distinto al vuestro. Lo que yo tenía que contaros os aburría, a vosotros y a vuestra madre.
Nunca he necesitado ayuda. Nunca he deseado contar con ayuda. Lo único que siempre he pedido es que me dejen en paz. Pero nadie me deja en paz. Siempre hay alguien que se esfuerza en facilitarme las cosas y me lleva a hacer lo que ellos consideran más oportuno para mis propios intereses.
He estado leyendo algo de Jim Thompson (en la wikipedia, tampoco nada profundo) y fue también guionista de Kubrick en el Atraco Perfecto y en Senderos de Gloria.
La otra novela sí que es una novela negra. Al sur del paraíso nos mete en el mundo de la construcción de un oleoducto en Texas. La construcción de ese oleoducto nos muestra un mundo de mugre y miseria (física y moral) desolador. Él también trabajó en los campos petrolíferos. Los personajes que aparecen son casi deshechos humanos que se desprecian unos a otros, supongo que porque ellos mismos no aguantan mirarse en el espejo de los demás. La descripción de los trabajos durísimos que hay que hacer, el ambiente en el campamento, las rencillas, las peleas, los matones, la dureza del paisaje nos llevan a un mundo distinto, pero comprensible. Cercano a pesar de lo lejos que, al menos yo, estoy de él. Muy, muy buena. Os pongo otros pasajes:
—Bueno, pues bebe algo, entonces. Deja de pensar en chicas por un rato. Ése es tu problema, Burwell. Piensas en chicas en vez de beber. La peor cosa del mundo para un hombre.
Tumbarse en una cama, o más bien un catre con un colchón, por primera vez en varías semanas te hacía sentirte bien, demasiado bien. Cuando no estás acostumbrado a ello, el confort puede resultar incómodo.
—Ahí está, Burwell-Tom —dijo—. Hay un tren para el Este a las cuatro en punto. Quiero que subas a él.
Le pregunté si me estaba echando del condado. Vaciló, luego sacudió la cabeza como un hombre al que le resultara duro de hacer.
—Desearía que fuera así, pero yo nunca he creído que se pueda imponer la ley rompiéndola. Así que no, no es una orden. Pero es el mejor consejo que has recibido en tu condenada vida, Tom. ¡El mejor de todos!
—Y lo voy a seguir —le dije—. Pero hay algo que tengo que hacer antes.
—¿Quieres decir pedirle a la chica que se vaya contigo? —suspiró, mirándome exasperadamente—. Ahora, tú lo sabes mejor que yo. Si estuviera buscando una vida decente, no estaría donde está.
—Lo sé mejor —le respondí—. De todos modos, tengo que preguntárselo.
Se quedó mirándome fijamente fatigado, comenzó a decir algo, luego se encogió de hombros y le echó un vistazo a su reloj de pulsera.
—Bueno —dijo—. Hice lo que pude. Pero supongo que no hay manera de mantener a una rata fuera del agujero.
Se volvió y comenzó a subir la calle. Le grité que ya vería; que lo haría bien, y que podía contar con ello. Me respondió sin mirarme, sin palabras pero con una carcajada.
La carcajada más fea y tenebrosa que he oído nunca.
Pues ya sabéis, a los que os guste este tipo de literatura con ambientes un tanto sórdidos y con diálogos cortantes e intriga, pues a por ellas!
Hola, gracias por este post tan interesante sobre un escritor tan interesante y tantas veces denostado...
ResponderEliminarSigue así!
Bueno, muchas gracias por el comenta QUE NO, QUE HE SIDO YO EL QUE ME HE AUTOCOMENTADO PARA QUE NO QUEDARA EN BLANCO!
ResponderEliminarPenoso? Sí.