La Política de la Memoria
No tengo palabra, perdón por adelantado. Dije que no iba a comentar el libro que me estaba leyendo, pero sí que lo voy a hacer. Esto se debe a que en la entrada de ayer dije que esto del blog me está haciendo escribir conclusiones, pensar en lo que he sacado de los libros que leo y expresarlo. Eso no puede ser malo. Además es un libro que está bastante bien. Pensaba que me iba a durar toda la Semana Santa y me ha durado 3 días.
Es un libro de memorias, pero son unas memorias cortas y referentes en su mayoría a un libro que no he leído. De su vida personal habla poco. En el primer capítulo cuenta cómo vivía en Viena, cómo su padre vió que con el ascenso de los nazis lo iban a pasar muy mal, de hecho lo detuvieron, pero lo liberaron por ser veterano de la primera guerra mundial, y cómo viaja a Nueva York donde estaba parte de la familia de su madre. Habla un poco de su infancia y juventud, de su intervención tardía en la segunda guerra mundial y de sus estudios universitarios. A partir de ahí se centra en la obra de su vida que es 'La Destrucción de los Judíos Europeos' y de eso trata el resto del libro.
Raul Hilberg no tiene pinta de ser el amigo que te llevarías a una fiesta. Habla sólo sobre un par de amigos y no creo que tuviera muchos más. En una línea de las memorias nos dice que se había casado y en otra que se había divorciado. No nos dice ni el nombre de su esposa ni nada sobre su vida con ella.
Él, como Francisco Umbral, viene a hablar de su libro y es lo que hace. Desde que se le ocurrió la idea de emprender ese estudio sus mentores le dijeron que adelante, pero que eso acabaría con su carrera académica. Tuvo muchísimos problemas para conseguir publicar su libro, incluso pagando parte de la impresión y cuando finalmente lo consiguió recibió críticas por todas partes.
En su libro analiza el proceso burocrático que se puso en marcha para llevar a cabo la 'Solución Final'. Como ese proceso necesitó la colaboración de muchísima gente y departamentos y que la obtuvo y cómo no hubo prácticamente ningún tipo de oposición a la misma, ni siquiera por parte de los judíos. Esto levantó ampollas entre los alemanes y entre los judíos. Muchos alemanes se resguardaban diciendo que ellos siguieron órdenes y que no sabían lo que pasaba. Tuvo que llegar la generación de la posguerra para que alguien se atreviera a publicar en Alemania el libro de Hilberg.
Respecto a los judíos el tema era también peliagudo. Los judíos supervivientes tuvieron que hacerse una imagen de héroes y de resistencia en muchos casos no real. A los sobrevivientes se les acusó de ser débiles y haber dejado que pasara lo que pasó. Ellos se defendieron magnificando las acciones de resistencia. Hubo héroes, hubo resistencia, pero no fue mayoritaria. Además los judíos se centraban casi exclusivamente en las víctimas y no prestaban atención a los verdugos. Además se centraban en las memorias de los supervivientes, lo que era una visión parcial de lo que pasó. Dice Hilberg que está en la ideosincracia judía a través de centenares de años de experiencias el vivir de manera gregaria y plegarse a las decisiones de sus instituciones y, en cierta medida, del destino. Colaborar y hacerse útiles. Eso les permitió salir airosos en muchas situaciones del pasado, pero fue fatal para seis millones de ellos en esta ocasión. Cuenta como la participación de la burocracia judía en el exterminio fue necesaria para que se llevara a cabo, lo que no debió ser muy agradable de leer entre los judíos.
Habla bastante mal de Hannah Arendt. Habla en un tono despectivo de 'los Orígenes del Totalitarismo' del que dice que es una recopilación de tesis sin ninguna originalidad y lleno de lugares comunes. Respecto a 'Eichmann en Jerusalén. La banalidad del mal' sobre el juicio a Eichmann indica cómo ella le mencionó varias veces en tono elogioso, pero que no identificaba cuando eran tesis de Hilberg y cuando de Arendt por lo que en la opinión pública (más bien académica) eran una especie de tándem, cosa que a él no le gustaba nada. Más teniendo en cuenta que él no compartía ese análisis sobre la banalidad, sino todo lo contrario.
