Correos y despedidas. El desenlace

Por aclamación popular me he decidido a contar el desenlace de la despedida. Bueno, vale, sólo me lo ha pedido la Doctora Anchoa. Pero es que últimamente no se me ocurren temas y va a parecer que me he levantado de la mesa del Blasco a comprar tabaco con el resultado de sobra conocido.

Desde aquí os aviso: este va a ser un post cebolleta. Tomo ejemplo de la doctora para avisaros. Así que si no os apetece oír mi tono Doña Rogelia no digáis que no os avisé a tiempo.

Me había quedado en que pensaba contraatacar con la propuesta del sitio ese de las pedicuras hechas por peces. Pues no hizo falta porque alguien se me adelantó. Cuando llegué a la oficina al día siguiente, entre uno de los trescientos correos sobre el particular, allí estaba la propuesta. Porque sí, queridos, a pesar de haber confirmado mi ausencia seguí recibiendo correos y correos y correos durante días.

No se atrevieron con los pies y los peces (cobardes) pero el caso es que la propuesta de la manicura ganó. ¿Por goleada? Pues no. El procedimiento de elección fue de lo más democrático. En uno de los correos, de repente, alguien se erigió en portavoz y organizadora. Lo cual a esas alturas se agradecía porque quedaba menos de una semana para el asunto y lo único decidido era la fecha. El correo hacía un resumen de la situación: va ganando la opción de spa y cena. Y a continuación: pero es que yo prefiero lo de la manicura, porque es mucho más original.

Así que después del contundentísimo argumento de la originalidad, la flamante organizadora se puso a mover el asunto de la manicura. Porque ¿qué coño importa la democracia si lo que pide la mayoría no es original? A mí este asunto de la originalidad sí que me toca los pies. ¿Es que algo original es bueno por el mero hecho de serlo? ¿Es que las cosas que ya has hecho te dejan de gustar porque ya no son originales? Pues no, a mí me gusta el jamón aunque ya lo haya comido antes. Seré la única, porque nadie de la mayoría aplastada por la novedad (y por la organizadora) protestó. Vale, yo tampoco protesté. Diré en mi descargo que ya me había descolgado de la convocatoria y pasaba de ser la típica tocahuevos 'aunque yo no voy a ir os diré que me parece una mierda eso que estáis decidiendo'. Con ganas me quedé. De decir eso y de pedir que, ya que no iba a ir, no me mandaran más correos. Pero, la verdad, no quería miradas inquisitorias durante la boda buscando a la borde que dijo 'por favor, no me mandéis más correos'.

Y menos mal que no lo hice porque lo que vino a continuación creo que compensa las semanas de correos y más correos de gente desconocida preparando algo que me parece absurdo.

Bueno no, lo que vino a continuación no, que primero vino el precio: ¡950 euros para diez personas! Yo flipé. A mí me parece una barbaridad que te cobren ese dineral por arreglarte las uñas en plan pijo mientras te tomas un cóctel con unas amigas. También me parece un poco irresponsable plantear semejante desembolso a un grupo de gente al que no conoces sin tantear un poco. No sé, decir algo como 'oye chicas, esto cuesta esto, no sé si no será demasiado'. Pues no, la diligente organizadora lo soltó sin anestesia. Y, lo que a mí me impresiona aún más, nadie protestó. Claro que, no sé, si yo fuera una de las que pensaba ir pero luego resulta que no me lo quiero o no me lo puedo permitir, a lo mejor al ver que nadie protesta pues simplemente me caigo de la convocatoria con alguna excusa para no parecer una paleta entre tan distinguido público.

Y además me parece hasta cierto punto... no sé cómo decirlo ¿inmoral? ND dice que hagan lo que quieran, que cada uno se gasta el dinero en lo que le parece. Pues sí, por supuesto, pero también cada uno piensa lo que quiere. Y yo una vez más, estoy de acuerdo con Tochi, que me dijo 'tía pero es que es... una paletada decadente, coño, de verdad, que cuando yo me hice la pedicura me pareció de lo más prosaico, es como si te hacen un brunch en el ginecólogo. Vale que a C le flipe vestirse de princesa y merendar magdalenas rosas, pero leches, que tenemos una edad, que no somos Carrie.' Yo no lo hubiera dicho mejor.

Una vez superado el susto monetario me puse a profundizar en el 'menú' del lugar (bueno nos pusimos porque en esto que va a continuación ha contribuido mucho Tochi también). La verdad es que nos dio para mucho porque no tiene desperdicio.

Puedes elegir una pedicura realizada en un ambiente tenue lleno de velas (sic). ¡Aja! eso es lo que estoy deseando, que una tía con tenazas me hurgue los pies durante ¡noventa minutos! y con poca luz. Total, ¿para qué quiero el dedo meñique? ¿para que se llene de callos y no poderme poner zapatos de punta?

Si lo de la pedicura no te seduce siempre puedes ir a depilarte. Aunque, eso sí, tienes que tenerlo claro porque hay cuatro posibilidades con las ingles: ingles (así a secas) e ingles brasileñas. Hasta aquí todo bien, lo comprendo. Pero luego vienen las ingles 'sex and the city' ¿Qué demonios será esto? ¿incluirá un servicio no del todo legal? He llegado a la conclusión de que sí porque cuesta más de sesenta euros. Y, por último ¡tachán! tenemos las ingles NY. Esta es la que me ha fascinado. Yo he decidido que te deben de dejar esculpido NY o tu edificio preferido del skyline o algo así. Aunque no he tenido narices de llamar para averiguarlo.

