The Better Angels of Our Nature (III)

Bueno, pues ya el último de la saga, no os atormentaré más con él. La verdad es que he quedado bastante agotado después de leerme el 'librito' de casi 900 páginas en inglés. Además hay un efecto psicológico del reader que es la barra del tanto por ciento que llevas leído. Está muy bien para libros normales, pero para libros enormes es una fuente de sufrimientos. Pasas hojas y hojas y hojas y no cambia el porcentaje de los huevos y mina bastante la moral, al menos a mí...

Sigo recomendándolo encarecidamente. Es un libro buenísimo y todavía me quedan sorpresas por contaros, al menos lo han sido para mí.

Los dos últimos capítulos se llaman Inner Demons (demonios interiores) y The Better Angels (los ángeles mejores). Parece ser que lo de better angels viene de un discurso famoso de Lincoln.

Estos dos capítulos, sobre todo el de los demonios interiores, tienen unas partes que a mí me resultan muy áridas sobre los procesos neuronales y los distintas partes del cerebro. Todos los lóbulos y regiones me son completamente desconocidas y, aunque explica cada una de ellas, no tengo retentiva suficiente para saber de qué habla cuando vuelven a aparecer. Pero, como siempre, tiene cosas interesantísimas.

Según este señor los demonios interiores que tenemos son:
  • La depredación. El hombre ha sido depredador y tiene esos impulsos dentro del cerebro. No tiene motivos destructivos como odio o enfado. Es tomar el camino más corto para conseguir lo que quiere y resulta que hay un ser vivo en su camino. Esta categoría es más bien la ausencia de factores limitantes como simpatía o inquietud moral.
  • Dominación. Los hombres, y sobre todo los machos, luchan por dominar. Tiene lugar en todas las esferas, pero en grupos cerrados es donde es más peligrosa al ser un juego de suma cero, si uno sube en el escalafón, otro baja. Habla de la testosterona y de su importancia en la violencia. La testosterona prepara a los hombres para competiciones de dominación. Nos habla de que la raza no es un determinante en las luchas de dominación dado que cuando el cerebro se formó ningún grupo era consciente de la existencia de otras razas, dado que se generaron por el hecho de vivir aislados unos de otros. En cambio sí que mantenemos un vivo prejucio en el acento de la persona que habla, si tiene un acento distinto, inconscientemente se le rechaza al no ser de los nuestros.
  • Venganza. Es un impulso que todos tenemos dentro y en los experimentos con escáneres cerebrales se ve que realmente se disfruta con ella y más si, como dice el dicho, se sirve fría. La región del cerebro que se enciende es la misma que cuando comes chocolate, fumas o tomas cocaína. La venganza necesita desmontar la empatía y es lo que hace.
  • Sadismo. El sadismo también está en el ser humano, pero este es un caso especial porque de entrada se rechaza, el ser humano de entrada lo ve como algo horrible, pero con el tiempo le va cogiendo el gustillo. En el libro lo compara con que normalmente la primera vez que pruebas un vino a nadie le gusta, pero si insistes puedes llegar a ser un connoisseur en vinos. Para que el sadismo se desarrolle se necesitan dos cosas: motivos para disfrutar del sufrimiento de otros y la retirada de las ataduras que normalmente hacen que la gente se inhiba de actuar así.
  • Ideología. Las ideologías, religiosas o políticas, han sido las que más muertos y sufrimientos han causado en la historia de la humanidad. En estos casos la violencia es un medio para conseguir un fin, pero en este caso el fin es una idea: el bien mayor 'the greater good'. Ese bien infinito esperado es el mayor peligro, dado que da carta blanca a sus seguidores a cualquier desmán en aras de conseguir ese fin magnífico.
Habla también en este capítulo del hueco moralizador del que ya os hablé en el post anterior en el que el agresor y la víctima tienen puntos de vista morales totalmente distintos y ambos exagerados.

