El pueblo, ese gran desconocido
Aquí estoy disfrutando de mi merecido descanso en tierras segovianas. Estoy en el pueblo de los abuelos de Anniehall, aunque ya no viven ninguno de los dos ni yo los conocí. Eran los padres de mi suegro. Mi suegro, a pesar de haber nacido y vivido en Madrid durante muchos años, considera a éste su pueblo. Han rehabilitado la casa de sus padres y aquí estamos.
Es un pueblo pequeño, aunque tampoco diminuto. Hay un olor a mierda de vaca y cerdo por todo el pueblo y a todas horas. Hay dos bares y una farmacia. No hay donde comprar el periódico y hay que ir al pueblo de al lado si lo quieres comprar. No hay supermercado. Vienen vendedores en camiones con el pescado, los melones y sandías... ahora mismo ha pasado un camión con un altavoz diciendo que te cambian los colchones de lana. Tiene piscina municipal con otro bar incorporado que sólo está abierto en verano. Y también tiene un frontón que, además, está cubierto.
Mis padres también son de pueblo y mis abuelos siempre han vivido en ellos, pero a mí nunca me ha gustado mucho ir a pasar un par de semanas allí. La verdad es que han sido pocos los veranos que he estado con mis abuelos en el pueblo. Recuerdo los colchones de lana en los que te acostabas y te iban atrapando hasta que por la mañana cuando te levantabas se quedaba impresa tu silueta en el colchón. Recuerdo mirar a las gallinas y el miedo que me daba entrar en el corral. Recuerdo tener el orinal debajo de la cama. Recuerdo ir a la plaza del pueblo a bailar los 'pajaritos'.
Entiendo que mis suegros se lo pasen bien aquí. Tienen a sus amigos, a familiares. Mi cuñado viene mucho por el pueblo y tiene un montón de amigos y en verano van de fiesta en fiesta por los pueblos de alrededor. Los niños también están encantados nadando en la piscina y jugando en el parque.
Yo también estoy descansando y disfrutando de mis últimos días de vacaciones. Hace calor, pero dentro de la casa se está a gusto. Pero hay ciertas cosas a las que no consigo acostumbrarme como a decir buenos días a todo el mundo con el que te cruzas, gente a la que no conozco de nada. O que se te queden mirando durante minutos sin ningún pudor hasta que te ubican.
Estoy un poco fuera de sitio, pero contento. Ya véis que hasta tengo internet. Bueno, lo tiene mi suegro porque yo, lo que soy yo, no tengo ni cobertura en el móvil.
A grandes rasgos, me desagradan los pueblos , la vida en ellos y generalmente la gente que los habita.
ResponderEliminarTengo una teoría que no creo que se aparte ni un ápice de la realidad. Como desde hace ya bastantes décadas, las personas más emprendedoras, más trabajadoras, con más iniciativa, con la mente más abierta, y con más deseos de dar lo mejor a sus hijos, han emigrado a las ciudades, al final se ha producido un fenómeno de “selección natural” y en los pueblucos de hoy casi solo quedan los más cortos, los más cerradicos y los que tienen menos miras que Stevie Wonder.
No creo que sea así. Mi padre dice que del pueblo se iban los mejores y los peores. Se iban a los que el pueblo se les quedaba pequeño y se iban los que no podían hacer nada en el pueblo.
ResponderEliminarÚltimamente hay mucha gente que vuelve a los pueblos a montar casas rurales y paintball y cosas de esas.
Yo lo que noto es que es un ambiente más cerrado y que todos comentan sobre todos y te observan.
Se me ha olvidado las conversaciones entre mi suegro y mi cuñado intentando situar a cada uno del que hablan tipo: 'es el cuñado de la tía del pipa que vivía en la casa de al lado de la panadaría'.
A mi me gusta ir a los pueblos 2 días, al 3º me quiero ir (bueno, si no conozco a nadie no me importa). Una vez fui con una amiga a su pueblo, salimos por la noche, cogí el bolso. El lunes, una amiga de la facultad, que tenía una amiga en ese pueblo, sabía que yo había salido con bolso (es que en ese pueblo no se sale con bolso).
ResponderEliminarTochi
Yo no soy muy de pueblo pero por razones laborales si que suelo moverme por zona rural y a intentar comprender algunas cosas de su evolución económica.
ResponderEliminarA lo que dices se le puede dar la vuelta (Voy a generalizar y exagerar ¿eh?): En el pueblo se han quedado los ricos con campos,bichos y posibles y los pobres se han largado a la ciudad para descargar camiones en el merca produciendose una seleccion natural inversa. Los hijos de los ricos han desarrollado su carrera en la universidad (y puede ser que vuelvan) y los de los pobres siguen descargando camiones en el merca.
Lo que se da es un modelo de economia familiar multiingreso, es decir todos de la familia trabajan en "muchas pequeñas cosas" que al final contribuye a una economía desahogada entre todos. (unos pocos bichos, unos pocos campos el chico en la construcción,la chica echa unas horas en un bar y la mujer se ha puesto a peinar porque de joven hizo peluquería... tiene cuatro yayas pero algo dejan)
A lo mejor tal y como pintan las cosas deberíamos fijarnos en ese tipo de economia porque en mi opinión el modelo de un ingreso fuerte para todos se va a acabar.
Repito que son generalizaciones pero como dicen los pijis fijemonos en la tendencia no el dato.
Vaya tochana me he marcado... y por cierto mi abuelo,que aun vive, fue durante mucho tiempo colchonero. Y lo recuerdo bareando la lana.
Como mezclas lo que dice Al Neri con lo que digo yo, sólo aclararé que mi padre se fue del pueblo gracias a que mis abuelos pidieron un crédito para que él pudiera estudiar y gracias a las becas que tenía que conseguir año tras año.
ResponderEliminarPara mí, mi padre es de los mejores, aunque él seguramente no se metería en ese grupo. Para terminar con el ejemplo de mi padre, realmente no decía que del pueblo se van los mejores y los peores, decía que a Madrid se van los mejores y los peores, pero creo que lo que quería decir era eso, aunque a lo mejor no y... ¡joder! me estáis escacharrando la anécdota!!
Tochi, tienes anécdotas para todo!
ResponderEliminarYo creo que tenías que hacerte un blog para darles salida. :-)
Nd !!! que se lo decía la Sr Neri pa meter un poco de cizaña. Para compensar eso de que en el pueblo se quedan los tontos.
ResponderEliminarComo eres lector mio, ya sabes mi animadversión hacia el negocio de las casas rurales (mejor dicho hacia las casas rurales como se entienden hoy)
Podias poner un apartado en tu blog que fuera "el rincon de Tochi" que bonito este blog familiar...!!!
Me voy cantando canciones de los payasos...No hay nada mas lindoooo que la familia unidaaa tocado por los lazos del amoooor
También podía ser la de:' Había una vez un circooo...!!!'
ResponderEliminarNo hace falta irse a un pueblo de 100 habitantes para encontrarte lo que comentáis. La "ciudad de las calles sin nombre", a partir de hoy "el pueblo de las calles sin nombre" tiene 70000 habitantes y es capital de provincia, pero tiene muchísimo de lo que comentáis tanto ND como Al Neri. Sr. Neri, enhorabuena por el artículo, me ha gustado mucho.
ResponderEliminar¡¡Mejorando lo presente, ND!!
ResponderEliminarblog familiar? Ein? Ningún lazo de sangre me une al matrimonio mesetario del Blasco (salvo tal vez la sangre de mi pie el día que conocí al ND, pero eso es otra historia que ya ha sido contada)
ResponderEliminarVes? Ves? Si ya se lo decía yo a Annie "Mejor no pongo comentarios, que me enrollo me enrollo..."
Tochi
Estoy con Sheldon..la ciudad imperial tiene 60 mil habitantes...yo no soy de aqui y flipo cuando voy a algun sitio y me dicen: ¿tu eres de los libros de colores, no?
ResponderEliminarPrefiero el pueblo de 10 habitantes de "los" pirineos...
Me parecen muy interesantes las matizaciones de todos. Es cierto que en los pueblos se han quedado algunos ricos, pero no tiene nada que ver ser rico con ser listo o con tener deseos de ampliar horizontes y de abrir la mente, que es lo que define a los que emigraron cuando el padre del Niño Desgraciadito.
ResponderEliminarMi abuelo, el más inteligente de sus hermanos, huyó del terruño y su vida mejoró hasta lo indecible. Gracias a él mi familia, sin ser rica, ha podido disfrutar de un abanico de posibilidades, elegir opciones y caminos, y conseguir cosas (no necesariamente materiales) que en el pueblo no habría podido ni olerlas.
Sí, una cosa es el 'fiche' y otra el quedársete mirando durante uno o dos minutos sin apartar la cara.
ResponderEliminarEl fiche existe. Yo ya he contado cómo no me gustaría volver a Ávila a vivir.
Es también cierto que el que se va arriega mucho y hay veces que gana y otras que pierde. En eso sí podría coincidir más que en que son los más cortos los que se quedan. Yo creo que son más conformistas o menos dados a la aventura.
En general pasa con casi todos los españoles, incluso los de ciudades. Normalmente buscas ofertas de trabajo en tu ciudad y no estás muy dispuesto a cambiar de hábitat a no ser que no te quede más remedio. Excepciones hay muchas, pero creo que algo de eso hay.
Por cierto, Tochi, has caído en la trampa de Consu's. Tienes que leer más novela negra como él.
ResponderEliminarLe has dado la información que buscaba sin él pedirla.
Eres astuto, Consu's, muy astuto...
Oh, vaya, acababa de escribir algo y la conexión pueblerina me lo ha borrado.
ResponderEliminarTampoco aportaba nada a la discusión 'Paletos contra urbanitas' (es coña, no os sublevéis que os conozco) porque ya lo habéis dicho todo, creo.
Sólo mis recuerdos. Yo soy poco de campo, hablando suavemente, pero hasta los quince años también consideré a éste mi pueblo. Luego dejamos de venir todos juntos. A mí me encantaba venir y todo el año deseaba que llegara agosto. Aquí podíamos hacer cosas que en casa no, salir solos de casa desde bien pequeños, por ejemplo, y quedarnos hasta tarde por la noche. Todo el día en la bici, de la ermita a la plaza y de la plaza a la ermita. Entonces no había piscina. Cogíamos girasoles y nos comíamos las pipas, o comprábamos chuches, íbamos a ver cómo jugaban al frontón... No había mucho que hacer pero me gustaba mucho.
Luego, al morir mi abuela dejamos de venir todos juntos. Supongo que a mi padre le resultaba muy doloroso volver a su casa sin ella.
Yo dejé de venir hasta el año pasado, salvo alguna visita breve. Y ahora me encantaría que los niños disfrutaran de esto como yo aunque sé que no es posible porque para eso hay que pasar aquí algo más que una semana y sé que no lo vamos a hacer.
Ah! Tocha guapa, que tampoco es tan malo compartir sangre con los anijoles (que nos llaman por ahí).
ResponderEliminarY vaya Cunsu's, qué interrogatorios sutiles los tuyos. Si no llega a ser poque he estado muy ocupada y he llegado tarde también habría picado. Y es que Tochi y yo, aunque no compartamos sangre, somos muy parecidas en muchas cosas. Eso sí, yo no renegaría de su sangre.
Ah pues si, he caído completamente en su trampa... la verdad es que hay trampas en las que tampoco me importa mucho caer.
ResponderEliminarGracias Annie, vampirilla mía, aquí está mi sangre pa lo que necesites...
Tochi