En manicuras y pedicuras también tienen varias opciones con nombre a cual más epatante y todos relacionados los supuestos lujos asociados a Nueva York y los neoyorquinos (ricos, claro). Lo más extraño es la 'pedicura de temporada'. No sé muy bien qué significa, ¿te dejan un dedo sin limar en primavera? ¿no te quitan las durezas en invierno?

¡Ah! Y te cobran un extra por limas nuevas. Que no sé si será que te cobran más si tú las pides o que si tienes la mala suerte de ser la que estrena pues te jodes y las pagas. Para ti y para todas las que las usen después de ti.

Además hay un menú especial para celebraciones. A Tochi le hizo mucha gracia lo de la música cuidadosamente elegida (sic). Su glosa era 'te pongo a Camela pero con mucho cuidadito'. También dicen que puedes elegirla tú. Aunque visto el tufillo que destila no sé si se reservarán el derecho de no hacerte caso si no la consideran lo suficientemente cool.

Por último añaden que se pueden contratar actuaciones privadas y preparar sorpresas. Sí, yo creo que para el que va a dar el concierto debe de ser toda una sorpresa encontrarse a una panda de pijas intentando imitar a Carrie y compañía, medio borrachas y sin poder tocar nada porque no se les han secado las uñas.

El caso es que por ahora todas mis dudas sobre el menú siguen sin resolver. Y así seguirán, me temo. La diligente organizadora tuvo la gran vista de no llamar para reservar hasta dos días antes de la fecha elegida. Así que, al final, en el pecado llevó la penitencia y tuvieron que ir a un spa porque (flipo otra vez) el sitio ese ya estaba completo. Así que he decidido llamarlo 'baño de democracia' en lugar de despedida de soltera poco original.

Comentarios

  1. Lo has contado muy bien, cebolleta en vinagre, diría yo, pero muy bien.

    Para empezar, si unos pececillos me van a comer los pies, lo lógico es que no pague yo, sino el dueño de los peces, que los ha sacado a merendar.

    Lo de la manicura-pedicura, para mí sería genial. Habiendo perdido ya parte mi flexibilidad, la pedicuría cuesta lo suyo. Hacerlo profesionalmente, pues que no: me da la sensación de que es el primer escalón de la bajada a los infiernos. Pero oye, si es que se trata de una fiesta, pues adelante: todo por el espíritu festivo. Y dejo de rayar el parqué.

    Al frimarquetista de ND, dile que no malmeta: cada uno puede hacer con su dinero lo que quiera, de acuerdo, pero sin comprometer a los demás. Si empezamos con que 95 euracos para no se qué, luego nos vamos de cena, que no se olvide el regalo y a ver qué te pones, pues oye, hay que ser sensible a quienes menos tienen.

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  2. Yo digo que si alguien libremente quiere gastarse ese dinero que ha ganado en una manicura, pues que se los gaste. Otra cosa es de manera forzada, pero ya son señoras y señoritas de trentaitantos años. Si no quieren ir, no tienen más que decirlo.

    A mí me parece una barbaridad lo que nos vamos a dejar nosotros en esta boda y eso que no ha habido manicura ni traje nuevo de Anniehall, pero otros lo hicieron para nuestra boda, entre ellos la que se casa la próxima semana.

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  3. Pues a mí lo de hacerlo profesionalmente no me parece mal. Lo que me parece tremendo es que te cobren noventa y cinco euros por un servicio de esos. Que te gastes el dinero en lo que quieras, sí, pero la jeta del que pone ese precio y la nosécómollamarlo del que acepta pagarlo es lo que no entiendo.

    Y supongo que con los peces es todavía más caro porque en esa lista de precios ni los nombraban.

    Sobre lo que deía ND, él se referia a los que lo pagan libremente (como ya ha dicho él sin necesidad de que yo lo defienda). No a los 'obligados' por despedida o similar. Y lo que tú dices, sí, que se me ha olvidado ponerlo: regalo (otros diez euros del ala), cena, copas...

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  4. Annie, yo estoy con ND, si alguien está dispuesto a dejarse más euros que puntos de su CI libremente es su problema.

    Eso sí, ¡qué tremenda gilipollez!

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  5. Es terrorífico. En cuanto "parece" que me meto con ND, Annie afila las uñas. No sé cómo insisto, a no ser que me guste la ruleta rusa y la montaña rusa Los 7 picos y la ensaladilla rusa en los baretos de madrid en verano.

    Todo un mundo de peligros. Je, jé.

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  6. Juanjo, yo también, que hagan lo que les dé la gana pero también que yo pueda decir lo que me parece: absurdo entre otras cosas.

    NáN es que yo por ND MA TO. Más bien es que soy muy de ponerme las katiuskas y meterme en todos los charcos. Incluso sin tener ni idea, como ya habrás notado.

    Pero ten cuidadito que después de la manicura las tengo...

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  7. Por si acaso, me voy una temporada al piso de seguridad.

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  8. NáN, no se preocupe, yo me he alineado (que no alienado) con ND y también me he llevado una fresca :)

    Por supuesto Sra. Anniehall, puede usted opinar lo que le venga en gana, especialmente en su casa.

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  9. Entonces, Juanjo, usted que la conoce, no es peligrosa, ¿verdad? Puedo salir a la calle con tranquilidad.

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  10. Sí, siempre que no la regale un plato del príncipe de Transilvania, entonces no respondo por su seguridad

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  11. ¡Jejejeje! En serio, me encantaría saber cómo se han enterado en ese sitio del aspecto de las ingles de las chicas de "Sex and the city". Errrr... pensándolo mejor igual prefiero no saberlo. Muy divertido el post. Qué pena que no fueras y no nos puedas contar cómo fue la despedida.

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