Se posiciona totalmente en contra de las maniobras para manipular la memoria de lo que pasó. Es consciente de que al final lo que queda son los libros que interpretan los hechos y no los hechos mismos por lo que si los libros están manipulados, lo estará la opinión de quienes los lean y se basen en ellos para sus trabajos o estudios. Esto se manifiesta especialmente cuando empiezan a aparecer diarios de víctimas y el empeño en que desaparecieran ciertas páginas y datos incómodos. Pone como ejemplo la dificultad que tuvo para conseguir tener acceso al diario de Czerniakow y para publicar una traducción del mismo en inglés.
En fin, que es un libro que da que pensar y que se lee en un pispás. Lo he dejado inmaculado, como nuevo, como es mi costumbre. Ah! no he dicho que me lo he leído en inglés. Según he visto en internet debe de haber alguna versión en español, pero yo no la he encontrado. Tampoco se lee mal en inglés, aunque tiene una estructura gramatical distinta a la habitual que me ha hecho releer alguna frase para enterarme. No sé si es por el estilo académico o por su origen germánico, pero me resultaba extraño. Tampoco es que yo sea lingüista ni filólogo, pero es lo que me ha pasado.
Creo que ahora me voy a poner a leer la novela que sigue a Petirrojo. Echaré un vistazo al kindle y veré si hay algún otro libro que me llame más.
Es un libro de memorias, pero son unas memorias cortas y referentes en su mayoría a un libro que no he leído. De su vida personal habla poco. En el primer capítulo cuenta cómo vivía en Viena, cómo su padre vió que con el ascenso de los nazis lo iban a pasar muy mal, de hecho lo detuvieron, pero lo liberaron por ser veterano de la primera guerra mundial, y cómo viaja a Nueva York donde estaba parte de la familia de su madre. Habla un poco de su infancia y juventud, de su intervención tardía en la segunda guerra mundial y de sus estudios universitarios. A partir de ahí se centra en la obra de su vida que es 'La Destrucción de los Judíos Europeos' y de eso trata el resto del libro.
Raul Hilberg no tiene pinta de ser el amigo que te llevarías a una fiesta. Habla sólo sobre un par de amigos y no creo que tuviera muchos más. En una línea de las memorias nos dice que se había casado y en otra que se había divorciado. No nos dice ni el nombre de su esposa ni nada sobre su vida con ella.
Él, como Francisco Umbral, viene a hablar de su libro y es lo que hace. Desde que se le ocurrió la idea de emprender ese estudio sus mentores le dijeron que adelante, pero que eso acabaría con su carrera académica. Tuvo muchísimos problemas para conseguir publicar su libro, incluso pagando parte de la impresión y cuando finalmente lo consiguió recibió críticas por todas partes.
En su libro analiza el proceso burocrático que se puso en marcha para llevar a cabo la 'Solución Final'. Como ese proceso necesitó la colaboración de muchísima gente y departamentos y que la obtuvo y cómo no hubo prácticamente ningún tipo de oposición a la misma, ni siquiera por parte de los judíos. Esto levantó ampollas entre los alemanes y entre los judíos. Muchos alemanes se resguardaban diciendo que ellos siguieron órdenes y que no sabían lo que pasaba. Tuvo que llegar la generación de la posguerra para que alguien se atreviera a publicar en Alemania el libro de Hilberg.
