Postwar (2/2)
En este segundo post hablaré de lo que dice el libro, de lo que me ha gustado y de lo que no, así que, de acuerdo a la definición de Amanita de spoiler de historia, este post es un post spoiler de Postwar.
He tomado un montón de notas y subrayados según leía y no los voy a poner todos aquí porque sería un post larguísimo. Eso da una idea de que es un libro muy interesante, pero creo que no es ameno y de ahí que lo dejara mi hermano. La estructura del libro son cuatro grandes capítulos: postguerra 1945-1953, prosperidad y descontentos 1953-1971, recesión 1971-1989 y después de la caída 1989-2005.
En cada uno de esos grandes capítulos va exponiendo país por país los hechos más relevantes de esos años. Eso hace que repita varias veces lo mismo cuando se refiere a dos o más países. Eso estará muy bien cuando se utilice como libro de consulta, pero hace que sea un poco pesado de leer. De igual manera cuando empieza un nuevo capítulo hace una recapitulación de lo anterior que nuevamente está muy bien para cuando hace tiempo que no lo lees, pero entorpece la lectura lineal.
Hay muchas cosas que no sabía interesantísimas. Creo que ya he dicho aquí que me llamó la atención lo que indica de que mientras Estados Unidos inyectó en los paises beneficiarios del plan Marshall catorce mil millones de dólares (de los de entonces), la URSS a través de indemnizaciones, entregas forzadas y tratados de comercio ventajistas extrajo de los paises del este aproximadamente la misma cantidad.
Habla de los acuerdos de Bretton Woods, con el omnipresente Keynes, donde se decidió abandonar el patrón oro y hacer una economía menos rígida (esto no lo dice el señor Judt, pero eso implica el meter mano el gobierno y convertir a la economía en subsidiaria de la política con las consecuencias que padecemos en nuestros días). El afán de centralización y colectivismo de los primeros años de posguerra fue impresionante. El señor Judt indica cómo los gobiernos occidentales vieron como su máximo oponente no a los comunistas sino a los liberales en favor del libre mercado. También indica que una de las razones para crear estos superestados que eran como el primo de zumosol fue las barbaridades de la guerra cometidas por los propios poderes del Estado tales como venganzas, corrupción, violencia y abuso por parte de las fuerzas del orden durante la guerra. Según Judt la respuesta de la sociedad ante los abusos pasados por parte del Estado fue más Estado. Que fue así es historia, pero la explicación no me parece convincente porque es si no quieres caldo, toma dos tazas.
Habla del primer estado del bienestar que fue el británico laborista de 1945. Como buen socialdemócrata, Judt es un enamorado del Estado del bienestar, pero reconoce que es insostenible y lo da por muerto o por lo menos herido de gravedad. El estado del bienestar se sustenta en crecimiento económico continuo y creación de empleo (y por lo tanto ingresos del Estado) además de tasas de natalidad altas para que nuevos pagadores de impuestos pagaran los servicios de sus padres y abuelos.
También da bastante estopa a los intelectuales franceses, especialmente a Sartre. Salva a Raymond Aron y, parcialmente, a Camus. Sobre la relación del comunismo con los intelectuales escribe (perdón por la traducción porque es mía): ' El comunismo obraba de acuerdo al principio de que los escritores no necesitaban pensar, solamente necesitaban entender. E incluso entender requería poco más que compromiso, que era justamente lo que los jóvenes intelectuales estaban buscando. [...]Pero el entusiasmo por la teoría del comunismo estaba presente de manera característica en proporción inversa a la experiencia directa de él en la práctica'.
Escribe sobre Sartre y Camus que para Sartre el primer deber de un intelectual radical era no traicionar a los trabajadores, mientras que para Camus la cosa más importante era no traicionarse a sí mismo. Judt ha escrito un libro sobre los intelectuales franceses de posguerra que puede ser muy interesante.
Ya conté la parte en la que describe los movimientos de decenas de millones de personas tras el fin de la guerra. También habla sobre la dicisión forzada de Alemania en Länder de manera que se debilitara la estructura del Estado y las rencillas entre territorios debilitaran a Alemania. Nosotros en España, así nos va, lo hemos copiado sin que nadie nos lo impusiera.
Habla sobre los trabajadores emigrantes a los paises ricos principalmente de Italia, Yugoslavia, España y Portugal y como no tenían cobertura social. Habla de cómo en los paises del este no había prácticamente ningún comunista ni ningún interés en serlo y que una vez que se vio que disimulando no se iba a ninguna parte, Moscú impuso sus gobiernos y purgó a todo el que se puso por delante.
En fin, podría estar hablando todo el día porque mil páginas dan para mucho. Da cera a Thatcher. Habla de los sesenta como una época estéril y de lo absurdo de los niños de papá del 68 tirando piedras a los policías que sabían mucho mejor que ellos lo que eran injusticias, muchos de ellos de clase baja defendiendo al Estado.
