Shoah
Sí, ya está aquí de nuevo el pesado de la segunda guerra mundial y del holocausto. Al que no le interese, que deje de leer. El otro día terminé de ver Shoah de Claude Lanzmann. Es un documental de más de nueve horas sobre el exterminio de los judíos. Shoah es una palabra hebrea que quiere decir exterminio, holocausto.
Por supuesto que no es nada alegre. Conviene acercarse al documental con un estado de ánimo no tendente a la depresión. El formato del documental son entrevistas a los supervivientes judíos, historiadores, testigos y a algunos alemanes implicados. Estas entrevistas son acompañadas por imágenes de los lugares que se describen, pero imágenes actuales, bueno, de cuando se hizo el documental que fue a finales de los 70 y principios de los 80. Tardó unos 10 años en realizar el documental.
No hay imágenes de cuerpos destrozados, ni de cadáveres, ni nada visualmente impactante. Solo las entrevistas y las imágenes, pero eso no impide que se te pongan los pelos de punta ante los relatos que van sucediendo. Hay por ejemplo un momento en el que un antiguo SS, Franz Suchomel, que estuvo en Treblinka, canta una canción que le obligaban a aprenderse a todos los judíos que llegaban a trabajar allí (no a los que exterminaban directamente) y termina diciendo que lo que ha cantado es una exclusiva, dado que no queda con vida ningún judío que pueda recordarla o cuando Filip Müller, sonderkommando (del grupo de trabajo que incineraba los cadáveres) recuerda cuando llevaron a las cámaras de gas a unos compatriotas suyos checos y decidió meterse con ellos porque ya no aguantaba más y le dijeron que saliera de allí porque tenía que dar testimonio de esas barbaridades. Otro libro que apunto al carro de lo que me queda por leer.
Sale Raul Hilberg, que es un tío que te hace querer saber más, se le entiende perfectamente y a raíz de verlo y de la recomendación de Mamá en Alemania me he comprado dos libros suyos. Sus memorias, que ya las tengo conmigo y me leeré en Semana Santa, y La Destrucción de los Judíos Europeos en inglés y que todavía no me lo han mandado. La parte en la que cuenta la relación entre las SS y la empresa ferroviaria del Reich y la agencia de viajes del Reich es espeluznante. Cuenta como las SS pagaban a los ferrocarriles el transporte de judíos y como los menores de 10 años pagaban la mitad y los menores de 4 viajaban gratis hacia su exterminio. Cuenta como consideraban los envíos a través de la agencia de viajes como 'charter' y les hacían un descuento del 50% y cuenta como el viaje se pagaba con todas las pertenencias que les quitaban a los judíos antes de meterlos en los trenes. Así que ellos se pagaban su propio viaje hacia la muerte. Espeluznante.
Hay otro testimonio de un polaco que visitó el gheto de Varsovia antes de las deportaciones que también es impresionante, como describe los cuerpos apilados en las calles, la suciedad, el olor, su repulsión y cómo les dijo a los que iban acompañándolo que le sacaran de allí que ponen los pelos de punta. Otro libro que tengo que leer es el diario de Adam Czerniakow que fue el líder del Judenrat (cosejo judío) del gueto de Varsovia y que se suicidó al día siguiente de comenzar los transportes a Treblinka y después de intentar salvar a los huérfanos. Cuando le dijeron que todos serían transportados al Este se fue a su casa y se suicidó.
También aparece el testimonio de dos judíos que salieron del ghetto para pedir armas a la resistencia polaca durante el alzamiento del gueto de Varsovia y cuentan cómo escaparon a través de las alcantarillas y cómo los polacos que los vieron los persiguieron para entregarlos a los nazis y como les sorprendía que allí la gente siguiera paseando por la calle, yendo a las cafeterías y a las tiendas cuando a 200 metros la civilización se había acabado.
Aparece aún el antisemitismo en los campesinos polacos que entrevista y se comenta cómo no fue casual el que la gran mayoría de campos de exterminio como Treblinka, Sobibor, Auschwitz estuvieran en Polonia, sino que los propios polacos eran bastante partidarios de la 'solución final'.
El documental hay veces que se hace un poco pesado cuando traducen del polaco o el hebreo al francés y además hay que leer los subtítulos, pero considero que es necesario verlo. Los diálogos en francés, alemán, inglés o italiano son mucho más ágiles.
Hay muchos momentos en los que se te encoge el corazón, cuentan experiencias tan atroces que es imposible imaginárselas, pero aún así lo que te imaginas es terrible.
Por último, también apunto este libro a la larguísima lista. Son las memorias de Lanzmann que tienen pinta de ser interesantísimas. En fin, asomarnos a los abismos del ser humano da miedo, pero no hace tanto que pasó. Conocer los horrores me hace ser más consciente de la suerte que tengo, que tenemos. Y siempre hay que tener presente que puede volver a repetirse.
Por supuesto que no es nada alegre. Conviene acercarse al documental con un estado de ánimo no tendente a la depresión. El formato del documental son entrevistas a los supervivientes judíos, historiadores, testigos y a algunos alemanes implicados. Estas entrevistas son acompañadas por imágenes de los lugares que se describen, pero imágenes actuales, bueno, de cuando se hizo el documental que fue a finales de los 70 y principios de los 80. Tardó unos 10 años en realizar el documental.