Respecto a los judíos el tema era también peliagudo. Los judíos supervivientes tuvieron que hacerse una imagen de héroes y de resistencia en muchos casos no real. A los sobrevivientes se les acusó de ser débiles y haber dejado que pasara lo que pasó. Ellos se defendieron magnificando las acciones de resistencia. Hubo héroes, hubo resistencia, pero no fue mayoritaria. Además los judíos se centraban casi exclusivamente en las víctimas y no prestaban atención a los verdugos. Además se centraban en las memorias de los supervivientes, lo que era una visión parcial de lo que pasó. Dice Hilberg que está en la ideosincracia judía a través de centenares de años de experiencias el vivir de manera gregaria y plegarse a las decisiones de sus instituciones y, en cierta medida, del destino. Colaborar y hacerse útiles. Eso les permitió salir airosos en muchas situaciones del pasado, pero fue fatal para seis millones de ellos en esta ocasión. Cuenta como la participación de la burocracia judía en el exterminio fue necesaria para que se llevara a cabo, lo que no debió ser muy agradable de leer entre los judíos.
Habla bastante mal de Hannah Arendt. Habla en un tono despectivo de 'los Orígenes del Totalitarismo' del que dice que es una recopilación de tesis sin ninguna originalidad y lleno de lugares comunes. Respecto a 'Eichmann en Jerusalén. La banalidad del mal' sobre el juicio a Eichmann indica cómo ella le mencionó varias veces en tono elogioso, pero que no identificaba cuando eran tesis de Hilberg y cuando de Arendt por lo que en la opinión pública (más bien académica) eran una especie de tándem, cosa que a él no le gustaba nada. Más teniendo en cuenta que él no compartía ese análisis sobre la banalidad, sino todo lo contrario.
Se posiciona totalmente en contra de las maniobras para manipular la memoria de lo que pasó. Es consciente de que al final lo que queda son los libros que interpretan los hechos y no los hechos mismos por lo que si los libros están manipulados, lo estará la opinión de quienes los lean y se basen en ellos para sus trabajos o estudios. Esto se manifiesta especialmente cuando empiezan a aparecer diarios de víctimas y el empeño en que desaparecieran ciertas páginas y datos incómodos. Pone como ejemplo la dificultad que tuvo para conseguir tener acceso al diario de Czerniakow y para publicar una traducción del mismo en inglés.
En fin, que es un libro que da que pensar y que se lee en un pispás. Lo he dejado inmaculado, como nuevo, como es mi costumbre. Ah! no he dicho que me lo he leído en inglés. Según he visto en internet debe de haber alguna versión en español, pero yo no la he encontrado. Tampoco se lee mal en inglés, aunque tiene una estructura gramatical distinta a la habitual que me ha hecho releer alguna frase para enterarme. No sé si es por el estilo académico o por su origen germánico, pero me resultaba extraño. Tampoco es que yo sea lingüista ni filólogo, pero es lo que me ha pasado.
Creo que ahora me voy a poner a leer la novela que sigue a Petirrojo. Echaré un vistazo al kindle y veré si hay algún otro libro que me llame más.
Me apetece este libro. Se sale del guión que ya me harta.
ResponderEliminarPues si quieres te lo dejo. No creo que Anniehall se lo vaya a leer porque a ella estos temas no le interesan mucho.
ResponderEliminarEs estupendo que el blog te sirva para hacer reseña de los libros que te gustan, nada más que por eso merece la pena
ResponderEliminarPues sí, Miguel. Además la memoria falla. Es mejor dejarlo escrito y como soy vago para llevar un diario y despistado para ponerlo en algún sitio de mi ordenador, pues lo pongo aquí. Aunque sé que aburro un poco.
ResponderEliminarMmmm, como soy un subrayador nato, tendré que hacerme con un ejemplar en propiedad si existe la posibilidad.
ResponderEliminarLos que no nos conocen intimamente, cuando decimos que somos vagos y que por eso nos esforzamos, se lo toman como una broma. Ah, y la lucha por la memoria es como de perros callejeros. Desde que tomo notas (lagas) de mi lecturas y las pongo en el blog, mi memoria ha mejorado mucho.
Pasadlo bien, si tenéis unos días y salís.
Pues, nada. Mi oferta sigue en pie si no lo encuentras. Tienes razón en que no se valora el tremendo esfuerzo del vago!
ResponderEliminarPues nosotros estamos en Santander pasando unos días de asueto. Tú disfruta de un Madrid semi vacío su te quedas.
Un abrazo.