En cuanto a nuestros mejores ángeles son:
  • La empatía. Este está claro, pero hay que tener cuidado porque como dice en el libro la empatía por sí sola no es buena. Los asesinos en serie tienen mucha empatía y justamente esa empatía es la que les hace disfrutar el sufrimiento que infligen a sus víctimas. El autor habla más de simpatía. El cuadro general, como dice el autor, que ha salido del estudio del cerebro compasivo es que no hay un centro de empatía con neuronas empáticas, sino patrones complejos de activación y modulación que dependen de la interpretación del receptor de los apuros de otra persona y de la naturaleza de su relación con esa persona.
  • Autocontrol. El autocontrol es una gran fuerza antiviolencia. Impulsos de desear ver a alguien muerto o sufriendo tenemos en algún momento casi todos, pero la gran mayoría no los lleva a cabo. Esta parte es un poco compleja porque en ella interviene la valoración subjetiva que damos al paso del tiempo. ¿Prefieres un caramelo ahora o dos dentro de media hora? Con pruebas así se mide el autocontrol. Además, y esto es fascinante, el autocontrol es como un músculo. Si llevas mucho tiempo usándolo, te cansas y es más fácil que cedas a impulsos que en otros casos frenarías. Y, además, de usarlo se va haciendo más fuerte. Hay estadísticas flipantes sobre estudios hechos a lo largo de décadas en los que demuestran que las personas que con tres años mostraban menos autocontrol de mayores eran más propensos a perpetrar crímenes o actos violentos. Claro, que el autocontrol por sí solo es simplemente una barrera, también importa cuales son los impulsos que hay que autocontrolar.
  • Hay un punto en el que habla sobre la evolución biológica y da unos cuantos factores a tener en cuenta como la neotenia, la estructura del cerebro, la testosterona y los neurotransmisores, pero parece ser que no hay suficientes evidencias para pensar que hayamos evolucionado biológicamente tan deprisa.
  • Moral y Tabú. La moral, que en principio parece que es algo bueno, es la que más muertos tiene a sus espaldas. La moral puede justificar cualquier atrocidad en la cabeza de los perpetradores. Aquí habla mucho de la moral y de la arquitectura mental en la que se asienta y de las distintas interrelaciones entre personas y no os voy a avasallar.
  • La razón. Para el autor esta es la principal responsable de la diminución de la violencia en el mundo. Y aquí cuenta una cosa que es absolutamente flipante, al menos yo me he quedado de piedra. Resulta que un señor llamado James Flynn se dio cuenta de que las compañías que vendían test de inteligencia tenían que recalibrar los resultados cada cierto tiempo para adecuar los resultados de manera que 100 siguiera siendo la media. Este efecto Flynn nos dice que cada vez somos más inteligentes. Y de una manera espectacular a razón de tres puntos más de IQ cada década. Todo esto es estadístico, claro, pero en término medio cada vez somos más listos. Según esto, una persona de inteligencia media en 1910, si hiciera un test hoy en día daría un IQ de 50 que es considerado como retraso. Claro que no es que fueran tontos, es que la evolución en el razonamiento abstracto ha sido impresionante y preguntas sencillas para nosotros como ¿en qué se parecen un pez y un cuervo? no cuadran con la forma de razonar de entonces. Pensamos de otra manera. La mejora en pensamiento matricial y similitudes ha sido (está siendo) espectacular. Podéis verlo en la imagen del post (si es que no me la hacen quitar). Presenta además siete enlaces entre habilidad de razonamiento y valores pacificadores que no tiene precio. Estos enlaces son entre: inteligencia y crímenes: personas más inteligentes cometen menos crímenes. Inteligencia y cooperación: las personas más inteligentes tienen más tendencia a cooperar. Aparece el término suprarracionalidad que va un paso más allá y que se establece cuando estamos seguros de que la otra persona va a actuar de manera racional. Inteligencia y liberalismo: sí, amigos, las personas que comparten las ideas del liberalismo clásico son por término medio (ya estoy yo para demostrar lo contrario) más inteligentes. Lo flipáis ¿no? pues aún hay más. Inteligencia y formación económica: la gente más inteligente suele pensar más como los economistas y son más propensos al libre comercio y a la inmigración y menos propensos a que les guste la ingerencia del Estado y el autoritarismo. Educación, competencia intelectual y democracia: aquí se habla de que las sociedades más inteligentes son más proclives a aceptar la democracia. Educación y guerra civil: de igual manera, las sociedades más educadas tienden a recurrir menos a las guerras civiles. Sofisticación del discurso político: esto ya es el acabose, pero es que estos americanos tienen registrados los cocientes intelectuales de senadores, congresistas y presidentes y demuestran que con el paso del tiempo los discursos son más sofisticados y complejos, lo que indica mayor inteligencia y por lo tanto menor probabilidad de toma de decisiones erróneas. El autor advierte que esa tendencia se ha interrumpido últimamente, pero no porque los políticos sean más tontos, sino porque los asesores políticos les hacen parecer más tontos para ganar votos. Triste, sí.
Termina el libro mostrando una serie de fuerzas a las que se les atribuye una importancia que a su juicio no tienen como el armamento, recursos, riqueza y religión que no tienen casi nada que ver con el descenso de la violencia. Y otra serie de fuerzas, a modo de resumen, que son las que sí que cuentan como son el Leviatán, el comercio, la feminización, la expansión del círculo de empatía, y la razón.