Es muy interesante la parte de la caida del comunismo. Se ve claramente como muchos comunistas se cambiaron la chaqueta y se convirtieron en nacionalistas de la noche a la mañana. Como se enriquecieron, creo que cita a Abramovich, que era gobernador de no sé donde y se quedó con yacimientos de minerales y petróleo. Indica como los paises donde la oposición al comunismo terminó triunfando (Polonia y Checoslovaquia) tuvieron una transición a la democracia mucho más firme que en los que los que heredaron el poder fueron los propios comunistas.
Termina el libro con un capítulo muy interesante en el que expone la tesis un poco rara en principio de que es europeo el que reconoce la magnitud del holocausto. Según él después de la guerra se olvidó todo lo que se hizo para después ir recordando más y más y reconociendo la culpa de casi todo el mundo para finalmente olvidar y perdonar. Desde ese punto de vista entiendo que para España serviría la guerra civil.
Respecto a España hace una serie de afirmaciones que no me cuadran mucho, pero puede que sean verdad. Habla de la subyugación de Cataluña durante la dictadura y su desprecio por parte de Franco, cuando tengo entendido que la, digamos burguesía catalana, (de donde salieron casi todos los políticos democráticos) fue tremendamente profranquista. También dice sin ningún disimulo que González promovió y alentó al GAL. No es que sea nada nuevo, pero verlo escrito sin ningún disimulo y que aquí en España se siga considerando que eso era algo necesario no habla muy bien de nosotros, creo. También dice que los españoles no tenemos un espíritu crítico con nuestros políticos, que estamos cómodos dejando que otros tomen decisiones por nosotros (no lo menciona, pero me acordé de los del río diciendo que había que vota sí a la constitución europea a pesar de no habérsela leído porque unos señores muy listos decían que era bueno para todos).
En fin, podría extenderme mucho, me quedan muchas cosas en el tintero. Es un libro muy recomendable, aunque no ameno, repito. Yo lo compararía con Tiempos Modernos que es también un recorrido por el siglo XX que me gustó bastante.
He tomado un montón de notas y subrayados según leía y no los voy a poner todos aquí porque sería un post larguísimo. Eso da una idea de que es un libro muy interesante, pero creo que no es ameno y de ahí que lo dejara mi hermano. La estructura del libro son cuatro grandes capítulos: postguerra 1945-1953, prosperidad y descontentos 1953-1971, recesión 1971-1989 y después de la caída 1989-2005.
En cada uno de esos grandes capítulos va exponiendo país por país los hechos más relevantes de esos años. Eso hace que repita varias veces lo mismo cuando se refiere a dos o más países. Eso estará muy bien cuando se utilice como libro de consulta, pero hace que sea un poco pesado de leer. De igual manera cuando empieza un nuevo capítulo hace una recapitulación de lo anterior que nuevamente está muy bien para cuando hace tiempo que no lo lees, pero entorpece la lectura lineal.
Hay muchas cosas que no sabía interesantísimas. Creo que ya he dicho aquí que me llamó la atención lo que indica de que mientras Estados Unidos inyectó en los paises beneficiarios del plan Marshall catorce mil millones de dólares (de los de entonces), la URSS a través de indemnizaciones, entregas forzadas y tratados de comercio ventajistas extrajo de los paises del este aproximadamente la misma cantidad.
Habla de los acuerdos de Bretton Woods, con el omnipresente Keynes, donde se decidió abandonar el patrón oro y hacer una economía menos rígida (esto no lo dice el señor Judt, pero eso implica el meter mano el gobierno y convertir a la economía en subsidiaria de la política con las consecuencias que padecemos en nuestros días). El afán de centralización y colectivismo de los primeros años de posguerra fue impresionante. El señor Judt indica cómo los gobiernos occidentales vieron como su máximo oponente no a los comunistas sino a los liberales en favor del libre mercado. También indica que una de las razones para crear estos superestados que eran como el primo de zumosol fue las barbaridades de la guerra cometidas por los propios poderes del Estado tales como venganzas, corrupción, violencia y abuso por parte de las fuerzas del orden durante la guerra. Según Judt la respuesta de la sociedad ante los abusos pasados por parte del Estado fue más Estado. Que fue así es historia, pero la explicación no me parece convincente porque es si no quieres caldo, toma dos tazas.
Habla del primer estado del bienestar que fue el británico laborista de 1945. Como buen socialdemócrata, Judt es un enamorado del Estado del bienestar, pero reconoce que es insostenible y lo da por muerto o por lo menos herido de gravedad. El estado del bienestar se sustenta en crecimiento económico continuo y creación de empleo (y por lo tanto ingresos del Estado) además de tasas de natalidad altas para que nuevos pagadores de impuestos pagaran los servicios de sus padres y abuelos.
También da bastante estopa a los intelectuales franceses, especialmente a Sartre. Salva a Raymond Aron y, parcialmente, a Camus. Sobre la relación del comunismo con los intelectuales escribe (perdón por la traducción porque es mía): ' El comunismo obraba de acuerdo al principio de que los escritores no necesitaban pensar, solamente necesitaban entender. E incluso entender requería poco más que compromiso, que era justamente lo que los jóvenes intelectuales estaban buscando. [...]Pero el entusiasmo por la teoría del comunismo estaba presente de manera característica en proporción inversa a la experiencia directa de él en la práctica'.
Escribe sobre Sartre y Camus que para Sartre el primer deber de un intelectual radical era no traicionar a los trabajadores, mientras que para Camus la cosa más importante era no traicionarse a sí mismo. Judt ha escrito un libro sobre los intelectuales franceses de posguerra que puede ser muy interesante.
Ya conté la parte en la que describe los movimientos de decenas de millones de personas tras el fin de la guerra. También habla sobre la dicisión forzada de Alemania en Länder de manera que se debilitara la estructura del Estado y las rencillas entre territorios debilitaran a Alemania. Nosotros en España, así nos va, lo hemos copiado sin que nadie nos lo impusiera.
Habla sobre los trabajadores emigrantes a los paises ricos principalmente de Italia, Yugoslavia, España y Portugal y como no tenían cobertura social. Habla de cómo en los paises del este no había prácticamente ningún comunista ni ningún interés en serlo y que una vez que se vio que disimulando no se iba a ninguna parte, Moscú impuso sus gobiernos y purgó a todo el que se puso por delante.
En fin, podría estar hablando todo el día porque mil páginas dan para mucho. Da cera a Thatcher. Habla de los sesenta como una época estéril y de lo absurdo de los niños de papá del 68 tirando piedras a los policías que sabían mucho mejor que ellos lo que eran injusticias, muchos de ellos de clase baja defendiendo al Estado.
Es muy interesante la parte de la caida del comunismo. Se ve claramente como muchos comunistas se cambiaron la chaqueta y se convirtieron en nacionalistas de la noche a la mañana. Como se enriquecieron, creo que cita a Abramovich, que era gobernador de no sé donde y se quedó con yacimientos de minerales y petróleo. Indica como los paises donde la oposición al comunismo terminó triunfando (Polonia y Checoslovaquia) tuvieron una transición a la democracia mucho más firme que en los que los que heredaron el poder fueron los propios comunistas.
Termina el libro con un capítulo muy interesante en el que expone la tesis un poco rara en principio de que es europeo el que reconoce la magnitud del holocausto. Según él después de la guerra se olvidó todo lo que se hizo para después ir recordando más y más y reconociendo la culpa de casi todo el mundo para finalmente olvidar y perdonar. Desde ese punto de vista entiendo que para España serviría la guerra civil.
Respecto a España hace una serie de afirmaciones que no me cuadran mucho, pero puede que sean verdad. Habla de la subyugación de Cataluña durante la dictadura y su desprecio por parte de Franco, cuando tengo entendido que la, digamos burguesía catalana, (de donde salieron casi todos los políticos democráticos) fue tremendamente profranquista. También dice sin ningún disimulo que González promovió y alentó al GAL. No es que sea nada nuevo, pero verlo escrito sin ningún disimulo y que aquí en España se siga considerando que eso era algo necesario no habla muy bien de nosotros, creo. También dice que los españoles no tenemos un espíritu crítico con nuestros políticos, que estamos cómodos dejando que otros tomen decisiones por nosotros (no lo menciona, pero me acordé de los del río diciendo que había que vota sí a la constitución europea a pesar de no habérsela leído porque unos señores muy listos decían que era bueno para todos).
En fin, podría extenderme mucho, me quedan muchas cosas en el tintero. Es un libro muy recomendable, aunque no ameno, repito. Yo lo compararía con Tiempos Modernos que es también un recorrido por el siglo XX que me gustó bastante.
Estoy leyendo "otro" libro de Judt, conozco su manera de pensar y me temo que has entresacado lo que te ha interesado. Como antes o después leeré este, ya veremos.
ResponderEliminarPero una cosa tengo clara: la disminución del estado del bienestar considera que debe ser pactada y, desde luego, no para beneficiar al libre mercado, que es su bestia negra.
A mí, Judt, me ha servido para ampliar mis miras, para diferenciar entre neoliberales y liberales (con los que es posible entenderse), para la autocrítica. Por lo que has contado, temo que te haya servido para "elegir" párrafos y proteger "tus" ideas.
(No dirás que no acudo presto a dar estopa. Deberías estar orgulloso de tener un amigo así de beligerante).
Por supuesto que he entresacado. Por lo que he leido tiene dos bestias negras que som el comunismo (puedo pomer muchos mas citas) y Thatcher, ya lo he dicho. Su desprecio por los intelectuales franceses es evidente, salvo Aron que era un declarado liberal y Camus al que salva tras sus inicios comunistas. He dicho que defiende el Estado de bienestar, pero tambien dice que los principios en los que se basa no siguen siendo validos.
ResponderEliminarTengo subrayadas como 300 paginas, que para un libro de 1000 no esta mal. Supongo que cuando lo leas subrayaras otras cosas distintas.
No, si solo quería resaltar que lo bueno de él es la autocrítica: pero que esa autocrítica, que ma parece que ya tocaba que los de "izquierdas" dejáramos de sentirnos poseedores de valores universales, no autoriza no subrayar que se opone con uñas y dientes al capitalismo financiero y a las desregulaciones del mercado, que considera como un trasvase gratuito de capital de lo público (hecho con el esfuerzo de todos), que considera absolutamente necesario, a lo privado.
ResponderEliminarMuy interesante aunque no creo que lo lea. Mil páginas me echan muuucho para atrás. (Lo cual dice muuuucho de mi indigencia cultural pero qué le vamos a hacer, la que nace asna...)
ResponderEliminarNáN al leer a ND no saco la impresión de que diga que Judt propone la disminución del estado de bienestar no pactada y para beneficiar al libre merecado.
Por otro lado creo que por mucho espíritu crítico que llevemos casi siempre nos quedamos con lo que corrobora lo que pensamos o lo que más nos sorprende. Y, en este caso, lo que sorprende que diga Judt teniendo en cuenta sus ideas. No creo que a ND no le haya ampliado las miras sino que comenta en el post lo que más le llama la atención.
Tampoco has dado tanta estopa no?
Ni pienso darla, compañera. Trazada la línea, me parece muy bien, ¡y realmente meritorio!, que dé su versión de un libraco de 1.000 páginas.
ResponderEliminarAdemás, compartimos la creencia en la necesidad de la libertad (aunque discrepemos mucho en la implementación).
Saludo desde aquí a los suegros de Di (a mí también me cae estupendamente el Peda) y evito que esto se convierta en un mano a mano.
Más que oponerse a las desregularizaciones se opone al trasvase de monopolios del Estado al sector público. Considera que vender las empresas estatales y los holding industriales del Estado a particulares es malvender algo que se consiguió con el dinero de todos. Al menos en lo que he leído.
ResponderEliminarMe quedo con ganas de leer más de Judt, lo cual creo que es un buen síntoma.
Antes no lo dije, NáN, pero por supuesto que estoy orgulloso de contarte entre mis amigos, aunque de momento sea solo en su vertiente cibernética.
ResponderEliminarLlevo todo el día conteniéndome por no soltar una barbaridad, pero no me la quiero llevar a la cama.
ResponderEliminarNo le encuentro la gracia a leerme 1000 páginas para sacar como conclusión obviedades que sufro, he sufrido y sufriré en mis propias carnes: "Considera que vender las empresas estatales y los holding industriales del Estado a particulares es malvender algo que se consiguió con el dinero de todos"
ACOJONANTE
Ea, ya me podéis fusilar
Bueno, Juanjo, no te contengas y suéltalo si te sientes mejor. El vender empresas estatales se ha hecho en casi todos los paises y con resultados desiguales. En España, por ejemplo, se vendió telefónica y repsol (bueno, lo que quedaba sin vender) y Aznar puso a sus amiguetes, pero no está claro que estuvieran mal vendidas, gracias a eso y a mucho sacrificio se consiguió entrar en el euro y ahora son de las pocas empresas españolas internacionales, de hecho España es un 20% del negocio de telefónica. Claro que han crecido gracias a una situación de casi monopolio que no debería haberse permitido. Italia lo consiguió de la misma manera.
ResponderEliminarTampoco está claro que el Estado tenga que tener empresas de telefonía, de aviones, de trenes o de gasolinas, al menos es mi opinión.
ND, yo también pienso como tú, pero pronto pensaremos que por qué tiene que tener hospitales, o colegios, es cuestión de adoctrinamiento. Y va a pasar.
ResponderEliminarEstos libros me cargan, no necesito leer en palabras de nadie cosas que yo ya sé para reafirmamrme (no digo que tú lo hagas) Me siento como cuando en casa mi mujer dice que es estupendo algo que ha dicho un tercero cuando yo llevo repitiéndolo toda la vida.
Imagino que todos los post de este tipo acabarán siendo un bucle de este tipo de comentarios.
Yo ya te digo que es un libro que se hace largo de leer, por lo menos a mí y, además, en inglés. También habla de muchas cosas porque no es un libro de política aunque él de sus opiniones, que para eso lo escribe, sino un libro de historia que dice muchas cosas que yo no sabía.
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