Historia de dos vías
Si esto es la mesa cero del Blasco y se está hablando de vías, debe ser que el niño desgraciaíto no ha muerto congelado...
Aquí estoy de vuelta a mi cotidianeidad. Tras una semana absurda estoy de nuevo escribiendo mientras C. y J. están viendo a Pocoyo en la tele. Ayer llegué a dejar el coche y los equipos justo a tiempo para que Anniehall y los niños me recogieran y nos viniéramos a Ávila. Es curioso que después de cuatro noches sin dormir más que apenas unas horas el único que no durmiera en el viaje a Ávila fuera yo. También fue mejor así porque yo iba conduciendo. Esto me hace ver que aunque parece que el que pasa penalidades a la intemperie soy yo, Anniehall también termina agotada cuando tengo que irme. Me siento culpable por dejarla con todo el pastel. No es mi culpa porque soy un mandado y mi trabajo es ir, ver y medir, pero me siento culpable. Tal vez por eso siempre vuelvo a casa cargado de regalos para todos.
Este viaje no ha sido una excepción. He venido casi en plan Paco Martínez Soria llegando del pueblo a Madrid. Para que os hagáis una idea he traído de mi periplo trufas Martínez de Valencia (riquísimas), cinco kilos entre naranjas y mandarinas (riquísimas y mucho más baratas que en Madrid), una garrafa de cinco litros de aceite de Albacete (buenísimo y barato) y cuatro quesos de tres kilos y pico cada uno de Tembleque (riquísimos, pero no os creáis que todos son para mí... uno es para mis padres y otros dos para compañeros del trabajo). Además les compré a los niños unos conjuntos de pinturas y tampones de tinta de McQueen y de la Bella y la Bestia. Para colmo solucioné dos regalos de Navidad y compré un décimo de loteria en Valencia.
Lo de que Valencia es donde más se gasta de lotería por persona debe ser cierto porque había administraciones de lotería en cada esquina. Ya había estado en Valencia y no tuve mucho tiempo para dar vueltas por ahí, pero aproveché para pasear por el Mercado Central, que creo que es el más bonito y espectacular que he visto nunca, y para ver el Oceanográfico que me decepcionó bastante. Esperaba que fuera más espectacular. No está mal, pero le dan tanto bombo que me esperaba otra cosa. Acuarios parecidos hay en el Zoo de Madrid o en Faunia. El contacto con la ciudad de las artes y de las ciencias me ratifica en mi impresión a través de las imágenes que había visto. No me gusta nada ningún edificio. Me parecen feísimos. Moles de hormigón y azulejo sin alma.
De Albacete (el Nueva York de la Mancha) pude ver bastante poco, pero comí estupendamente y me tomé dos gintónics de Magaellan altamente recomendables. Creo que es la ciudad en la que he estado con más bares. Hay un bar, o dos, en cada esquina. Bares de tapas, de copas, restaurantes...
Respecto a las medidas, pues lo que se puede esperar. Descontrol, mala coordinación e incompetencia a partes iguales. Es lo que suele pasar cuando en las visitas de replanteo, en vez de replantear y ver que todo está en su sitio, se va a comer hasta que se hace de noche. Da mucha rabia que te convoquen a las nueve de la noche para medir dejándote sin cenar para enterarte de que hasta las once y media no vienen los que tienen que acompañarnos y hasta las dos y media de la noche no se empieza a medir. En fin, España.
En Albacete pasamos un frío pelón. Hacía frío y había humedad. Los equipos (ordenadores, registradores, etc.) estaban cuajados de condensación. En medio del páramo albaceteño (en la Gineta) tuvimos que medir la intensidad por los carriles. Para eso hay que poner una sonda alrededor de los carriles, las pusimos, pero nos tuvieron ahí esperando media hora para decirnos que las quitáramos hasta que pasaran tres trenes. Nos metimos en el coche, me alegré de tener mis mandarinas valencianas y esperamos hasta volver. Cuando volvimos el registrador se había quedado tan frío que no arrancaba. Finalmente medimos y pudimos volvernos a dormir un ratito.
Tengo que hacer mención al hotel de Valencia porque es el primero en el que he estado en el que las cortinas de la ventana no dejan pasar casi nada de luz. El de Albacete era todo lo contrario. Estaba diseñado de tal manera que la luz del sol siempre te daba en los ojos.