No hay imágenes de cuerpos destrozados, ni de cadáveres, ni nada visualmente impactante. Solo las entrevistas y las imágenes, pero eso no impide que se te pongan los pelos de punta ante los relatos que van sucediendo. Hay por ejemplo un momento en el que un antiguo SS, Franz Suchomel, que estuvo en Treblinka, canta una canción que le obligaban a aprenderse a todos los judíos que llegaban a trabajar allí (no a los que exterminaban directamente) y termina diciendo que lo que ha cantado es una exclusiva, dado que no queda con vida ningún judío que pueda recordarla o cuando Filip Müller, sonderkommando (del grupo de trabajo que incineraba los cadáveres) recuerda cuando llevaron a las cámaras de gas a unos compatriotas suyos checos y decidió meterse con ellos porque ya no aguantaba más y le dijeron que saliera de allí porque tenía que dar testimonio de esas barbaridades. Otro libro que apunto al carro de lo que me queda por leer.
Sale Raul Hilberg, que es un tío que te hace querer saber más, se le entiende perfectamente y a raíz de verlo y de la recomendación de Mamá en Alemania me he comprado dos libros suyos. Sus memorias, que ya las tengo conmigo y me leeré en Semana Santa, y La Destrucción de los Judíos Europeos en inglés y que todavía no me lo han mandado. La parte en la que cuenta la relación entre las SS y la empresa ferroviaria del Reich y la agencia de viajes del Reich es espeluznante. Cuenta como las SS pagaban a los ferrocarriles el transporte de judíos y como los menores de 10 años pagaban la mitad y los menores de 4 viajaban gratis hacia su exterminio. Cuenta como consideraban los envíos a través de la agencia de viajes como 'charter' y les hacían un descuento del 50% y cuenta como el viaje se pagaba con todas las pertenencias que les quitaban a los judíos antes de meterlos en los trenes. Así que ellos se pagaban su propio viaje hacia la muerte. Espeluznante.
Hay otro testimonio de un polaco que visitó el gheto de Varsovia antes de las deportaciones que también es impresionante, como describe los cuerpos apilados en las calles, la suciedad, el olor, su repulsión y cómo les dijo a los que iban acompañándolo que le sacaran de allí que ponen los pelos de punta. Otro libro que tengo que leer es el diario de Adam Czerniakow que fue el líder del Judenrat (cosejo judío) del gueto de Varsovia y que se suicidó al día siguiente de comenzar los transportes a Treblinka y después de intentar salvar a los huérfanos. Cuando le dijeron que todos serían transportados al Este se fue a su casa y se suicidó.
También aparece el testimonio de dos judíos que salieron del ghetto para pedir armas a la resistencia polaca durante el alzamiento del gueto de Varsovia y cuentan cómo escaparon a través de las alcantarillas y cómo los polacos que los vieron los persiguieron para entregarlos a los nazis y como les sorprendía que allí la gente siguiera paseando por la calle, yendo a las cafeterías y a las tiendas cuando a 200 metros la civilización se había acabado.
Aparece aún el antisemitismo en los campesinos polacos que entrevista y se comenta cómo no fue casual el que la gran mayoría de campos de exterminio como Treblinka, Sobibor, Auschwitz estuvieran en Polonia, sino que los propios polacos eran bastante partidarios de la 'solución final'.
El documental hay veces que se hace un poco pesado cuando traducen del polaco o el hebreo al francés y además hay que leer los subtítulos, pero considero que es necesario verlo. Los diálogos en francés, alemán, inglés o italiano son mucho más ágiles.
Hay muchos momentos en los que se te encoge el corazón, cuentan experiencias tan atroces que es imposible imaginárselas, pero aún así lo que te imaginas es terrible.
Por último, también apunto este libro a la larguísima lista. Son las memorias de Lanzmann que tienen pinta de ser interesantísimas. En fin, asomarnos a los abismos del ser humano da miedo, pero no hace tanto que pasó. Conocer los horrores me hace ser más consciente de la suerte que tengo, que tenemos. Y siempre hay que tener presente que puede volver a repetirse.
Impresionante verdad?? El testimonio del checo a mí también me hizo llorar (entre muchos...).
ResponderEliminarSólo un pequeño apunte... :)
ResponderEliminarPrecisamente Lanzmann trabaja con la palabra "Shoah" para no usar Holocausto, por las connotaciones religiosas y por tanto "necesarias" que tiene... :)
Pues apunto el apunte. Gracias por la correción.
ResponderEliminarEs impresionante ver a esa gente tan mayor y que después de tantos años se vengan abajo. Como a pesar de ser sobrevivientes están deshechos.
quizá no te guste la comparación pero los sobrevivientes al terrorismo de los 80 en la selva y sierra peruana están igual de desechos y me los has hecho recordar.
ResponderEliminarLas guerras son una Mierda y ahora pido perdón por la grosería pero es que eso son.
Patito, es una comparación bien traída. La violencia o el mal extremos dejan marcados a los que lo han sufrido. Muchos murieron, pero los que vivieron estuvieron marcados por lo que vieron y sufrieron.
ResponderEliminarEs terrible.