Cortesía

Con esto de la vuelta al trabajo se ha vuelto a repetir una situación que nunca sé muy bien cómo abordar. Me refiero al saludo de vuelta de vacaciones.

Normalmente soy poco besucona y poco sobona. Salvo con los niños y con ND, que los tengo fritos a achuchones y besos, no soy de grandes efusiones. Además hay situaciones que me parecen ridículas. Por ejemplo: quedas con la gente del curro a cenar y cuando te ves esa noche te saludas con dos besos, cosa que no haces cada día en la oficina; o cuando de adolescente salías de copas y a las mismas amigas que llevabas viendo toda la semana les dabas dos besos. Lo dicho, absurdo. Pero como todo el mundo lo hace pues no te queda más remedio que hacerlo tú también. Pero como tampoco lo tienes muy claro pues a veces tratas de evitarlo. Y entonces es cuando la cagas. Porque además yo para algunas cosas soy transparente y esas se me notan mucho. Me sale natural acercarme a dar un achuchón a alguien a quien quiero pero me cuesta un mundo besar a quien no me apetece.

Pues al irme y volver de vacaciones este asunto besuquil me trae de cabeza. Y me sumo en lo que ahora se llama falta de 'habilidades sociales'. Yo lo llamo ser torpe. Salvo alguno que otro, mis compañeros de curro son eso compañeros, no amigos. Y además son un huevo. Así que cuando me voy no suelo despedirme de todos y cada uno con un par de besos. A mí me parece lo natural pero hay gente que sí lo hace. Lo que me lleva a preguntarme si pensarán que soy una ogra y carda borriquera.

A la vuelta es peor. Yo llego muy pronto a trabajar. Suelo ser la primera. Cuando llegaron los siguientes, les saludé sin más y nos fuimos a tomar un café. Pero luego llegó Juanjo y, automáticamente, le planté dos besos. 'Mierda, pensé, ya la has cagado, acabas de quedar fatal con los otros tres'. Annie, como siempre, cubriéndose de gloria.

Y así me pasé la mañana. Hundiéndome en el fango de las malas maneras. Unos llegaban y me besaban y otros llegaban y simplemente nos saludábamos. Como yo soy como soy, centrifugator, me imagino que los 'no besados' al ver que otros sí lo son tal vez se sientan mal. Es como cuando estando de copas llega el típico pulpo asqueroso que entra a todas tus amigas menos a ti. Vale, tú no harías nada con él ni aunque fuera el último hombre sobre la faz de la tierra. Y sin embargo no puedes evitar preguntarte '¿y este cabrón? ¿qué pasa? ¿soy tan cardo que ni lo intenta?' Y te hunde en la miseria para el resto de la noche.

Total, que en lugar de poniéndome al día en el curro, me pasé la mañana llena de dudas existenciales y sintiéndome culpable por no repartir besos a diestro y siniestro. Pero también acordándome de una canción que me encanta. Aquí os la pongo.



Perdonad el exceso de besos en el post, pero ósculo me suena muy cursi y no conozco más sinónimos.

Comentarios

  1. A mí me pasa parecido. Aparte de que me revienta ir dando besos en las mejillas, se da la circunstancia de que a mí la gente del trabajo me la trae al pairo. No es que me lleve mal, que no es el caso, sino que no me dan ni frío ni calor. Yo al trabajo, como su propio nombre indica, voy a trabajar.

    Es inevitable hacer ciertos actos de vida social, pero a mí también se me nota bastante que participo sin entusiasmo y a veces pienso que quedo peor que si no asistiera directamente.

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  2. Las normas de cortesía son indiscriminadas, por tanto falsas, por tanto nos revientan a todos. Y puestos a no discriminar, prefiero no hacerlo por sexo. Donde se besa a los chicos, beso a chicos y chicas. Donde a los chicos se les estecha la mano, lanzo el brazo como un autómata para estrechar la mano de las chicas.

    Fuera de eso, soy bastante normal: hago tres comidas al día; duermo por la noche y trabajo durante el día y hace mucho tiempo que la policía no me detiene por comportamiento indecoroso para las instituciones del Estado.

    Besos rebesos

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  3. Je, lo del pulpo me recuerda a esa (fuiste tú?) que llegó un día traumatizada porque había ido a clase con minifalda y el viejoverdedemecánica (el p.A.) no se dignó ni echarle una miradita... lo que me pude reir.
    A mi me pone frenética que me toquen en el trabajo (la gente esta que para hablar te pone una mano en el hombro). Y lo de los besos también lo llevo mal, aunque en líneas generales yo si aprecio mucho a mis compis y no me importa darles un beso en las grandes ocasiones.
    Tochi

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  4. Yo no doy besos en el trabajo, pero es cierto que siempre hay momentos de duda, de indecisión porque aunque no los dé, si me acercan la mejilla para dar dos besos, pues hay que darlos, creo yo.

    Es cierto que el trabajo crea cercanía con otras personas, pero no necesariamente amistad

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  5. Yo en el trabajo me lo paso pipa (fui freelance en mi casa 20 años, como el lobo estepario).

    Y Al Neri, a los restaurantes se va no solo a comer y al trabajo no solo a trabajar, y al cine a veces vas (iba) a otras cosas y...

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  6. Nunca doy besos. De hecho al lanzar la mano a alguna besucona, que se abalanzaba a besarme...le he tocado la teta sin querer.
    Eso si te deja cortado

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  7. Gonzalo, hijo, te prodigas poco pero cuando lo haces es a lo grande. Yo, si me tocas una teta intentando besarte, creo que me cortaría más que tú.

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