Hay más anécdotas, como uno que estaba borracho y no hacía más que tocarme el hombro, el pelo y llamarme canalla, pero eso mejor lo dejo para otro momento... ¡Canallas!
Annie tiene un chollo contigo.
ResponderEliminarI love Pocoyo!!!
I love Paco Martínez Soria!!!!
Que conste que hemos tenido a Annie entretenida con el mail eh...
ResponderEliminarah..y a mi el oceanográfico también me desilusionó.
Para comer en Albacete.." el callejón del gato".....
No creas, Diva. Ella cree que sí, pero es que vive engañada.
ResponderEliminarGracias, Moli, por entretenerla. En el callejón del gato es donde comimos. Nos soplaron 450€ por comer ocho. Así echamos menos de menos el no poder cenar... (me ha quedado una frase un poco extraña)
El oceanográfico está bien, pero lo ponen como la octava maravilla y... tampoco es eso. Me dieron mucha pena las belugas que estaban todo el rato con la cabeza en las rejas intentando salir.
¡Qué gozada volver a casa! Y qué bien los regalos, eres un detallista. A mí tampoco me gustó la ciudad de las artes y de las ciencias, ni el oceanográfico, aunque el resto de Valencia me pareció muy chulo.
ResponderEliminarDe las mediciones en sí no dices nada, me preocupa...
ResponderEliminarPero más me preocupa que vayas viendo más de cada cosa en cada ciudad, ¿no verías doble? Cuidado con la ginebra que la carga el diablo :)
Encantado de verte de vuelta.
Riquísimas las trufas, doy fe. Los cítricos todavía no los he catado. Y el queso es un viejo conocido muyyy recomendable.
ResponderEliminarDoctora, el resto de Valencia es bonito. Bueno, el centro. A donde nos llevan a medir no suelen ser sitios bonitos. Alfafar y Fuente de San Luis no son la alegría de la huerta.
ResponderEliminarAdemás había una temperatura muy agradable, casi 20 grados. Me extrañó que la gente estuviera en la terraza con estufas haciendo tan bueno.
Juanjo, de las mediciones no digo nada porque no puedo. Tengo contrato de confidencialidad, aunque puedes estar tranquilo.
El queso de tembleque es muy recomendable. Esta vez lo compré en la fábrica y nos atendió el quesero al que sacamos de su noble labor para que nos vendiera nueve quesos entre los cuatro que fuimos.
Valencia es una preciosidad. Estudié ahí dos años, en un palacio con patio del centro, y todo me gustaba.
ResponderEliminarLo que cuentas que está en el antiguo cauce del Turia lo he visto desde arriba y es una caca-la-vaca. El feísmo a la altura de los políticos gastones.
NáN, aunque no lo creas es un consuelo leer que la ciudad de las artes es un adefesio. A mí me lo parece y es cierto que las cosas que a uno le gustan pueden no gustarle a otro o sí, pero pensaba que a lo mejor era otra de esas cosas maravillosas actuales que me estaba perdiendo.
ResponderEliminarEl centro de Valencia con esos edificios tan adornados, semibarrocos, es muy bonito. La propia estación del Norte es una preciosidad. No creo que dijeras lo mismo de la nueva estación del AVE. Tenían intención de llevar el AVE a la estación del Norte, pero por cosas de crisis y así la han dejado un par de kilómetros más abajo. Se llama Joaquín Sorolla, pero no sé si Sorolla lo consideraría un homenaje o una afrenta. Más bien creo que lo segundo.
¿Así que lo de traer regalos es porque nos sentimos culpables?.
ResponderEliminarYo al oceanográfico fui andando desde el centro un día con 32 grados a la sombra, cuando llegué tenía tales ampollas en los pies que cogí un taxi y me volví al hotel....sin verlo.
El Guggenheim de Bilbao nos ha traído un gran mal al país: todos los políticos locales o autonómicos se han gastado una pasta inmensa en dejar unas obras monumentales que los recuerden. Pero lo han hecho porque sí, sin que hiciera falta, sin rigor y asesoramiento de los mejores. Lo importante es que fuera "grandioso". Es una onsecuencia de cuando nos creíamos que "España va bien" y el dinero fluía de las burbujas (y se perdía en las corrupciones).
ResponderEliminarHemos sido un país de horteras y es como los jarrones de bodas de amigos íntimos, que tienen que tener su sitio en la casa.
Eso va por cuenta de los políticos valencianos, pero la estación del AVE (que sin duda algún día veré, a pesar de los pesares, porque la tentación de en un día ir al ver el mar y comer una paella buena es muy fuerte) por desgracia acabaré viéndola y va por cuenta de "los otros".
La política, no podía ser de otra manera, es un reflejo de la vida. Y lo mismo que en nuestra vida hay momentos en que tiramos la casa por la ventana y lo hacemos en la ocasión justa, también la política debe hacerlo. ¡Pero solo en las ocasiones puntuales propicias!
Digo lo anterior al hilo de la belleza de las estaciones ferroviarias. Eran una cuestión de prestigio y se gastó mucho dinero en ellas, pero ahí están. Incluso las de los pueblos donde sí paraban los trenes son una preciosidad funcional.
De ahí me paso a algo muy discutido, pero con lo que estoy a favor: la T-4 de Madrid. Me parece una pasada de bonita, de cómoda y de funcional. Costó mucho dinero, cierto: pero es la puerta principal de la ciudad viniendo del extranjero. En mi opinión, merece la pena.
Además, qué casualidad, se la podemos poner en la cuenta de los dos partidos. Al estilo francés, que empiezan una gran obra los conservadores, con rigor, análisis y asesoramiento adecuado, a los 8 años la recogen los "rosas" y siguen con ella tal como estaba, y vuelve a unos y a otros, sin cambios sustanciales. Esa es la política hecha no para beneficio de los políticos, sino de la gente. Por eso Francia es una preciosidad.
Y al hilo de esto, una anécdota estupenda. En una cena en el Elíseo, Giscard cedió el puesto de honor a un literato. "Pero Presidente, ¿cómo voy a ocuparlo yo?". "Porque dentro de 100 años nadie se acordará de mí, pero los franceses seguirán leyendo su obra".
A esto lo llamo yo tener las cosas claras.
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ResponderEliminarLa estación del AVE de Valencia iba a ser temporal para llegar a tiempo de inaugurarla antes de las elecciones, pero se acabó el dinero y se va a quedar como definitiva. La puedes ver aquí. Son como unos barracones de obra inmensos.
ResponderEliminarRespecto al gastar dinero como si de verdad lo tuviéramos y la corrupción y demás no puedo estar más de acuerdo. Además se sigue haciendo. Nuestro alcalde se acaba de vender a sí mismo su participación en mercamadrid para disimular las cuentas, pero las deudas siguen estando ahí. Al final somos nosotros (no nosotros personalmente, pero la sociedad en su conjunto) los que lo permitimos.
Pseudosocióloga, menuda odisea!
ResponderEliminarEs que además la ciudad de las artes esta está bastante lejos del centro y llegar en transporte público no es nada fácil.
Me parece actual: un canto a la opacidad.
ResponderEliminarO sea, me parece un horror.
Quedé flipado con los gastos finales, creyendo qu eran para la estación. Menos mal que en el desglose vi que también se incluían los asuntos técnicos.
No, si esos gastos son la ampliación, vamos, los remates finales. Lo que haya costado la estación no lo sé, pero esos 20 millones de euros son para poner tres vías más y los cables y señales asociados, además de los andenes.
ResponderEliminarNo descartes que el Domingo aparezca en el programa de Iker un Albaceteño del más allá que jure haber visto extraterrestres en medio de la nada , comiendo naranjas y copiando los sistemas ferroviarios españoles para llevarlos al más allá (Blanco estaría muy satisfecho, después de Obama , los extraterrestres)
ResponderEliminarLa descripción de los ETs: Alto, con los pies grandes, devorando mandarinas con hojas...
Yo quiero que hagas un club gastronómico para hacerme miembro de honor.
ResponderEliminarY menos mal que sois gente responsable y hacéis las mediciones a pesar de los pesares, porque si no no sé si volvería a facturar a mi progenie en el Ave de media distancia, una vez al mes.
No es en absoluto descartable, Peter...
ResponderEliminarAmanita, pues nada, para la próxima haces el pedido correspondiente.
Pues vaya, yo que tenía la ciudad de las artes como algo que ver.
ResponderEliminarMe apunto al club gastronomico de amanita...
Me has matao con lo de las Belugas... con las ganas qeu tenía de verlo.
ResponderEliminarMe has matao con lo de las Belugas... con las ganas qeu tenía de verlo.