En fin, perdón por la chapa y por la poca claridad en muchas de las cosas que he puesto, lo mejor es que os lo leáis si os ha interesado porque lo cuenta mucho mejor que yo.

Ahora estoy con algo más ligerito porque tenía ya la cabeza malamente. Es una biografía novelada de Emil Zatopek que es bastante cortita y que le regalé a mi padre el año pasado por Navidad.




Comentarios

  1. Pues es muy interesante, sí. Aunque no creo que me lo lea, con tus tres reseñas voy servida

    ResponderEliminar
  2. Ahoooooooooooooooooora caigo!!! ¿de quue me sonaba este skiner? ¿de qué me sonaba este skiner?

    he rescatado de la tercera fila de mi estanteria de sicologia/soicologia (las primeras filas de esta estanteria estan muy peleadas) un libro de este autor.

    Debe ser especialista en ladrillos, porque el mio tiene 863 páginas y se titula Cómo funciona nuestra mente. Y bueno, no digo que me lo vaya a leer pero le adelanto una fila en consideración a tus post laudatorios.

    Me suena a arrebato consumista del circulo de lectores porque el autor no me sonaba de nada...igual vi el captulo de punsi y me lo compré???

    PS_:Obviamnete está en español, en ingles solo me atrevo con Geronimo Stilton.

    ResponderEliminar
  3. Skiner??!!!! algo pasa en mi cabeza...me estaba leyendo un wikipedia de skiner y bandura y se me ha ido la olla...disculpas Sr pinker.
    el resto del comentario vale.

    ResponderEliminar
  4. Pues es muy entretenido al menos este. Pone muchos ejemplos y curiosidades. Ahora, de este me ha gustado más la parte histórica que la del funcionamiento del cerebro, aunque eso puede que sea por mis limitaciones en el tema. No lo entendía muy bien...

    Yo tengo otro en la reserva que se llama the blank slate, la tabla rasa en español, sobre la inteligencia y la educación infantil y qué parte es heredada y cómo influye el entorno, pero de momento duerme el sueño de los justos.

    Anniehall, es que he hecho unos resúmenes como si me entrara en un examen! ;-)

    ResponderEliminar
  5. Sobre educacion mis favoritos "cerebro de liebre mente de tortuga" de guy claxton y "aprender" del mismo autor.
    Guy claxton lo descubrí cuando me saque el CAP y desde entonces mantengo un idilio con él.

    ResponderEliminar
  6. Por cierto, ahora con el kindle y sus diccionarios de inglés te puedes atrever a leer algo más. Facilita mucho la labor.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares