El Mapache
mapache.
(Del nahua mapach).
1. m. Mamífero carnicero de América del Norte, del tamaño y aspecto del tejón, con piel de color gris oscuro muy estimada en el comercio, hocico blanco y cola muy poblada, con anillos blancos y oscuros alternados.
Como sustantivo puede utilizarse como sujeto de una oración. Por ejemplo: El mapache volcó los cubos de basura.
También como sustantivo puede emplearse como complemento circunstancial en la oración. Por ejemplo: A mi hijo le dieron ayer un cabezazo jugando en los castillos hinchables y tiene el ojo como un mapache.
Pues eso: a mi hijo le dieron ayer un cabezazo jugando en los castillos hinchables y tiene el ojo como un mapache.
(Del nahua mapach).
1. m. Mamífero carnicero de América del Norte, del tamaño y aspecto del tejón, con piel de color gris oscuro muy estimada en el comercio, hocico blanco y cola muy poblada, con anillos blancos y oscuros alternados.
Como sustantivo puede utilizarse como sujeto de una oración. Por ejemplo: El mapache volcó los cubos de basura.
También como sustantivo puede emplearse como complemento circunstancial en la oración. Por ejemplo: A mi hijo le dieron ayer un cabezazo jugando en los castillos hinchables y tiene el ojo como un mapache.
Pues eso: a mi hijo le dieron ayer un cabezazo jugando en los castillos hinchables y tiene el ojo como un mapache.
Oh...menudo susto.
ResponderEliminarLos castillos hinchables los carga el diablo.
Si, lo de los castillos hinchables y los supertoboganes es de poner los pelos de punta,sobre todo si están sobresaturados.
ResponderEliminarNo le des más vueltas, la cosa es que no les coja miedo, porque tenemos las dos vertientes: el que enseguida está jugando otra vez y el que tarda siglos en volver a quedarse en un sitio de esos.
Mucho ánimo.
Pues en estos había la combinación letal, supongo, un súper tobogan hinchable!!!! Por suerte las escaleras estaban rotas y mis niños son todavía pequeños para poder subir.
ResponderEliminarPobrecillo, espero que pronto vuelva al estado de pequeño cachorro de humano. Dale un beso gordote de mi parte.
ResponderEliminarVaya golpe... Aunque siempre he pensado que lo de los castillos hinchables es como lo de los encierros. En ambos sitios parte del encanto es el riesgo, el hacer el burro, el desparramar a tope, y la posibilidad de volver a casa descalabrado o con puntos está siempre ahí.
ResponderEliminarYo me partí la nariz en un castillo hinchable del PSOE en las elecciones del 82. A lo mejor mi vena liberal me vino a golpes, aunque para ser justo, el golpe me lo di yo solito.
ResponderEliminarEs cierto que los castillos inflables son para hacer el burro, el problema es el rango de edades porque J. con casi tres años no tiene un nivel de burricie comparable al de un niño de ocho o nueve años.
Gracias por los ánimos y abrazos, él está bastante bien, cada día un poco más mapache, pero contento.
Mira, mi J1 tiene media barbilla de ese color, menos mal que no perdimos ningún diente. El está orgullosísimo de su "maratón"
ResponderEliminarTochi
Pobrete...Menudo peligro con los castillitos.
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