ResponderEliminarEl nueva York de La Mancha, me parto. La ciudad de las calles sin nombre es el Wisconsin de La Mancha.
ResponderEliminarMoli, me apunto el sitio de Albacete para comer, a ver si puedo ir el miércoles que estoy por allí ¿Alguna sugerencia para ver el Madrid-Barça en Cuenca?
Seguimiento
ResponderEliminarSheldon..¿ Cuenca un lunes? Vas a flipar....aquello es un desierto. Para ver el partido ni idea..para comer...mmm..a ver si me acuerdo del nombre..creo que es algo como Mesón Casas Colgadas o algo así...o el parador que mola mucho.
ResponderEliminarEl sitio de Albacete es muy recomendable, Sheldon. Ahora, no hagas caso del camarero y no pidas setas. Nos clavaron 40€ por cada ración de setas cuando la de jamón ibérico (muy bueno) iba por 20.
ResponderEliminarND..yo es que de precios allí ni idea. Fui con Jefe Supremo y una panda de importantes y por supuesto iba a cartera quieta...pero se come de lujo.
ResponderEliminarSí, sí, si nuestra comida tampoco la pagamos nosotros. Bueno, la pagamos nosotros, pero no con nuestro dinero. Simplemente matizo que nos la clavaron miserablemente porque las setas estaban muy ricas, pero comparar un plato de níscalos con una ración de jamón del bueno... Si Sheldon va con cargo a otro bolsillo que no sea el suyo le recomiendo las setas, si no, no.
ResponderEliminarMuchas gracias por las recomendaciones, me temo que solo tengo esta noche porque de día solo me da tiempo a comer en un sitio de menú rápido.
ResponderEliminarSi me puedo escapar pronto intento Parador o Casas Colgantes, pero lo veo chungo.
Esta noche tampoco tenemos mucho presupuesto y con el partido creo que vamos a optar por hincharnos a cervezas en el primer bar que veamos.
ufff, pues al final no estaba tan desierto. Estuvimos en un bar lleno de gente y acabamos yéndonos de copas con el camarero y unos amigos suyos. Creo que llegamos sobre las 3 ó las 4 de la mañana.
ResponderEliminarMe lo pasé muy bien (a pesar del resultado del partido), pero tengo una de las peores resacas de los últimos tiempos (exactamente la segunda peor de este año).
Hoy hemos comido cutremenú, no ha habido otra posibilidad.
Sheldon...si tu resaca se parece minimamente a la que tuve yo el lunes que salí por Cuenca y me acosté a las mil...lo siento por ti.
ResponderEliminarSe me ponen los pelos de punta solo de acordarme.
Es que el gintónic tiene muy mala resaca y ya si mezclamos, pues ni te cuento. (Es un poco por la envidia)
ResponderEliminar¿El Gin Tonic da mala resaca? Me parece que no tomo los suficientes, voy a tener que subir la dosis... Lo que haga falta en mi búsqueda de La Verdad.
ResponderEliminar¡El Callejón de los Gatos de Albacete está genial! Quizá el precio no tanto, pero, ¡qué jamón y qué carne!
ResponderEliminarY el gintonic en la Ronería que está al lado, también estupendo. Había una fiesta brutal para ser un miércoles. Costó tomar sólo una, pero todavía duraba la resaca de Cuenca.
Lo dicho, genial, muchas gracias ND y Moli por las recomendaciones.
Pues me alegro de que te gustaran. Lo del jamón ya te lo dije. El sitio de gintónics estaba con bastante gente un jueves a las 5 de la tarde, así que supongo que por la noche estaría hasta arriba. Albacete es la ciudad con más bares y restaurantes per cápita que conozco.
ResponderEliminarSheldon..me alegro que te haya gustado.
ResponderEliminarEn Albacete recuerdo también unas resacas monumentales...creo que solo me queda la ciudad de las calles sin nombre por bautizar con mi resaca.
Si venis a la ciudad imperial..tengo un millón de recomendaciones.
Moli, estuve en la ciudad imperial, pero no hice noche. Tomo el testigo y la próxima vez te preguntaré, no lo dudes.
ResponderEliminarEl bautizo de resaca en la ciudad de las calles sin nombre es imprescindible (yo me he bautizado aquí ya unas cuantas veces). No esperes muchos sitios estupendos, pero, al menos, hay uno donde se come bien y otro donde ponen unos gintonics de nota. Ya estás tardando.